Sigue la búsqueda por tierra y aire de Lleó, el perro perdido en el Bisaurín: "Estamos muy tristes"
Miriam García y Olmo Uscanga han tenido que regresar a Madrid después de un segundo fin de semana de rastreos infructuosos pero aún no pierden la esperanza de encontrarle con vida.
Han pasado ya diez días desde que Miriam García y Olmo Uscanga, vecinos de Madrid, perdieron el rastro de su perro Lleó cuando subían al pico Bisaurín (Aragüés del Puerto) para participar en un homenaje póstumo a Javier Braojos, un policía de 47 años que murió en mayo tras sufrir un accidente mortal haciendo barranquismo en Yésero.
Desde entonces, han buscado sin éxito por tierra y también por aire a este samoyedo de color blanco y de tres años de edad. Y aunque reconocen estar "muy tristes" por la falta de pistas sobre su posible paradero en un entorno tan complicado, todavía no pierden la esperanza de encontrarle con vida.
La última vez que lo vieron fue el sábado 25 de mayo, sobre las 11.00, cuando en un descuido Lleó salió detrás de un sarrio. Lo buscaron sin descanso todo ese fin de semana pero sin resultados. El perro lleva un collar con sus números de teléfono y chip, además de un gps que emite señales con la cobertura de teléfono móvil, aunque ya no tendrá batería.
Tras el desesperado llamamiento que hicieron a través de las redes sociales, y que se publicó en muchos grupos de montañeros, de barranquistas, de peregrinos del camino de Santiago y también de vecinos de pueblos de esta zona del Pirineo oscense, María y Olmo se desplazaron de nuevo el pasado fin de semana a la zona.
"Hemos hablado con gente de todos y cada uno de los pueblos, desde la selva de Oza hasta Arrés, hemos puesto carteles hasta en Canfranc...", relatan. Además, han recibido tres llamadas de personas que habían visto perros en la montaña aunque luego descartaron que se tratara de Lleó.
De hecho, el domingo a último hora estaban regresando a Madrid cuando se dieron la vuelta al recibir la llamada de un cazador asegurando que había escuchado unos "ladridos afónicos" en unas paredes en Borau, frente al refugio militar López Huici. "Por su experiencia, decía que era un signo de que el perro se había quedado afónico después de haber estado ladrando sin parar durante muchos días", recuerdan.
Este cazador dio aviso a la Guardia Civil, que no se ocupa del rescate de animales aunque por casualidad el lunes tenían programadas unas prácticas de helicóptero de rescate en pared por esa misma zona. "Con la ayuda de unos amigos, fuimos antes nosotros a buscar el perro por los riscos, pero tuvimos que dejarlo ya de madrugada porque era un lugar muy escarpado", explican.
A la mañana siguiente sí fue el Greim para hacer un reconocimiento durante unos 20 minutos, pero abandonaron la búsqueda porque no vieron nada. "Nosotros somos escaladores y mi novio estuvo trepando por todas las canales pero ni escuchamos ni vimos nada", lamentan, por lo que sospechan que pudo ser una falsa alarma. También volaron drones por varias paredes y barrancos del entorno del refugio de Lizara.
Miriam y Olmo han regresado a Madrid ya que tienen obligaciones laborales. "Agradecemos la difusión que ha tenido el llamamiento y hemos seguido hablando con protectoras, ayuntamientos, cámpines, albergues, alojamientos rurales, restaurantes...", destacan. Ahora van a seguir buscando pero ya a distancia ya que les resulta muy complicado a nivel económico y también de esfuerzo físico "porque hemos estado malcomiendo y maldurmiendo en la furgoneta", afirman.
