Teruel

fiestas del ángel

Chema López: "Durante la Vaquilla el conservadurismo de Teruel salta por los aires"

El periodista acaba de publicar un libro dedicado a repasar la historia reciente de las fiestas más populosas de la ciudad.

El periodista Chema López, autor de un libro sobre las fiestas de la Vaquilla de Teruel, posa en la plaza de la Catedral.
Antonio García

El periodista Chema López Juderías se lanza a la literatura con “La Vaquilla es nuestra”, una crónica en primera persona que recoge los recuerdos de más de cuatro décadas de celebración de la fiesta más popular de Teruel. Publica el volumen el mismo año en el que diseña el cartel anunciador de los festejos tras ganar el concurso convocado por el Ayuntamiento al efecto. 

López Juderías suscribe una visión que podría ser la de cualquier persona que haya vivido la Vaquilla, que haya gritado con el toque del Campanico, que se haya emocionado mientras el Torico recibía su pañuelo rojo, que se haya puesto a correr delante de los toros ensogados, o que haya llegado a su casa desde la peña con la camiseta roja (antes de un impoluto blanco) por el vino.

¿Por qué “La Vaquilla es nuestra”?

Lo que hago es parafrasear a Ricardo Eced, el primer alcalde de la democracia de Teruel y un personaje clave para el desarrollo de La Vaquilla. Todos le recordamos enfervorizado subido a la barandilla del balcón del ayuntamiento mientras gritaba: “¡Vaquilleros, vaquilleras, viva Teruel, viva La Vaquilla! ¡La Vaquilla es vuestra! Yo le he dado la vuelta para decir que La Vaquilla es nuestra, que es una fiesta de todos.

¿Cómo surge la idea de escribir este libro?

Hace ya algunos años se me ocurrió escribir este libro, pero por temas laborales era imposible sentarme a escribir, no tenía la cabeza en su sitio para afrontar un proyecto como este. Este año, por diferentes circunstancias, he tenido el tiempo suficiente. Empecé en febrero, aunque es verdad que muchas ideas ya me bullían en la cabeza.

Son 40 años de los recuerdos de Chema López Juderías en La Vaquilla.

Si, aunque el proyecto era diferente cuando empecé a plantear este libro. Lo que me planteé es hablar con mucha gente, con muchos vaquilleros míticos para que me contaran anécdotas y cruzar sus vivencias con las mías propias. Pero me di cuenta de que tengo 52 años y siempre he estado en la Vaquilla, por lo que tenía muchísimas vivencias y recuerdos personales. Así que decidí que iba a ser una cosa mucho más personal, un viaje por las últimas 4 décadas de la Vaquilla en primera persona.

¿Qué vamos a poder encontrar en “La vaquilla es nuestra”?

He intentado que sea muy similar a la fiesta: divertido, entretenido, emocionante en algunos momentos, triste también, un poco surrealista y un poco transgresor. Hay recuerdos, pero también hay ficción, relatos entremezclados en los capítulos, vivencias personales y vivencias de otras personas.

¿Cómo explicar qué es la Vaquilla a alguien que no la conoce?

La Vaquilla es una fiesta completamente diferente a todas las demás, primero porque son solo dos días y medio, con lo cual hay una intensidad que se vive en pocos sitios. Es una fiesta en la calle, abierta, participativa, integradora, en la que cualquier persona que venga de fuera se siente como en casa. Y es lo que he intentado es transmitir ese espíritu al libro. En la Vaquilla no hay término medio, estás o no estás. Hay otras fiestas que duran una semana y las tiendas y los comercios abren y los funcionarios van a trabajar. Aquí no, aquí se para absolutamente todo. O estás en la fiesta o te tienes que ir o te tienes que quedar en casa, porque no hay manera de hacer otra cosa que no sea participar en la Vaquilla.

Entre las vaquillas, aparece como destacada una en la que hizo especialmente frío.

Sí, yo creo que esa es una Vaquilla muy especial para los turolenses, todos la recordamos, la temperatura mínima fue de 4 grados. También tengo muy presente la Vaquilla de Miguel Ángel Blanco, porque además el Campanico y la colocación del pañuelo coincidieron con las primeras noticias de que los terroristas le habían disparado. Estaba clínicamente muerto, pero todavía no estaba muerto, y había un ambiente muy emocionante en torno a la fiesta, muy emocionante, muy duro.

Alrededor de la Vaquilla también se han creado frases recurrentes que se repiten todos los años.

Si, la que dice que se triplica la población de la ciudad, que es un dato que algún periodista algún día dijo, que se da por hecho pero nunca hemos confirmado. También la que afirma cada año que esa edición ha venido menos gente, que a mí me hace mucha gracia, porque es imposible controlar la cantidad de gente que nos visita.

¿Qué tiene la Vaquilla que no tengan otras fiestas?

Creo que da una imagen de nuestra ciudad impresionante. Nosotros vivimos en una sociedad, como una ciudad pequeña que somos, bastante conservadora. Pero durante tres días al año todo ese conservadurismo salta por los aires, nos igualamos todos y tenemos relación con todo el mundo.

¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de la Vaquilla?

Con mi padre. A los hijos más pequeños nos bajaba a la plaza del Torico el lunes con el toro ensogado. Nos bajaba a sus hombros, cuando el toro no estaba en la plaza, y cuando se veía que el toro ya bajaba, nos subía al balcón de mis tíos.