Teruel

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La chimenea de la térmica de Andorra deja de echar humo tras 40 años de actividad

La central agotó el carbón a las 7.37 de este domingo cerrando un capítulo de la historia de la localidad que pivotó sobre la minería

La chimenea de la central echaba este domingo las útimas bocanadas de humo, apenas perceptibles.
Heraldo

La central térmica de Andorra agotó todo su carbón este domingo a las 7.37 y paró el grupo con el que estaba trabajando. Si bien seguirá operativa hasta el 30 de junio, cuando entra en vigor la normativa ambiental que le impide seguir funcionando por no haber adaptado las instalaciones a las exigencias europeas, el apagón pone fin a un capítulo de la historia de Andorra y su comarca que ha girado en torno a la minería del lignito durante los últimos 40 años.

La chimenea de la planta, la tercera estructura más alta de España con sus 343 metros y todo un símbolo económico en la provincia de Teruel, echaba ayer sus últimas bocanadas de humo, apenas perceptibles a simple vista.

Con la campa de carbón ya vacía, el anunciado cierre de la térmica, que supone también el carpetazo a la minería del lignito en la provincia de Teruel, quedará certificado cuando llegue la correspondiente resolución del Ministerio para la Transición Ecológica. Si bien se trata solo de un trámite, este es necesario para iniciar el desmantelamiento de unas instalaciones que desde su entrada en funcionamiento en 1981 marcaron un antes y un después en Andorra. El desmontaje de la histórica central se vislumbra, paradójicamente, como una de las pocas alternativas de empleo surgidas en la zona para quienes han perdido su puesto de trabajo por la recesión del antaño boyante sector minero-eléctrico.

"Pena y rabia" es el sentimiento que invade a Alejo Galve, secretario general del sindicato UGT en Teruel y uno de los primeros empleados de la planta, al haber entrado a trabajar en ella hace más de tres décadas. "Tantos años y ¿para qué? En esta tierra no ha quedado absolutamente nada tras el paso de la térmica", lamenta.

Mientras recuerda la "efervescencia" que se vivió en la localidad minera durante la construcción de la central y con la llegada de cientos de personas de todas partes al calor de un empleo seguro, Galve denuncia que el apagón de la planta se lleva por delante 350 puestos de trabajo en los sectores del transporte y empresas auxiliares. Otros 400 se han ido perdiendo por goteo en los últimos años, cuando el negocio minero-eléctrico empezó a decaer y la plantilla de operarios de la térmica fue reduciéndose poco a poco. Andorra llegó a tener, en los mejores años del carbón, hasta 10.000 vecinos. Hoy son apenas 7.000.

El secretario de Acción Sindical de CC. OO., Gustavo Mañas, expresa su "completa desilusión" por el cierre de la térmica sin que el cacareado Plan de Transición Justa haya empezado siquiera a aplicarse sobre el terreno. "El lobo ha venido y se nos ha comido. Estamos dando un salto al vacío. Todo han sido palmetazos en la espalda, pero nada más. La última empresa importante llegó a Andorra hace ya 16 años", subrayó.

El líder de CC. OO. en Andorra reclama que Endesa garantice a quienes se han quedado sin empleo un puesto en el mayor parque fotovoltaico de Europa que la compañía pretende levantar en la Villa Minera. Mientras tanto, todo es preocupación y malestar. "Nos han dejado abandonados. ¿Cómo vamos a confiar en nuestros políticos si nos han convertido en un barco a la deriva en el océano?", se pregunta. "Somos tan pobres que solo pedimos trabajo", destaca.

"Hay que seguir trabajando para minimizar el impacto"

Sobreponiéndose a la "tristeza" que le produce decir adiós al que ha sido sin duda el gran motor económico del municipio en las últimas 4 décadas, el alcalde de Andorra, Antonio Amador, afirma que "no queda más remedio que seguir trabajando para minimizar el impacto del cierre de la térmica".

Explica que son varios los proyectos que planean sobre la Villa Minera, pero admite que en ninguno de ellos ha sido posible poner todavía la primera piedra. Amador menciona, como iniciativas que avanzan "de una forma más acelerada", tres parques fotovoltaicos –dos de Endesa y otro de la Asociación Atalaya– y una fábrica de pellets del grupo Forestalia que creará más de 50 puestos de trabajo. Hay, además, "otros proyectos empresariales para diversificar la economía de Andorra".

A ellos se añade el plan de Endesa para levantar en el mismo lugar que la térmica, el mayor parque fotovoltaico de Europa, si bien este todavía tiene que salir a concurso. Por último, y quizá lo más concreto, está el desmantelamiento de la central durante los próximos 4 o 6 años generando 130 empleos.