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Los ecologistas reclaman mayor protección del arbolado urbano

La asociación Ansar critica la tala de pinos en Bruno Solano. Los vecinos y los responsables de la obra se reunirán este jueves.

Uno de los pinos aún en pie
Uno de los pinos aún en pie
José Miguel Marco

Este jueves es el día clave para conocer la suerte de los últimos supervivientes arbóreos de la calle de Bruno Solano. Los vecinos, que vieron cómo por sorpresa se talaban seis de los ocho pinos del entorno, se reunirán con representantes municipales para abordar cómo continuar con las obras de peatonalización de la vía y decidir si los dos pinos que siguen en pie sobreviven la reforma o son víctimas de las motosierras.

En cualquier caso, los residentes en Bruno Solano y varias familias del colegio de Basilio Paraíso han encontrado el apoyo de las asociaciones ecologistas que reclaman una mayor protección del arbolado urbano y recuerdan que las talas deberían ser siempre el último recurso. La Asociación Naturalista de Aragón (Ansar) y el colectivo Amigos de la Tierra criticaron que los vecinos no recibieran información alguna sobre la tala y lamentaron el “incumplimiento permanente de las ordenanzas de zonas verdes”. Los ecologistas reivindican que el arbolado “mejora la calidad del aire, amortigua el ruido y corrige la contaminación”, explican, al tiempo que defienden que la tala “debe ser siempre la última opción y, si al final es indispensable por motivos de seguridad, debería informarse a los vecinos de las calles afectadas”, añaden.

De momento, a los árboles supervivientes les han retirado los carteles reivindicativos que habían colocado los niños pero hasta mañana no se espera una resolución definitiva, si bien el Consistorio ya ha asegurado que se plantarán ejemplares nuevos. Fueron un puñado de vecinos los que el pasado viernes evitaron que se retiraran los dos pinos que siguen en pie y a primera hora de la mañana se abrazaron los árboles y pidieron explicaciones a los operarios de Parques y Jardines que llegaban dispuestos a arramblar con ellos, dado que interferían en las obras de peatonalización de la calle. Las entidades naturalistas insisten en que “el árbol urbano no debe ser contemplado únicamente como un elemento adicional de los proyectos urbanísticos, sino que debe estar integrado en los mismos” y citan como mal ejemplo lo sucedido recientemente –también con protesta vecinal– con la construcción del parquin junto a la plaza de los Sitios. No obstante, en el deber municipal más sangrante figura la tala de cerca de un centenar de plátanos de sombra con motivo de las obras del tranvía y, también, el hecho de que se hayan perdido un tercio de los árboles catalogados como singulares en los últimos quince años.

“A pesar del consenso teórico y del marco legal existente, el árbol urbano es una víctima permanente del urbanismo”, afirman desde Ansar, donde consideran necesario crear protocolos de actuación para las empresas y los servicios que trabajen en la calle.

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