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La CHE extraerá agua de acuíferos para mitigar la sequía, que afecta ya al 15% de la cuenca

La iniciativa, impulsada por la Confederación Hidrográfica del Ebro, busca extraer agua de un acuífero sin perjudicar los caudales del río. 

En la mesa, de derecha a izquierda, el presidente de la CHE, Carlos Arrazola; la comisaria, Miriam Pardos, y el jefe de Planificación, Miguel García Vera
En la mesa, de derecha a izquierda, el presidente de la CHE, Carlos Arrazola; la comisaria, Miriam Pardos, y el jefe de Planificación, Miguel García Vera
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Las recientes lluvias no han logrado aliviar el estado de algunos embalses, que sigue siendo "alarmante", con el embalse de Calanda al 20% de su capacidad. Un 10% de la cuenca del Ebro está en situación de sequía prolongada y un 5% en situación de emergencia. Aunque la situación no se asemeja a la vivida el año pasado, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha destacado la necesidad de una gestión eficiente y sostenible del agua para asegurar el abastecimiento en la región.

La CHE ha organizado este jueves una jornada pública para presentar el informe sobre la sequía de 2023 y debatir las estrategias para enfrentar futuras crisis hídricas. El evento ha contado con la participación de aproximadamente 150 inscritos, incluyendo a más de 30 asistentes presenciales de diversos sectores. El jefe de la oficina de planificación de la CHE, Miguel Ángel García, ha atendido a los medios de comunicación antes del comienzo del evento.

En su intervención, García ha informado que, aunque la sequía de 2024 ha sido menos intensa que la del año anterior, sigue afectando a ciertas áreas de la cuenca del Ebro. "Se ha tenido un 10% de la cuenca en situación de sequía prolongada y un 5% en situación de emergencia", ha señalado, destacando la situación crítica de la cuenca del Huerva y del Guadalope, donde se han implementado medidas de gestión y ahorro. En particular, la situación del embalse de Calanda, que se encuentra al 20% de su capacidad, ha sido preocupante, a pesar de que las lluvias recientes han aliviado la situación.

La margen izquierda de la cuenca se encuentra en mejor estado, con el Segre cerca de abandonar la situación de alerta. Sin embargo, preocupa la margen derecha más oriental, especialmente en el Guadalope alto y medio, que se han mantenido en emergencia. También se han encontrado en situación de alerta la cabecera y el eje del Ebro, Huerva, Martín, Guadalope bajo y Matarraña.

El objetivo de este año consiste en "dar valor a cada gota de agua y no desperdiciar nada de ella". En este contexto, el plan hidrológico actual ha previsto la finalización de cinco embalses para mejorar la regulación del agua en la cuenca. Además, se han considerado medidas como el uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas en la cola del embalse de Calanda. Este proyecto, previsto para agosto, consiste en realizar un ensayo de bombeo de larga duración para estudiar si se puede extraer agua de un acuífero sin perjudicar los caudales del río ni la descarga de los manantiales de Fontanales.

“La gestión de la sequía va a formar parte siempre de nuestra gestión hidrológica”, ha explicado García. El embalse de Mequinenza ya ha tenido unos bombeos establecidos desde hace años mediante acuerdos con Endesa. Aunque dicha empresa ya no está involucrada, estas extracciones “siguen operativas y son utilizadas por los propios regantes”, ha afirmado, lo que ha ayudado a aliviar la situación en el bajo Guadalquivir.

En el plan vigente, se ha tomado una medida llamada "uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas en la cola del embalse de Calanda". Hay tres sondeos instalados desde hace años y se ha planteado la extracción de agua del acuífero para utilizarla en el embalse, siempre y cuando no tenga efectos negativos.

Lejos de superar los números de 2023

Recordemos que la sequía del año pasado no fue la más dura de la historia, pero casi. La situación de escasez de agua vivida en el año hidrológico llegó a afectar al 85% de la cuenca (73.187 metros cuadrados) y su duración, de 2,5 años, es la segunda más alta de la serie histórica. Además, su intensidad fue la segunda más elevada, con un 44% de la cuenca en situación de emergencia. La CHE ha calificado este periodo como el más duro en 30 años.

"No hay antecedente similar de un periodo seco tan prolongado, excepto entre los años 1988-1990, en los que la situación global fue más complicada", ha subrayado García, resaltando el impacto en zonas como la cabecera y el eje del río, la cuenca del Iregua, el Bajo Ebro, la cuenca del Segre, el Gállego-Cinca y el Arga.

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Carlos Arrazola, ha destacado en la jornada que el informe de la sequía va a ser un referente a partir de ahora. “Las inundaciones y las sequías se repiten. Y parece que pueden ser fenómenos con mayor intensidad. Tenemos que recorrer un camino que nos permita adaptarnos más rápidamente a ellos. A mayor conocimiento y mayor tecnificación, mayor resiliencia y mayor garantía”, ha explicado.

A la jornada también ha asistido María Dolores Pascual Vallés, actual directora general del Agua y ex presidenta de la CHE durante la sequía de 2023. Pascual ha sido reconocida por su labor en la implementación de medidas que contribuyeron a enfrentar la crisis hídrica. Entre los asistentes se encontraban representantes de comunidades de regantes, empresas de gestión del agua, y expertos en hidrología.

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