La fiscal dice que la menor que se arrojó por el Viaducto de Teruel sufrió abusos desde niña

La fiscal que investigó el suicidio de la adolescente de 17 años que el 16 de junio de 2019 se arrojó por el Viaducto Viejo de Teruel advirtió este martes en el juicio por esta causa que la menor habría sufrido abusos sexuales "desde su más tierna infancia". Según subrayó, la chica soportaría las agresiones en su propio hogar, "donde lo que debía haber recibido era protección", y se habrían producido con una frecuencia tan "brutal", que su zona genital quedó deformada. Para el Ministerio Público, el padecimiento de la muchacha en el ámbito doméstico debió "pesar mucho" en su decisión de acabar con su vida.

La fiscal, María Isabel Buj, que pide una condena de 12 años de prisión y otros 10 años de libertad vigilada para el hermanastro de la víctima –cinco años mayor que esta–, al considerarlo autor de un delito continuado de agresión sexual hacia la menor, se apoya en los informes médicos y forenses que fueron expuestos en el juicio. Entre los 9 y los 14 años de edad, la víctima tuvo 3 infecciones vaginales, "algo que no es normal", dijo Buj. Cuando contaba de 15 a 17 años, sufría mareos, cansancio, dolor abdominal, náuseas, vómitos y depresión. Un año antes de lanzarse por el viaducto, la joven se autolesionó y contó a su madre y a los médicos que la atendieron en el hospital que lo había hecho porque uno de sus hermanos había abusado de ella.

Los forenses que hicieron la autopsia a la adolescente afirmaron que la morfología de la zona genital de la víctima estaba muy alejada de la normalidad y que esta característica "difícilmente podría tener otra explicación" que una agresión sexual "a lo largo de mucho tiempo y con su cuerpo aún en formación". Desvelaron haber encontrado en la ropa interior de la víctima restos celulares pertenecientes a un varón de la línea genética paterna, si bien no se podía concretar a quién de todos, y que indicaban que 24 o 48 horas antes del fallecimiento esa persona mantuvo un contacto íntimo con la joven, cuyo cadáver presentaba arañazos y un hematoma en los muslos.

El hermanastro reconoció haber hecho tocamientos a la víctima en una ocasión, en 2016, pero negó ser el autor de más agresiones. Su abogada, María Lahoz, afirmó que ese episodio "es lo único que ha quedado contrastado en el juicio" y pidió que su representado no sea condenado más que por ese hecho puntual, lo que supondría una pena de entre 2 y 6 años de cárcel.

La acusación particular, ejercida por uno de los hermanos de la chica y en manos del abogado Alfonso Casas, pide, al igual que la Fiscalía, 12 años de prisión para el hermanastro. El letrado de esta parte destacó que todos los familiares que testificaron en el juicio, que quedó visto para sentencia por la Audiencia Provincial de Teruel, apuntaron hacia el procesado. 

La familia llegó a Teruel en 2010 procedente de Perú. En la casa vivía el matrimonio y 8 hijos, si bien solo dos eran comunes –uno de ellos la víctima– mientras que el resto, todos varones, solo compartían entre ellos el padre o la madre.

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