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Más peñistas en la plaza y un chupinazo limpio abren San Roque en Calatayud

La seguridad y los controles en la plaza evitaron las escenas con huevos y harina de años previos.

El alcalde de Calatayud, José Manuel Aranda, junto a Antonio Serrano, Peñista del Año.
Más peñistas en la plaza y un chupinazo limpio abren San Roque en Calatayud
Jesús Macipe

Después de una noche previa de casi fiesta, la primera con las peñas abiertas, con movimiento en las barras de bar y con la música sonando, Calatayud se entregó ayer por la tarde a los días más ruidosos, más gamberros, más alegres y más divertidos.


Hasta el próximo domingo, esta ciudad celebra sus festejos más populares. Ya ha llegado San Roque, la fiesta de las peñas, con las que también colabora el Ayuntamiento. Unas celebraciones que siente cada año y nunca se pierde Antonio Serrano Faradués. Lo llaman con cariño, afecto y respeto Chano. Su indumentaria en estos cuatro días y desde que era casi un chaval es la misma: pantalón blanco y camisa naranja, la de La Unión, su peña. Pero la ha cambiado este año. En los días previos al chupinazo, se le hacía entrega de otra camisa que lleva más color y es diferente a las demás. De hecho es única, porque está tejida con el ‘sentimiento peñista’, ese que nace y conservan los que entienden, esperan y por nada del mundo se pierden estas celebraciones.El ‘Peñista del año’

Antonio Serrano es el Peñista del Año. Como él dice, esto sucede "una vez en la vida", y no todos tienen opción. Porque no todas las personas participan en estos actos y en sus preparativos con la misma ilusión, entrega y dedicación. Un empeño que él ha conservado como peñista, directivo de La Unión y de Interpeñas y que le ha valido este reconocimiento que conlleva algunos privilegios a modo de recompensa.


Prender el chupinazo y dirigirse a todos los que aguardan ese momento, en el que la plaza de España vibra por la emoción, es uno de esos premios intangibles. El primer reconocimiento que Serrano va a recibir este San Roque, especial y diferente a todos los que ha vivido, y han sido ya 45 ediciones. "Hemos pasado por etapas buenas y por otras menos buenas, así que viendo a las peñas desde el balcón y recordando esos momentos de convivencia y de pelear por la fiesta se me pone la carne de gallina y me falta saliva para hablar", comentaba el hombre emocionado.


Serrano afirma no ver la manera de desligarse de esta celebración y vivir el colofón de un peñista. "Me gusta mucho San Roque, me gustan las fiestas y mi pueblo", aseveró. Había un objetivo claro en el despegue de esta locura: que la plaza estuviera llena, pero de peñistas. No de huevos, harina, tomate y otros productos que desde hace ya unos años dejaban solos en el centro a quienes los lanzaban y llevaban hacía los extremos al resto. Ayer se vieron menos vacíos. Había más seguridad y control en cada uno de los accesos a la plaza.


"Creo que se ha conseguido", comentaba Francisco Herrero, presidente de Interpeñas, que recibió felicitaciones por ello. "Es el trabajo de todo el mundo, de los presidentes, de mi junta directiva… y hay que felicitar también a los peñistas porque venían mentalizados de que queríamos un chupinazo limpio".

Unas 4.300 fueron las personas que pagaron su entrada para las peñas el año pasado, una cifra que será prácticamente la misma este 2015.

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