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Taleb Brahim: “Los saharauis han dependido completamente de la ayuda alimentaria internacional”

El director nacional de agricultura de la RASD busca soluciones innovadoras para mejorar la seguridad alimentaria en el Sáhara Occidental.

Taleb Brahim, acompañado de Jesús maestro, en las redacciones del Heraldo
Taleb Brahim, acompañado de Jesús Maestro, en la redacción de HERALDO.
Pablo Díaz

Desde 1975, el conflicto del Sahara Occidental ha obligado a miles de personas a vivir en campos de refugiados situados en la frontera entre Marruecos y Argelia. Estos campos, inicialmente concebidos como asentamientos temporales, se han convertido en hogares permanentes en medio del desierto, enfrentando enormes desafíos como la falta de agua, alimentos y suelo fértil. En este contexto, Taleb Brahim, director nacional de Agricultura del Ministerio de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), ha tomado cartas en el asunto en el desarrollo de soluciones agrícolas sostenibles para mejorar la vida de los refugiados.

La guerra, sumada a la reciente crisis provocada por la pandemia de la covid y la ruptura del acuerdo de paz en 2020, ha agravado significativamente las dificultades para los habitantes de los campamentos de refugiados. La ayuda humanitaria se ha reducido drásticamente, proporcionando apenas 1.000 calorías diarias a los refugiados, una cantidad insuficiente considerando que un adulto promedio necesita entre 2.000 y 2.500 calorías al día, lo que ha llevado a problemas de salud como malnutrición y anemia”.

A pesar de estos desafíos, el director nacional de Agricultura de la RASD, en colaboración con la organización UM Draiga, ha impulsado varios proyectos que han transformado la agricultura en los campamentos. Una de las técnicas más notables es la hidroponía de baja tecnología, que permite cultivar sin tierra y ha sido adaptada para el entorno desértico. Este sistema ha facilitado la producción de forraje verde y cultivos como la cebada. Brahim destacó que “todas estas técnicas ya están beneficiando a más de 1.000 familias”.

Además de la implementación de estas técnicas, Brahim y su equipo se dedican a la formación de las familias para “educar a las familias y a los niños en técnicas agrícolas y en la importancia de la autosuficiencia alimentaria”. Reconocen que para que estas técnicas mejoren y perduren, es crucial contar con la colaboración y el apoyo de las familias. 

Otro recurso más que escaso son los animales, cuidados por voluntarios del Colegio Oficial de Veterinarios de Zaragoza, son esenciales para estos sistemas de producción. Sus excrementos se utilizan como fertilizantes naturales. Además, se emplean técnicas agrícolas como el uso de fertilizantes bioquímicos y el control de plagas sin químicos para preservar las cosechas.

De cara al futuro, uno de los proyectos más ambiciosos de Brahim es la creación de cúpulas verdes: pequeños invernaderos circulares cubiertos con plantas nativas que generan un microclima más húmedo en su interior, ideal para el cultivo de legumbres, verduras y hortalizas. Este sistema no solo proporciona refugio del sol abrasador, que supera los 50 grados, sino que también facilita el crecimiento de alimentos en un ambiente controlado. Actualmente, las semillas para estos cultivos se obtienen gracias a la colaboración con distribuidores en España.

A través del proyecto 'Vacaciones en Paz', que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Zaragoza, se acoge este verano a 45 niños y niñas saharauis de los 120 que vienen a Aragón desde los campamentos de refugiados de Tindouf, Argelia. Esta iniciativa cuenta con una aportación de 30.000 euros del Consistorio. El programa no solo mejora la calidad de vida de los pequeños, sino que también busca dar a conocer la historia del pueblo saharaui y sensibilizar a la población aragonesa sobre su situación.

La experimentación continúa en busca de la técnica más económica y sostenible. Ante la creciente abundancia de lana en España y la baja demanda de este material, los responsables del proyecto investigan su uso como material de cobertura para las cúpulas, aprovechando sus propiedades aislantes. Además, se están llevando a cabo experimentos con cultivos resistentes, como la truficultura del desierto, con el objetivo de generar ingresos adicionales y apoyar la autosuficiencia. Brahim enfatiza la importancia de la colaboración con organizaciones internacionales y locales para desarrollar y mantener estos proyectos innovadores.

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