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TRIBUNALES

Tres médicos y una matrona, juzgados por una presunta imprudencia

Los padres de un niño que nació con parálisis cerebral acusan a los ginecólogos y a la comadrona de no actuar bien en el parto.

Tres ginecólogos y una matrona del Hospital Miguel Servet fueron juzgados ayer acusados de causar lesiones a un feto por presunta imprudencia profesional. El letrado Rubén Múgica, en representación de los padres de un niño que ahora tiene cuatro años, solicita quince fines de semana de arresto para cada uno de ellos y 18 meses de inhabilitación especial para ejercer su trabajo porque considera que su actuación imprudente fue la causa de que el hijo de la pareja sufra una parálisis cerebral.


Sin embargo, ni el fiscal ni el abogado de los cuatro profesionales, Jesús García Huici, comparten esa opinión y piden la absolución al entender que la enfermedad del niño no tuvo nada que ver con la cesárea que se practicó a la mujer.


La madre, Marta B., ingresó el 24 de febrero de 2004 en Maternidad enviada por su tocólogo ya que llevaba fuera de cuentas una semana. En la mañana del día 25, se le monitorizó, se le puso un gotero y sobre las 11.00 se le administró anestesia epidural. Alrededor de las 12.00, tuvo una braquicardia, algo que, según explicaron los ginecólogos y la matrona, no es inusual. Este cambio de frecuencia cardiaca del feto se solucionó dando oxígeno a la madre -que ya no le quitaron en todo el día, según declaró- y cerrando el suministro de oxitocina que se les proporciona a las mujeres para inducir el parto, según explicó la matrona, que fue quien atendió a la madre desde las 10.00 que entró de guardia.


Los ginecólogos -dos adjuntos y una residente de segundo año- comenzaron su turno a las 14.30. Tras revisar los informes que les entregaron, siguieron la pauta normal con la paciente. Los problemas comenzaron sobre las 17.50, cuando los padres detectaron que el monitor daba una señal "plana", lo que los médicos llaman una "disminución de la variabilidad". La mujer explicó que avisó a la matrona, quien primero movió las cintas con sensores que llevaba colocadas y le cambió de postura. Como no se recuperaba la señal, volvieron a llamar a la matrona y al rato -45 minutos- le administraron glucosa en el gotero. Poco después, al no haber ningún cambio, decidieron hacerle una cesárea urgente. El niño nació con un caput o cefalohematoma demasiado grande. Relataron que les extrañó ya que los cefalohematomas son normales en partos con fórceps o ventosas, pero no en cesáreas. El niño fue entregado a los pediatras y, en principio, todo fue normal. Pero 24 horas después se descubrió que sufría una parálisis cerebral. Los padres sostienen que todo el tiempo que estuvo el monitor dando una señal plana fue un tiempo perdido y que se debería haber actuado antes.


Sin embargo, los tres médicos y la matrona defendieron que su praxis fue la adecuada. Explicaron que cuando se produce una disminución de la variabilidad se hace una serie de maniobras -oxígeno, glucosa, cambio de posición y tacto vaginal- y, si no se recupera el ciclo, se efectúa una cesárea, como hicieron. Tras una sesión de seis horas y media, el juicio continuará en los próximos días.