Polémica en Sabiñánigo al cambiar las varas de los cabezudos por churros de piscina

Vara o churro de espuma. Esa es la cuestión. El martes 30 de julio el  Consejo Sectorial de Fiestas de Sabiñánigo estudiará y valorará las formas más adecuadas de equipar a los cabezudos para perseguir a niños y mayores, uno de los actos más populares de los festejos de Santiago en la capital serrablesa, que finalizan este domingo. La decisión se tomará con vistas a las fiestas del año que viene. 

De hecho, en la salidas a la calle de sábado y domingo las figuras que componen la comparsa ya han realizado su recorrido con los nuevos elementos: los  churros de espuma sólida utilizados como flotador. Estas piezas han sustituido a las tradicionales varas que llevan los cabezudos para asustar a quienes a llaman su atención. 

El dilema ha saltado a las redes sociales provocando cierta polémica porque son muchas las voces que no están de acuerdo con este cambio. El Ayuntamiento de Sabiñánigo ha informado de que la sustitución de las varas obedece a la denuncia interpuesta ante la Policía Local en la tarde del viernes por parte de la madre de un menor que había recibido un golpe en una pierna con dicho palo por parte de un cabezudo. Esa misma tarde se acordó proceder al cambio de las varas para el resto de las fiestas. Los responsables municipales agradecen "la comprensión y colaboración para garantizar unas fiestas en las que podamos disfrutar sin incidentes".

La alcaldesa de Sabiñánigo, Berta Fernández, ha explicado que se había tomado la decisión, que afectaría a las actividades programadas para el sábado y domingo, tras llegar a un consenso con las personas responsables de la salida de los cabezudos. 

Muchos vecinos han mostrado su rechazo a la medida. "Si ha existido algún comportamiento extraordinariamente inadecuado o desproporcionado por parte de algún integrante de la comparsa, creo que la mayoría tenemos claro que se debería actuar, o amonestar, y más siendo niños los participantes de la actividad", puede leerse en las redes sociales, donde también hay fotografías de menores portando carteles contra este cambio. 

Quienes no están de acuerdo con la sustitución de las varas por los churros de espuma indican que "no se puede poner en el mismo saco  el comportamiento general de la comparsa, poniendo en entredicho a voluntarios que por poco o nada sudan la gota gorda cada día y cada año, de una forma ejemplar, en el horario de más calor del día, aguantando impertinencias de los niños más mayores también". 

Asimismo, subrayan que el de los cabezudos es "uno de los pocos actos que todavía quedan en el programa festivo para el público infantil, en el que no es obligatoria la participación, y que constituye toda una tradición en el pueblo".