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Brazos del Matarraña en busca del tesoro del monasterio de Poblet

El político Carlos Montañés, oriundo de Mazaleón, recurrió en 1928 a campesinos de Valderrobres para excavar en la famosa abadía catalana en busca de riquezas y documentos ocultos que nunca aparecieron.

El monasterio de Poblet (Tarragona) fue panteón real de Aragón en los siglos XIV y XV y es Patrimonio de la Humanidad desde 1991.
El monasterio de Poblet (Tarragona) fue panteón real de Aragón en los siglos XIV y XV y es Patrimonio de la Humanidad desde 1991.
P. Etura

Un antiguo monasterio abandonado, un tesoro oculto dejado por los monjes, un parapsicólogo de origen exótico y una conspiración para apoderarse de misteriosos documentos y riquezas. Una serie de ingredientes propios de una novela de Dan Brown que se reúnen en torno a la búsqueda del supuesto tesoro de Poblet (Tarragona) llevada a cabo en 1928 por el político e ingeniero oriundo de Mazaleón Carlos Montañés. Para sus exploraciones contó con la ayuda de campesinos de Valderrobres, utilizados como mano de obra para excavar pozos y minas.

El historiador Joaquim Monclús presentaba a finales de 2023 ‘Carlos E. Montañés. Catalán y aragonés, un personaje fundamental en la construcción de la España moderna’, una documentada biografía sobre el personaje en la que detallaba su rocambolesca búsqueda del tesoro y de unos misteriosos documentos anejos ocultos en el monasterio de Poblet, una abadía medieval declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que fue panteón de los reyes de Aragón. Según Monclús, un amigo vidente puso al político del Matarraña sobre la pista de las fabulosas riquezas enterradas.

Más recientemente, fue el historiador Enrique Puch, de Valderrobres, quien en su labor de rastreo por las hemerotecas localizó una referencia expresa a la participación de "campesinos hoscos y callados" de la capital del Matarraña en la alocada empresa de Montañés.

La leyenda sobre la ocultación de un fabuloso tesoro por los monjes de Poblet se remonta al abandono de la abadía con motivo de la Desamortización de Mendizábal en 1835. Se extiende a partir de entonces el rumor sobre la presencia del codiciado acopio de riquezas que, supuestamente, los frailes ocultaron al partir. La existencia de unos documentos contemporáneos acreditaría la veracidad del relato.

Un acta del Patronato del Monasterio de Poblet del 6 de marzo de 1931 certifica esta estrambótica creencia y su secuela de buscadores de tesoros, que no repararán en penetrar con sus túneles y pozos en el propio monumento. Los miembros del Patronato solicitan el apoyo del Gobierno para "proteger el famoso monasterio" frente a "los más tenaces buscadores del supuesto tesoro" y en especial de la compañía denominada "Los Tres Amigos", de la que forman parte tres barceloneses bien conectados con el poder, entre ellos un zahorí de origen alemán llamado Otto Ebert al que también recurrió Montañés.

El informe considera particularmente "insólita y lamentable" la campaña de prospecciones desarrollada por Carlos Montañés y sus socios, autorizada y promovida desde el propio aparato del Estado. Participaron en la intentona el capitán general de Cataluña, Emilio Barrera; el presidente de la Diputación Provincial de Barcelona, el conde de Montseny; el gobernador civil de Tarragona, Maximiliano Soler; un coronel del Cuerpo de Ingenieros, Gil Clemente; y el propio Montañés. Todos ellos empeñados en localizar el "soñado tesoro".

Carlos Montañés
Carlos Montañés
H. A.

En el contexto de esta búsqueda ‘oficial’, Carlos Montañés, que fue diputado en las Cortes por el Distrito de Valderrobres de 1916 a 1923, recurrió a los obreros de la cabecera del Matarraña como excavadores de túneles y zanjas en busca de las codiciadas riquezas. Montañés sabía que nadie le iba a parar los pies. Gozó de la amistad del monarca Alfonso XIII, fue el hombre fuerte de la empresa La Canadiense de la capital catalana y gobernador civil de Barcelona, entre otros cargos de relumbrón.

Según una información del diario de Tarragona ‘La Voz de la Provincia’ del 24 de enero de 1931 localizada por Enrique Puch y que firma E. Barragán -exsecretario de la Comisión Provincial de Monumentos-, tras la intervención de militares del Cuerpo de Ingenieros, llegó el turno de los "campesinos" de Valderrobres. Los valderrobrenses, "como topos diligentes y tenaces, socavaron bajo las losas del umbral de la iglesia mayor del claustro, arañando, arañando, sumisos, sin intranquilidades, sin idea clara de su misión. Igual hubieran llegado por aquel camino a las antípodas. Cavar, cavar, cavar…"

El informe del Patronato del Monasterio señala que la operación liderada por el exdiputado de Valderrobres contó con la protección de la Guardia Civil y de los Mossos d’Esquadra. El cenobio quedó cerrado al público durante días para facilitar la apertura de "calicatas y sondeos en el trasaltar de la iglesia mayor para descubrir el tesoro que, naturalmente, no fue habido". Las excavaciones se prolongaron durante varias jornadas sin resultado, aunque, antes de abandonar la empresa, los promotores recurrieron, según el Patronato, "a los conocimientos cabalísticos" del misterioso Otto Ebert.

Joaquim Monclús no está tan convencido como el Patronato del Monasterio de que la campaña de excavación de Carlos Montañés no diera ningún fruto. Afirma que Montañés se llevó los codiciados documentos que acompañaban el acopio de joyas y oro y que eran lo que "realmente" anhelaba. Fuera cual fuera el resultado de la búsqueda, Monclús opina que se trata de una historia que podría servir de argumento a un espectacular "filme de Hollywood". 

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