Colabora en Teruel con una estafa por Internet a cambio de 40 euros y ahora le toca pagar 3.000

La Audiencia Provincial de Teruel condena a un hombre vecino de una localidad de Cataluña, Jorge L. A. S., a devolver a una mujer de Teruel los 3.000 euros que esta perdió al ser víctima de una estafa por Internet. De no resarcir económicamente a la perjudicada, el acusado tendrá que cumplir seis meses de cárcel.

La pena ha sido acordada después de que Jorge L. A. S., por vía telemática, haya reconocido este martes ante los jueces de la Audiencia de Teruel y el Ministerio Fiscal que fue cómplice de un desfalco cibernético. El procesado abrió una cuenta corriente en el banco y la cedió, a cambio de 40 euros, a desconocidos que la utilizaron para hacer circular por ella dinero sustraído ilícitamente, evitando así ser identificados.

Se trata de una sentencia de conformidad que supone una importante rebaja respecto a la pena solicitada inicialmente para el procesado por el fiscal, quien pidió que Jorge L. A. S. fuera condenado a tres años de prisión por blanqueo de capitales.

La mujer a la que le fueron sustraídos los 3.000 euros ha explicado que el robo se produjo hace un año aproximadamente. Ella se percató, de repente, de que su teléfono móvil había dejado de funcionar. Al sospechar que podía estar siendo víctima de un robo por Internet, contactó con su banco, quien le confirmó que le habían sido sustraídos 3.000 euros mediante una transferencia y varios 'Bizum'.

Duplicaron su tarjeta

El paso siguiente de la víctima fue llamar a su compañía telefónica, la cual, tras recabar datos, le comunicó que alguien había hecho días atrás un duplicado de su tarjeta. Según la mujer, la empresa de telefonía se ha comprometido a indemnizarle con 600 euros por no haber cuidado bien de su tarjeta del teléfono móvil.

El fiscal de la Audiencia de Teruel encargado del caso y experto en delitos cibernéticos, Ángel Julián, ha advertido de que, mediante el duplicado de la tarjeta del teléfono móvil, los delincuentes logran que los mensajes del banco de la víctima les lleguen directamente a ellos, con lo que obtienen información de todos los movimientos económicos del titular de la cuenta bancaria. Además, la copia de la tarjeta les permite sustraer dinero del propietario.