Teruel
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Un catálogo reúne las conducciones de agua subterráneas más monumentales de la provincia de Teruel

El Centro de Estudios Espeleológicos inventaría desde hace dos años túneles y minas, a veces muy poco conocidos. El proyecto abarca desde el acueducto romano de Gea hasta un canal del siglo XX en Gúdar

Un espeleólogo observa el túnel de Herbers, que discurre por el subsuelo de La Iglesuela del Cid.
Un espeleólogo observa el túnel de Herbers, que discurre por el subsuelo de La Iglesuela del Cid.
CEET

Un barranco cubierto por una bóveda de mampostería en La Iglesuela del Cid tan alta que permite andar de pie por su interior, un acueducto de medio kilómetro construido por Pierres Vedel en el siglo XVI para llevar agua a Celadas, un caño medieval que discurre bajo las calles de Montalbán y al que se abren bodegas monumentales o una canalización renacentista de 300 metros para abastecer a Valdealgorfa. Son algunas de las 40 conducciones subterráneas de agua que ha catalogado el Centro de Estudios Espeleológicos Turolenses (CEET) de Montalbán y que ampliará hasta abarcar toda la provincia y superar el centenar de minas, canales y túneles, según las previsiones de los promotores de la iniciativa.

El proyecto para inventariar todas las condiciones de agua monumentales de la provincia echó a andar hace dos años y se prolongará todavía durante todo 2024 con la previsión de alumbrar una publicación en 2025 bajo el título revelador de ‘El agua invisible’. Aunque el libro recogerá unos 40 túneles y minas, el catálogo duplicara esta cifra, como poco, según indicó el vicepresidente del CEET y uno de los autores, Juan Carlos Gordillo.

Los promotores conocían media docena de conducciones subterráneas de agua, pero la investigación sobre el terreno les ha "sorprendido" por la abundancia, diversidad y monumentalidad de las estructuras construidas en la provincia desde la Antigüedad –la obra más antigua recogida es el acueducto romano de Gea– hasta mediados del siglo XX para captar o canalizar el agua.

Entre las obras más "espectaculares" inventariadas, figura el subterráneo de Herbers, de La Iglesuela del Cid. Una imponente obra del siglo XVIII que consistió en cubrir un barranco con una bóveda de piedra para facilitar el aprovechamiento de la superficie para el crecimiento de la población. Como resultado de aquel titánico esfuerzo, permanece una cavidad "por la que se puede andar de pie, algo excepcional, porque lo habitual es tener que ir a gatas por los túneles", explicó Gordillo. La canalización engloba un puente del siglo XIV.

En Valdealgorfa, la conducción construida para conducir afloramientos de agua hasta el pueblo se hizo por duplicado. Un túnel desemboca en la fuente Nueva y otro en la Vieja, de los siglos XV y XVII, respectivamente. Las minas, construidas con paredes y bóvedas de roca, tienen en ambos casos 300 metros de recorrido. De momento, el CEET ha recorrido la conducción de la fuente Nueva o del Chorré y sus dimensiones y estructura impresionaron a los catalogadores.

El espeleólogo Juan Carlos Gordillo explicó que la catalogación incluye la geolocalización de las bocas, la toma de fotografías del interior, la determinación de la altitud y el levantamiento topográfico de todo el trazado. El trabajo se ha visto dificultado por las características de los túneles y por la presencia de agua en todos ellos, porque la mayoría "siguen en uso". El caudal circulante obligó a los investigadores en algunos casos a utilizar botas de agua hasta la cintura para poder avanzar. Añadió que, en muchos casos, el acceso es restringido por seguridad y porque corresponde a captaciones de agua que abastecen a poblaciones.

Gordillo destacó, entre las conducciones ya catalogadas, el túnel de 600 metros construido en Gúdar en los años sesenta del siglo XX para perforar una montaña y llevar el agua de un manantial hasta el pueblo. Familias enteras se desplazaron a la localidad desde Montalbán, sede de la empresa contratista, para ejecutar la perforación con mano de obra minera.

También destaca la conducción de 500 metros construida por el ingeniero francés Pierres Vedel –el mismo que construyó el acueducto de Los Arcos en Teruel capital– para llevar agua a Celadas. «Es una pasada de obra», admitió el investigador.

También merece destacarse el Arbellón de Mora de Rubielos, una conducción abovedada que cubre el barranco del Regajo a su paso por el casco urbano y que incluye elementos del siglo XIII junto a tramos más recientes. O el Caño de la Villa de Montalbán, una conducción medieval de más de 300 metros que discurre bajo las calles para drenar aguas residuales y de afloramientos y a la que se adhirieron bodegas con entrada desde las casas.

Juan Carlos Gordillo señaló que la envergadura y ambición de algunas de las obras inventariadas revela la escasez de recursos hídricos en la mayor parte de la provincia y el esfuerzo realizado en todas las épocas para captarlos y aprovecharlos para asegurarse el agua de boca.

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