Los nuevos regadíos destinados a la truficultura en Sarrión iniciaron el riego en pruebas el pasado mes de mayo. El agua empieza a llegar a las parcelas después de 22 años de trámites y gestiones, como señaló ayer el presidente de la comunidad de regantes, Manuel Doñate. La zona regable, que se extiende por 951 hectáreas, permitirá asegurar y homogeneizar las cosechas de trufa negra, el principal pilar económico de la localidad.

El riego se realiza para ensayar las instalaciones de almacenamiento y distribución de agua que han supuesto una inversión de 18 millones de euros, de los cuales los usuarios aportan la mayor parte. Las pruebas, que se realizan parcela a parcela, sirven para detectar problemas en la red y repararlos. Según una fuente del Servicio Provincial de Agricultura, a finales de julio se podría completar la fase de pruebas en toda la zona regable.

Doñate se muestra más escéptico sobre la finalización de los ensayos, aunque manifiesta su convicción de que el riego se pueda utilizar para asegurar la cosecha en la siguiente campaña trufera, el próximo invierno. En caso contrario, la situación sería insostenible para los regantes, según advirtió el presidente de la comunidad de riegos.

Una de las últimas obras pendientes es la conexión eléctrica del regadío, que a falta de enganche con la red de distribución utiliza actualmente grupos electrógenos para el bombero e impulsión de caudales. El agua para regar se obtiene de pozos y se distribuye por una red de 400 kilómetros de tuberías a más de 1.000 parcelas.

Recientemente, el Departamento de Industria autorizó la construcción de la línea eléctrica que abastecerá al regadío, aunque su entrada en servicio no tiene fecha todavía. El proyecto comportará una inversión de 252.521 euros y discurre por los municipios de Sarrión y Albentosa.

Mientras tanto, los regantes utilizan grupos electrógenos, pero su coste triplica al de la electricidad procedente de la red de distribución. Manuel Doñate explicó que la ejecución de la conexión eléctrica se realiza «a contrarreloj» para ahorrar costes energéticos.