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"Me ha costado un mes encontrar un buen alquiler en Zaragoza"

La mayoría de los jóvenes que llegan de fuera de Zaragoza apuestan por una residencia, pero después de los primeros años suelen preferir un arrendamiento.

Carteles de alquiler
Carteles de alquiler
francisco Jiménez

Diego Pérez, estudiante de Ingeniería informática, vive en un piso compartido en el barrio de Delicias, en la calle Martín Cortés. El alquiler de 680 euros al mes, sin gastos incluidos, se reparte entre tres compañeros, permitiéndoles distribuir los costes de servicios públicos y otros gastos comunes. «La factura es bimensual y suele ser de unos 80 euros. Luego en invierno, con la calefacción, pagamos 170 euros», explica este joven. Él encontró el piso, después de un mes de búsqueda, gracias a la agencia Centro de Alquiler de Particulares. "Me ha costado buscarlo un mes. Vi muchos que no se ajustaban a mis necesidades ni a mi presupuesto", añade.

Por otro lado, María Andía, estudiante de Derecho, lleva tres años renovando la plaza que le permite vivir en el Colegio Mayor Peñalba. Con una cuota mensual de 896 euros que incluye pensión completa, Andía destaca la comodidad de los servicios. "La limpieza nos ayuda, no tenemos que preocuparnos y nos evita distracciones en torno al estudio", comenta.

A diferencia de ella, Pérez y sus compañeros necesitan utilizar una aplicación para gestionar los gastos compartidos, dividiendo el alquiler, agua, luz y otros desembolsos comunes. En cuanto a las tareas domésticas, se turnan para cocinar, fregar y limpiar, adaptándose a los horarios de cada uno para mantener un entorno limpio y ordenado. A Pérez, el piso le ofrece más libertad en comparación con una residencia. "Vivir en un piso compartido ofrece más libertad, especialmente porque no necesitas presentarte a comer a una hora determinada", añade.

En la residencia de Andía existen una serie de reglas para mantener el orden, como el toque de queda. "De domingo a miércoles, debemos estar de regreso a las 23.00, y de jueves a sábado, nos dan mayor libertad y no tenemos que volver hasta las 6.30 de la mañana", menciona esta joven.

Ambos comparten la experiencia de convivir con otras personas. Él ya conocía a sus compañeros con los que va a vivir después de estar dos años juntos en una residencia. Nos llevamos muy bien y respetamos las normas de convivencia", especifica. Para ella, el ambiente en el CM Peñalba es "muy agradable" y todos se llevan "bien". Sin embargo, hay un flujo constante de personas nuevas entrando y saliendo, lo que a veces puede ser un "desafío".

La alta demanda de plazas en residencias universitarias y pisos compartidos en la capital complica la búsqueda de alojamiento para muchos estudiantes. Pero la diversidad de alternativas disponibles permite a estudiantes como ellos encontrar lo que mejor se adapte a sus necesidades.

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