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Martín Orna, director de la Escuela Politécnica de La Almunia: "Una décima de segundo me cambió la vida"

Doctorado en Ingeniería Civil, Martín Orna, nacido en Zaragoza en 1973 pero criado en la cabecera de Valdejalón, defiende el carácter pionero e innovador de la Escuela Politécnica de La Almunia (Eupla).

Orna revalidó en 2021 su elección para la dirección de la Eupla
Orna revalidó en 2021 su elección para la dirección de la Eupla
J. Zorraquín

¿Qué le llevó a la ingeniería?Después de acabar bachillerato en el instituto de Cabañas de La Almunia, tenía decidido hacer INEF -lo que ahora es el grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-. Me estuve preparando para ir a Lérida, pero finalmente no salió. Entonces decidí hacer la mili y entré en el primer reemplazo, pasando al batallón de ingenieros. Pasados los nueve meses, probé a hacer INEF en Valencia, pero me tiraron por una décima de segundo en velocidad.

¿Qué le supuso?Me cambió totalmente la vida. Me quedé pensando, ¿y ahora qué? Me acabé encaminando a la ingeniería porque en la mili, al sacarme el carné de camión, había dado algo de mecánica y me había gustado, porque la formación era muy buena y el material, en vídeos, no se encontraba en ningún otro lado. Eso me llevó a matricularme en una ingeniería -técnica industrial, mecánica y electricidad- sin saber todavía dónde me metía.

"Ahora me doy cuenta de la visión de las personas que dirigían el centro para incorporar una materia antes que en otros muchos sitios. Supieron ver las oportunidades y anticiparse"

¿Y se matriculó en la Eupla?No, primero me apunté en el Corona de Aragón, en Zaragoza, pero pensé: ‘¡Si lo tengo en casa!’. No caí en un principio porque era ajeno a ella, la desconocía totalmente, que es algo que todavía le sigue pasando a mucha gente de la zona, al 80%, a día de hoy. Fue entonces, cuando fui consciente, cuando me apunté a Mecánica.

¿Era lo que esperaba?No se parecía en nada. No tenía nada que ver. Pero ya entonces era un centro muy avanzado, pionero. Era 1992 y se empezaba con informática de sistemas. Ahora me doy cuenta de la visión de las personas que dirigían el centro para incorporar una materia antes que en otros muchos sitios. Supieron ver las oportunidades y anticiparse. Y ahí está un poco el germen de lo que ha venido después, teniendo herramientas de cálculo de diseño que se utilizaban en el día a día laboral, pero que no había en otros sitios.

Ser diferentes…Claro, porque tenemos que competir con planes de estudio que muchos tienen en Zaragoza, muy cerca de casa. Entonces siempre hemos abogado por diferenciarnos. Cuando se instauró la evaluación continua, aquí ya llevábamos muchos años. Las aulas en ‘streaming’ las vimos como una oportunidad, contamos con un personal docente muy pegado a la realidad laboral… Y el grado en ingeniería de datos sigue también esa línea.

¿Qué hace especial al grado de ingeniería de datos?Es el único en formación dual a nivel universitario. Desde el principio presentimos que iba a tirar muy fuerte y ha ido creciendo, aunque todavía no se conoce su dimensión y alcance. Es una formación global alrededor del ciclo del dato, que agrupa tres especialidades: informática, matemáticas y electrónica. El año que viene, en septiembre de 2025, tendremos los primeros egresados y estoy seguro que con trabajo asegurado.

Hubo tiempos peores.Leer las actas de las reuniones del patronato era leer la crónica de una muerte anunciada. Se vació de titulaciones y las perspectivas no eran buenas. Pero se acertó con Mecatrónica y dejando Organización industrial. Se ha ido sobreviviendo y en 2018 fue el punto más bajo. Hemos duplicado y tenemos 800 alumnos. Aunque siempre digo que estamos en una línea de dientes de sierra, con picos y valles. Ahora estamos en el pico.

¿Ser centro propio de la Universidad de Zaragoza es una necesidad?Mantengo que la Eupla o pasa a ser centro propio de la Universidad o desaparecerá. Porque necesitamos estar en igualdad de condiciones. Principalmente en cuanto a la financiación, porque cada cuatro años hay que renegociar un convenio con la Administración que puede cambiar de color político y de prioridades. No tener una visión a largo plazo, de 10 o 15 años, es un lastre. Además de que el contexto actual, por cómo se valora la investigación, con arreglo a cuantos ‘papers’ están indexados, tampoco favorece.

"Mantengo que la Eupla o pasa a ser centro propio de la Universidad o desaparecerá. Porque necesitamos estar en igualdad de condiciones. Principalmente en cuanto a la financiación, porque cada cuatro años hay que renegociar un convenio con la Administración que puede cambiar de color político y de prioridades"

¿Cómo va a influir la IA?Creo, por lo que escucho a los expertos, que muchos puestos de programación se los va cargar, porque mucha gente en desarrollo de programación ya no va a desempeñar una función imprescindible, dejará de ser necesaria. De diez personas, necesitarás tres máquinas y una persona que supervise que lo están haciendo bien.

¿Le gusta la ingeniería?Soy un enamorado de la ingeniería y no la cambiaría por nada. Creo en esta profesión y creo también en la colegiación, como forma de ofrecer servicios a los titulados y darles un respaldo. Quizá nos falte, como a otras profesiones, salir más en la tele, que la sociedad entienda qué hacemos y la importancia que tiene. Nos tenemos que vender mejor.

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