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Éxito del Diploma en Medicina de Montaña: "Me encantaría poder trabajar en un equipo de rescate"

Veinticinco profesionales sanitarios han participado en una nueva edición de este curso, impartido durante cinco días en la Sierra de Guara.

Alumnos del Diploma de Medicina de Montaña atienden a un herido durante un simulacro.
Alumnos del Diploma de Medicina de Montaña atienden a un herido durante un simulacro.
H.A.

El Instituto de Medicina de Montaña y del Deporte (Immed) ha reunido durante cinco días en la Sierra de Guara a 25 profesionales del sector sanitario y del rescate para impartir el bloque estival del Diploma de Medicina de Montaña. La Escuela Refugio de Alquézar ha sido un año más la sede curso, donde se han impartido las clases teóricas, aunque la mayor parte de las actividades del curso han sido prácticas, desarrollándose todas ellas en el entorno de los Prepirineos.

“Este curso está destinado a médicos, enfermeros y otros profesionales que se enfrentan en el día a día con situaciones de rescates de personas, como bomberos o guías de barrancos", asegura Asier Pinillos, coordinador del Immed desde el año 2019. "El curso se realiza una vez al año y se divide en dos bloques, una parte estival que impartimos en la Sierra de Guara y en la que se trabajan distintas situaciones de rescate que suelen darse durante los meses de verano, y la parte invernal, que impartimos en Benasque en febrero y que se centra en cómo responder ante emergencias en alta montaña tales como congelaciones, aludes o avalanchas", continúa.

Durante largas sesiones, los alumnos reciben formación teórico-práctica de la mano de reputados profesionales del sector con distintos perfiles, permitiéndoles tener una visión más global y ampliar sus conocimientos: "Realizamos simulacros, analizamos patologías y lesiones más frecuentes, y explicamos distintos modelos de actuación y respuesta ante emergencias. Es un curso muy diferente y práctico que atrae a gente de toda España y de otros países como Argentina, Méjico o Chile, donde no tienen acceso a este tipo de cursos. Este año hemos tenido una lista de espera de más de 300 personas".

Eva Sánchez trabaja como enfermera en Barcelona y ha sido la única aragonesa que ha participado en esta edición: "Nunca he trabajado en equipos de emergencia o rescate, pero una compañera del hospital que había hecho el curso unos años antes me lo recomendó, ojeé un poco por internet y me apunté". Eva es de Ainzón, estudió el grado de Enfermería en Huesca y trabaja desde hace cinco en Barcelona. "Me resultó muy curioso ser la única aragonesa del curso. Resulta llamativo que venga tanta gente de fuera, pero también pone en relieve la suerte que tenemos en Aragón de contar con este entorno y paisajes", añade.

"Poder trabajar en un entorno tan mágico como este es muy gratificante y la gente de fuera de Aragón se queda maravillada"

Para poder trabajar en la Unidad de Rescate de Montaña en Aragón resulta imprescindible contar con dos títulos homologados de entre cuatro opciones, entre las que se incluye este Diploma, que cuesta 755€, así como el Máster en Medicina de Urgencia y Rescate en Montaña que se imparte en Huesca.

"Ha sido una experiencia brutal y súperdivertida, con muchísimo peso práctico y con alumnos de distintos perfiles. Estábamos enfermeros, médicos, anestesistas, cardiólogos... de todo", explica Eva, que ya tiene ganas de realizar el segundo bloque en febrero: "Seguro que está también fenomenal".

Una alumna del curso, atiende a un hombre herido durante un simulacro.
Una alumna del curso, atiende a un hombre herido durante un simulacro.
H.A.

"La verdad es que solo había hecho escalada cuatro o cinco veces, pero también me ha servido para ampliar mis conocimientos. Poder trabajar en un entorno tan mágico como este es muy gratificante y la gente de fuera de Aragón, aunque muchos ya habían venido antes al Pirineo, se queda maravillada", concluye.

Jon Sauca tiene 28 años, es enfermero y, aunque vive Pamplona, conoce muy bien el Pirineo aragonés, pues su pasión por el alpinismo y la escalada le ha llevado a recorrer varias de sus cimas. "Siempre me han llamado la atención los deportes de montaña y estos últimos años he decidido seguir formándome en torno a ellos. Me encantaría poder trabajar algún día en un equipo de rescate", asegura.

Para él, la realización de este curso ha sido "toda una experiencia". "Ha sido súper intenso y estaba muy bien organizado. Me ha parecido muy completo, ya que no solo se afronta desde un enfoque médico, sino que también aprendes nociones básicas de las distintas disciplinas de montaña y se pone mucho énfasis a nivel técnico en las técnicas de rescate".

Una sorpresa inesperada en el Barranco Formiga

El descenso del Barranco Formiga, uno de los más clásicos cañones de la Sierra de Guara, era una de las actividades previstas para realizar durante el curso, pero lo que los alumnos no sabían era que, a mitad del recorrido, les aguardaba una sorpresa. "Nos dividimos en grupos de cinco personas y comenzamos a descender siguiendo el curso del río. Cuando llevábamos como dos horas y media, de repente, escuchamos a una mujer gritar '¡Socorro, socorro! ¡Ayuda! ¡No puede moverse!'. Alarmados, avanzamos unos metros y nos encontramos a un hombre tirado entre las rocas sin poder moverse", relata Jon.

"Tuvimos que poner en práctica los conocimientos que habíamos adquirido los días anteriores, y aunque luego nos dimos cuenta de que se trataba de un simulacro, lo hicieron parecer muy real y al principio picamos todos"

"Rápidamente, el monitor nos organizó y nos pusimos manos a la obra para socorrerle. Tuvimos que poner en práctica los conocimientos que habíamos adquirido los días anteriores, y aunque luego nos dimos cuenta de que se trataba de un simulacro, lo hicieron parecer muy real y al principio picamos todos", añade.

Los alumnos atienden un accidente inesperado en el Barranco Formiga.
Los alumnos atienden un accidente inesperado en el Barranco Formiga.
H.A.

"Tenemos que ponerles a prueba en situaciones lo más reales posibles. Nunca se sabe los peligros que te puedes encontrar en la montaña y tienen que estar preparados para actuar en situaciones límite", señala. "A lo largo de estos años he tenido que enfrentarme a caídas de personas mientras realizan escalada, luxaciones de hombro en barrancos y gente perdida en las montañas. De esas, cientos. Es el pan de cada día", explica.

Al descenso del barranco de Formiga le siguió el del Basender, varias horas de escalada en el entorno de Rodellar, prácticas en el pequeño rocódromo de Alquézar y otras muchas actividades en las que los participantes pusieron a prueba sus destrezas.

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