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Historia en imágenes del balneario de Panticosa: de la visita de Ramón y Cajal a las cicatrices del abandono

La Diputación de Huesca organiza la exposición 'Elogio del agua. Los Baños de Panticosa', un retrato a lo largo de cuatro siglos de uno de los lugares más icónicos de Aragón. 

El balneario de Panticosa en el invierno de 1915.
El balneario de Panticosa en el invierno de 1915.
Francisco de las Heras.

Cuando en 1877 el Nobel aragonés Santiago Ramón y Cajal acudió a los Baños de Panticosa, convaleciente de una afección pulmonar, escribió: "Grandes médicos son el sol, el aire, el silencio y el arte. Los dos primeros tonifican el cuerpo; los dos últimos apagan las vibraciones del dolor; nos libran de nuestras ideas, a veces más virulentas que el peor de los microbios". La frase podría resumir la esencia del balneario, un territorio icónico del Pirineo aragonés, famoso por sus aguas medicinales y últimamente por su arquitectura. Su historia está plagada de momentos de esplendor y de declive, reflejados en el Gran Hotel rehabilitado por Rafael Moneo, el inacabado Centro de Alto Rendimiento Deportivo diseñado por Álvaro Siza, el esqueleto de los apartahoteles y el aparcamiento de Siza y Jesús Manzanares o el fantasmal aspecto de los antiguos edificios del balneario, como los templetes o Casa Belío.

La exposición 'Elogio del agua. Los Baños de Panticosa' muestra en imágenes los cuatro siglos de historia de uno de los núcleos poblados situados a mayor altitud del Pirineo (1.636 metros). La Diputación de Huesca la muestra en sus salas desde este viernes hasta el próximo 31 de julio de 2022, invitando al espectador a adentrarse en la historia del balneario a través de imágenes, documentos y testimonios de viajeros. En paralelo se ha editado un libro, bajo la dirección de Chus Tudelilla y con la colaboración de la escritora Patricia Almarcegui y los geógrafos Eduardo Martínez de Pisón y Francisco Pellicer. 

El proyecto expositivo y editorial se inicia con una selección de fotografías históricas conservadas en colecciones particulares (archivos familiares de Pueyo Luesma, José Coarasa Barbey y Fernández Rivero) e institucionales (Biblioteca Nacional, Fototeca Provincial o Instituto Ramón y Cajal). La parte contemporánea refleja el último tropiezo, la crisis del ladrillo del 2008, que dejó interrumpido el ambicioso plan de rehabilitación del empresario Luis Nozaleda. Iñaki Bergera, arquitecto y fotógrafo vasco, es quien ha retratado los muros de los viejos y los nuevos edificios y registrado visualmente el abandono de instalaciones. 

Entre los documentos más antiguos están las 'Capitulaciones de la obra de los baños en 1693', que permiten fechar una primera casa, que fue la única hasta 1773. Un capítulo destacable de esta memoria es la temporada de 1865, cuando acudieron a tomar las aguas el filólogo, dramaturgo, poeta, traductor, editor y crítico literario, por entonces director de la Biblioteca Nacional, Juan Eugenio Hartzenbusch, o el pintor Eduardo Rosales. También el empresario Fernando Guerrero, autor de la secuencia de ocho fotografías que son las primeras que se conocen del establecimiento. 

Croquis de los Baños de Panticosa, 13 julio 1865.
Croquis de los Baños de Panticosa, 13 julio 1865.
Eugenio Hartzenbusch Hiriart. Biblioteca Nacional.

El libro documenta toda la historia, con una entrada inicial de 1662, primera referencia de unos baños saludables en los Pirineos, y la última de 2021, un verano donde acogió a más de 30.000 huéspedes. En medio destaca, por ejemplo, la llegada del tren de Zaragoza a Huesca, en 1864, que permitió el servicio combinado con las diligencias que conducían diariamente hasta los Baños. 

Poco después, en 1877, Santiago Ramón y Cajal acudió para curar una crisis. Se hospedó en la habitación número 13 del Hotel Salón de Sociedad. Pronto decidió suspender la bebida de las aguas nitrogenadas y se entregó al dibujo, la fotografía, la conversación y el paseo. Una cascada que captó con su cámara comparte espacio en la exposición con obras postales, estereoscópicas, albúminas y fotografías, entre otros, de Ricardo Compairé, Francisco de las Heras o Lucas Cepero.   

Este último aporta una colección de 18 fotografías de 1915 realizadas en una arriesgada excursión invernal. Su estancia se desarrolló en medio "del más furioso temporal de nieve que en el país se recuerda". Siete días permaneció bloqueado en el balneario por la nieve, con hasta 6 metros de espesor y temperaturas de -25 grados. Francisco de las Heras retrató las consecuencias de un alud ese mismo invierno a través de 20 tarjetas postales. La avalancha destruyó la Casa de la Pradera, del Matadero o de los Obreros y causó graves daños en el Casino y el hotel Continental.

En 1933 fue nombrado presidente de Aguas de Panticosa, S.A. y gerente del balneario el doctor en Ciencias Químicas e ingeniero industrial José Pueyo Luesma, responsable del plan de modernización del establecimiento, que desde 1915 se encontraba en alarmante estado de decadencia. Suya fue la idea de darlo a conocer en España y Francia a través de una importante campaña de difusión en prensa y radio, y la edición de folletos y carteles, que se pueden ver en la muestra. 

La imagen de Panticosa que ofrecían las fotografías tomadas por los viajeros y conservadas en la Fototeca de Huesca de los años 40 dibujan el esplendor alrededor de los manantiales y del edificio del balneario, con seis hoteles -Gran Hotel, Continental, Embajadores, Victoria, Mediodía y Casa Antigua-, tres restaurantes, hotelitos y villas, el gran Casino y la iglesia, un prestigioso servicio médico oficial con rayos X, laboratorio, microscopio, etc., farmacia, servicios de Correos y Telégrafos, caja auxiliar del Banco de Aragón, estanco, cámaras frigoríficas de carne, pescado, verdura y fruta, huevos y leche, economato para los hoteles y arrendatarios de las doce villas familiares, peluquería, bazares, quioscos, pistas de tenis y de croquet, piscina, pórticos de columpios, botes a remo en el lago, pesca de trucha, concursos deportivos, actividades en el Casino y en el Círculo de recreo para niños en la planta del Hotel Salón... 

Vista del balneario de Panticosa.
Vista del balneario de Panticosa.
Iñaki Bergera

La otra parte destacada de la exposición, la más contemporánea, es el denominado proyecto ‘Standstill Architecture. Balneario de Panticosa, 2011-2021’ del fotógrafo, arquitecto y montañero Iñaki Bergera. Registró una secuencia fotográfica de la interrupción de las obras del Centro de Alto Rendimiento Deportivo, diseñado por Álvaro Siza; el esqueleto de los apartahoteles de Siza y Jesús Manzanares y el aspecto de salones y habitaciones que siguió al cierre temporal del Gran Hotel de Rafael Moneo. Una labor investigadora y fotográfica que continuó hasta el pasado año. Las imágenes actuales del Gran Hotel y del Hotel Continental, diseñados por Rafael Moneo, con sus respectivos espacios balnearios, y de las Termas de Tiberio, de Belén Moneo y Jeff Brock, edificios en uso expresión de la arquitectura moderna, conviven con la chatarra, la basura y la suciedad de las construcciones que siguen abandonadas.

El primer contacto de Bergera con el balneario fue de adolescente, cuando acudía como montañero a subir los picos del Infierno. A este interés por el territorio se sumó la pasión por la arquitectura, un pulso que a veces, reconoce, es como "un choque de trenes", y más en un espacio de alta montaña de gran belleza paisajística. Define su trabajo como una foto fija, en esa cubeta granítica, de las cicatrices de la historia, del esplendor y del abandono, "esperemos que momentáneo". "No hay interés en subrayar este abandono", afirma, porque los templetes, aunque en desuso, conservan su identidad. Se trata de una vuelta al pasado para imaginar el futuro, un interés por los espacios independientemente de su estado.  

La comisaria de la exposición, Chus Tudelilla, explica que este proyecto expositivo ahonda en “la singularidad de un lugar único y privilegiado, como es Panticosa, y la arquitectura continúa ahí, mostrando lo que es y también remitiendo a la historia; primero, como un complejo dedicado a la salud, al deseo también de conocer nuevas geografías y, luego, para el ocio y el descanso”.

Por su parte, la diputada de Cultura, Maribel de Pablo, defiende que el balneario es “un elemento identitario” del territorio altoaragonés, con “una importancia crucial”, porque esta agua tuvo, especialmente desde final del siglo XIX, un gran prestigio en el ámbito nacional e incluso internacional que “contribuyó a situar esta tierra en el mapa”. 

La muestra se puede visitar hasta el próximo 31 de julio en la sala de exposiciones de la Diputación Provincial de Huesca de lunes a viernes, de 18.00 a 21.00 y los sábados, domingos y festivos de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00.

La DPH ofrece un amplio programa didáctico y divulgativo en torno a ella. Las visitas guiadas individuales se llevarán a cabo sin reserva previa a las 12.30 los domingos 5 y 19 de junio y 10 y 31 de julio. Las actividades para familias requieren reserva de plaza y se desarrollarán a las 12.30 los sábados 25 de junio y 16 de julio.

También se pueden concertar en la dirección de correo electrónico didactica@dphuesca.es o en el teléfono 636 527 037 otro tipo de propuestas como visitas para público con necesidades especiales, para grupos organizados, actividades didácticas para centros educativos y para campus y colonias urbanas de verano.

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