Huesca

El cuello de botella de 30 metros del Pirineo por el que cruzan cada año millones de insectos

Científicos británicos han estudiado durante cuatro años la migración por un paso del valle de Bujaruelo, junto al pico Taillón. "Es una de las grandes maravillas de la naturaleza", aseguran.

Algunos de los insectos que migran por el valle de Bujaruelo.
Will Hawkes/Universidad de Exeter

En el otoño de 1950, los ornitólogos británicos David y Elizabeth Lack se toparon con un espectáculo singular de la naturaleza en un paso que atravesaba los Pirineos por el valle de Bujaruelo (Torla), cerca del pico Taillón, una enorme migración de insectos y pájaros entre Francia y España. Setenta años después de descubrir lo que se ha definido como "un importante cuello de botella" en la migración de insectos, un equipo de la Universidad de Exeter, al suroeste de Inglaterra, regresó al paso de Bujaruelo para cuantificar sistemáticamente el flujo de insectos voladores diurnos. 

El trabajo se realizó en una brecha de 30 metros de ancho a 2.273 m, rodeada del Pic Entre les Ports (2.476), Pic de Gabiet (2.716), en Francia; y el Taillon (3.144), en España. Han estimado que durante el período de observación, de septiembre a octubre de 2018 a 2021, lo han atravesado un promedio de 17,1 millones de insectos en sus viajes migratorios al sur. La variación de un año a otro osciló entre 6,2 millones y 27,1.

La investigación, que acaba de publicar la universidad en la revista Proceedings of the Royal Society B, se titula 'Los migrantes más notables: análisis sistemático de la ruta migratoria de insectos de Europa occidental en un paso de montaña de los Pirineos'. "Hubo algunos días en los que el número de moscas superaba con creces los 3.000 ejemplares por metro y por minuto", indican los autores (Toby Doyle, Richard Massy, Scarlett T. Weston, Kelsey Davies, Elliott Cornelio, Connor Collier, Jason Chapman, Don R. Reynolds y Karl R. Wotton).

El equipo visitó el paso cada otoño durante cuatro años, monitorizando gran cantidad de especies para demostrar que es "un lugar clave para muchas especies migratorias".

En los años transcurridos desde aquel trabajo de los Lack se han visto muchos cambios en el uso de la tierra y el clima, dicen, lo que los llevó a regresar para conocer los efectos del paso del tiempo y completar los años de vacío en esa investigación, comprobando cómo influyen las temperaturas más cálidas, la presencia de viento en contra, la luz solar y las escasas precipitaciones. 

"Ver tantos insectos moviéndose deliberadamente en la misma dirección al mismo tiempo es verdaderamente una de las grandes maravillas de la naturaleza"

Ya en 1953 hubo otro estudio sobre la migración de insectos en tres sitios de los Pirineos, incluido el paso de Bujaruelo, lo que según los científicos de la universidad británica, lo convierte "en el estudio observacional continuo más largo de insectos migrantes a través de un cuello de botella migratorio en Europa occidental".

"En 2018, fuimos al mismo paso para ver si esta migración todavía ocurría y para registrar el número, las especies, las condiciones climáticas y las funciones e impactos ecológicos de los migrantes", explica Will Hawkes, del Centro de Ecología y Conservación del Campus Penryn de Exeter en Cornwall. Utilizaron una cámara de vídeo para contar los pequeños insectos, recuentos visuales para cuantificar las mariposas y una trampa de interceptación de vuelo para identificar las especies que migran. "Lo que encontramos fue realmente extraordinario", asegura Hawkes en la revista que ha publicado el estudio.

Por su parte, el investigador principal, Karl Wotton, señala que "ver tantos insectos moviéndose deliberadamente en la misma dirección al mismo tiempo es verdaderamente una de las grandes maravillas de la naturaleza". "La combinación de montañas de gran altitud y patrones de viento convierte lo que normalmente es una migración invisible a gran altitud en un espectáculo increíblemente raro observable a nivel del suelo", añade.

El número de insectos alcanzó su punto máximo cuando las condiciones eran cálidas, soleadas y secas, con vientos de baja velocidad y viento en contra para mantener a los insectos agachados sobre el paso para poder contarlos. Las moscas constituían el 90% del total (algunas de apenas 3 milímetros) y las mariposas y las libélulas, menos del 2% del total. Destacan además que casi el 90% eran polinizadores y, al migrar, trasladan material genético a grandes distancias entre poblaciones de plantas. Aunque también advierte que debido a la crisis climática y la pérdida de hábitat, se cree que están disminuyendo. “Al difundir el conocimiento de estos notables migrantes, podemos difundir el interés y la determinación para proteger sus hábitats", concluye.

Los investigadores hacen referencia a que la topografía de los Pirineos permite que en los días en que hay viento de cola pueden volar sobre los picos de más de 3.000 m, y se han observado migraciones de moscas y mariposas a través de otro paso estrecho, la Brecha de Roland (2.804 m), además del pico de Taillon (3144 m). Pero con el viento en contra bajan a través de pasos de montaña como el del valle de Bujaruelo.