Aragón

Arguilé se compromete "a tomar cartas en el asunto" ante la oleada de robos

GANADERÍA

Los robos en el campo aragonés preocupan a agricultores y ganaderos. Por eso, ayer, durante la celebración de la asamblea general extraordinaria de la organización agraria Araga, estos transmitieron su preocupación al consejero de Agricultura del Gobierno de Aragón, Gonzalo Arguilé, que reconoció que el número de robos se ha incrementado en toda la comunidad y se comprometió a tomar cartas en el asunto.


Arguilé, que fue el encargado de clausurar la asamblea en la que se eligió al nuevo presidente de la asociación, anunció que remitirá una carta al delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández, para preguntar qué es lo que ocurre, ya que, aseguró, sabe que las asociaciones agrarias llevan tiempo quejándose de este asunto.


"Estas situaciones han aumentado muchísimo en todo Aragón y algo hay que hacer", aseguró el consejero. Este se refirió al incremento de hurtos tanto en explotaciones privadas como en instalaciones de regadío e instituciones, donde dijo que han llegado a llevarse motores eléctricos, ordenadores y material de oficina.


Arguilé reflexionó también acerca de la necesidad de investigar dónde se vende aquello que se roba para poder atajar el problema. Sus palabras provocaron murmullos de aprobación en la sala. De hecho, fue uno de los socios del sindicato quien puso sobre la mesa el debate y el que pidió al consejero que hiciera algo.


Robos generalizados

Los afectados denuncian que el número de robos y sabotajes en las explotaciones agrarias se repiten cada vez con mayor frecuencia y son más generalizados. En las últimas semanas, los ganaderos de la comarca de Valdejalón han montado patrullas vecinales para vigilar sus granjas por la noche y evitar que sigan robándoles animales de sus rebaños.


Aunque los hurtos no solo son de animales y se repiten en otras muchas comarcas aragonesas. En muchas ocasiones, los ladrones aprovechan el asalto de las fincas para llevarse maquinaria agrícola, gasoil, herramientas o tejas, entre otras cosas.


Esta no es la primera vez que los vecinos deciden montar patrullas de vigilancia. En septiembre del 2006, otra oleada de robos obligó a los agricultores a salir con sus furgonetas para recorrer los caminos por la noche. Entonces, el principal problema era el hurto de hilo de cobre. Los afectados denuncian que los ladrones tienen clara cuál es la diferencia entre hurto y robo y suelen sustraer las cosas de poco en poco y sin usar la fuerza para evitar que supere los 400 euros (de esta forma no es un delito y se queda en una falta).