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ganadería

El único rebaño de reses bravas trashumantes llega a Frías tras recorrer 500 kilómetros a pata

El viaje desde Jaén de 400 cabezas de ganado escoltadas por cinco vaqueros a caballo ha durado 25 días.

Un vaquero conduce a su caballo junto al rebaño de reses bravas en la Cañada del Cubillo, última parada antes del destino en Frías.
Un vaquero conduce a su caballo junto al rebaño de reses bravas en la Cañada del Cubillo, última parada antes del destino en Frías.
Antonio Garcia/Bykofoto

El último rebaño de ganado bravo trashumante, el de Alicia Chico, ha completado este viernes el viaje de regreso desde Vilches (Jaén) para pasar el verano en Frías de Albarracín después de recorrer 500 kilómetros a pie durante 25 días. Cuatrocientas cabezas de vacuno han llegado a una finca del Valle del Cabriel para huir del calor extremo de Andalucía y aprovechar los pastos de la Sierra de Albarracín. El caminó, que se inició el pasado 28 de mayo, ha terminado también para los cinco vaqueros que han escoltado a la manada hasta su destino, cuatro de ellos montados a caballo y uno en un coche de apoyo.

La llegada de las vacas y los terneros –la mayoría de los machos llegarán en los próximos días en camiones– ha sido presenciada por numerosos curiosos que se han asentado en los márgenes de la Cañada Real Conquense para ver el regreso del ganado, que ha seguido la misma ruta trashumante que se utiliza desde al menos hace 2.500 años, como han confirmado recientes descubrimientos arqueológicos en Bronchales.

400 cabezas de ganado escoltadas por cinco vaqueros a caballo han recorrido 500 kilómetros a pata durante 25 días.
400 cabezas de ganado escoltadas por cinco vaqueros a caballo han recorrido 500 kilómetros a pata durante 25 días.

El mayoral encargado del rebaño, Tomás González, explica que el largo camino de regreso a las tierras más altas de la Sierra de Albarracín se ha visto favorecido por la presencia de pastos abundantes gracias a las lluvias caídas. Pero abrevar el ganado ha sido más complicado. "En Castilla-La Mancha se han portado como unos señores y nos han llevado agua con los camiones cisterna de los bomberos", indica el pastor.

El mayoral manifiesta más dudas sobre la calidad del pasto en el Valle del Cabriel, aunque todavía confía en que, con las últimas lluvias, la hierba "tirará" con fuerza para alimentar al ganado.

Un grupo de curiosos observa al ganado trashumante poco antes de entrar en la provincia de Teruel.
Un grupo de curiosos observa al ganado trashumante poco antes de entrar en la provincia de Teruel.
Antonio Garcia/Bykofoto

La llegada de los animales ha sido contemplada por decenas de curiosos en la Cañada del Cubillo, un extenso prado situado en la confluencia de las provincias de Cuenca y Teruel. Entre los espectadores, ha estado Sagrario Pérez, de Terriente. Explica que conocía a la propietaria del ganado, la malograda Alicia Chico, y cada año acude a ver la llegada del rebaño a los pastos de verano. "Hemos ido a verlo al barranco del Judío, donde los animales suben unas cuestas espectaculares", cuenta.

Junto a Pérez, ha contemplado la última parada del rebaño antes de llegar a Teruel Dora Gómez, esposa de uno de los vaqueros que conducían el rebaño, Ramón Puig. Ha relatado que su marido es muy aficionado a los toros, "pero en el campo, no en las plazas", y debido a la relación previa con Alicia Chico se decidió a participar el traslado a través de la Cañada Real. Lleva ya seis años como vaquero del ganado bravo trashumante.

Otro de los vaqueros a las órdenes de Tomás González ha sido Juan José Barrera, de Noguera de Albarracín. Aunque su oficio habitual es el de albañil, decidió participar en la expedición de ida y vuelta a Jaén, un mes de caminata en cada sentido viviendo a la intemperie y durmiendo en tiendas de campaña. Aunque asegura que es capaz "de dormir en cualquier lado", reconoce que completar el viaje de 500 kilómetros ha sido "duro" en su primera ruta trashumante completa, No sabe si repetirá la experiencia, aunque le gustaría, porque lo hace, asegura, "por capricho".

La dificultad de encontrar personal cualificado y los altos costes del viaje son algunos de los principales inconvenientes para mantener la trashumancia, como indica el mayoral, que demanda ayudas públicas para mantener una actividad calificada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

A pesar de sus 25 días de trote a través de Jaén, Ciudad Real, Cuenca y Teruel y de vida al raso, asegura que "el cansancio no se nota, quizá por los ánimos que da estar cerca del destino o porque el trabajo curte". Reconoció, no obstante, que tenía "ganas de ver a la familia" tras un mes de ausencia del hogar.

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