La zona de acampada de la Vaquilla ha cerrado este domingo sus puertas tras dos días de intensa actividad en los que ha acogido a 2.350 campistas llegados del resto de Aragón y de las comunidades vecinas para disfrutar de las fiestas. Desde la organización del servicio señalan que la afluencia fue ligeramente inferior a la de 2023 y ha estado marcada por la fuerte tormenta registrada el sábado, que inundó tiendas de campaña, llenó de barro la explanada disponible y arrancó por los aires algunas de las tiendas de campaña.

El jefe de seguridad de la zona de acampada, Rafael Vila, indica que algunas tiendas terminaron tan dañadas por la tromba de agua y el viento que algunos de los campistas "prefirieron dormir en los coches".

La mayor parte de los usuarios del camping procedieron de Zaragoza y de la Comunidad Valenciana. Marcos García llegó desde la capital aragonesa en tren para vivir su segunda Vaquilla. A su juicio, el servicio de duchas de la acampada mejoró respecto a 2023, pero faltan lugares de sombra y fuentes. "A las 12 de la mañana, esto era un horno", se lamenta. Critica también la subida del precio, que ha pasado de seis a 12 euros por persona, el doble que el año pasado.

García destaca el buen ambiente imperante en el camping, "donde unos ayudan a los otros en caso de apuro" y también ve el lado bueno de la lluvia que inundó las tiendas. "Se agradeció por la tarde, porque refrescó el ambiente durante la puesta del pañuelo al Torico", afirma. 

Laura Bueno y Carlos Huerta, llegados también desde Zaragoza para vivir su primera Vaquilla, consideran por su parte que el servicio de acampada ha estado "bien organizado"

Helena Morales, de Valencia, cree que convendría habilitar más puntos de agua, porque los dos grifos disponibles "han estado con largas colas todo el tiempo". Esta valenciana, habitual en la Vaquilla desde hace años, recuerda como el peor momento de su estancia en el área de acampada la tormenta del sábado, que "llenó de agua las tiendas y lo dejó todo empapado". 

Morales cargaba este domingo con su tienda plegable mientras se dirigía a la salida. Explica que tiene que trabajar mañana, lunes, y se ha tenido que marchar sin exprimir el último día de fiestas.