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Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Cómo vivimos el calor: "Tener cerca un refugio climático no es lo mismo si tu casa no tiene ascensor"

El calor impacta en la salud de forma muy diferente según la edad, las enfermedades crónicas, cómo es nuestra casa y si llega para pagar el aire acondicionado.

Pensando sobre cómo vivimos el calor en el barrio, durante el festival San José en Movimiento.
Pensando sobre cómo vivimos el calor en el barrio, durante el festival San José en Movimiento.
Atelier de Ideas

‘Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija’. El mensaje de este refrán, tan apetecible cuando el calor aprieta, está detrás del nombre de un proyecto que está en marcha en el zaragozano barrio de San José: ‘Al buen clima, San José se arrima’. La idea es detectar colectivamente necesidades y propuestas para adaptarnos a los desafíos planteados por el clima

Las temperaturas extremas del verano están a flor de piel y penden sobre nuestra salud. Parte del proyecto consiste en hacer un diagnóstico de la situación y capacitar a la gente de la ciudad, de los barrios, porque "el cambio climático no va a venir sino que ya está, y nos tenemos que adaptar", pero, sobre todo, importa lo comunitario: tejer conexiones que fortalecen la comunidad, porque unos cuidamos de otros

Pilar Leza, que junto a Ainhoa Estrada y Marian Rivasés facilitan este proyecto desde la cooperativa Atelier de Ideas, explica que por ahí va también el nombre del proyecto, "más allá de hablar de zonas verdes o urbanismo, buscamos que se entienda que tener un buen clima significa también generar alianzas, vínculos, espacios de relación". Momentos y lugares donde descubrir que cada cual vivimos esos temibles treinta y muchos o 40 grados a la sombra desde nuestras propias circunstancias, como mayores de 85 años, como niños, como personas más vulnerables en lo económico... Canales donde compartir ese conocimiento que nace del sentido común y la experiencia. "Tejer comunidad –indica Ainhoa Estrada– es una manera de afrontar el cambio climático".

A las presentaciones, rutas, reuniones y foros celebrados (el próximo, el 25 de septiembre) han acudido vecinos y vecinas, colectivos del barrio y personal técnico que trabaja en servicios sociales, educación de calle, la biblioteca o el centro de salud. Porque, al final, todo se cruza. "Hay gente mayor que deja de ir al médico porque salir a determinadas horas de casa le resulta demasiado duro. ¿Cómo conseguir que el barrio sea más amable y que la gente tenga más calidad de vida en la nueva circunstancia de calor extremo?", se pregunta Estrada. La respuesta será colectiva.

Trucos frente al calor

De momento, en la conversación se sueña con fuentes, "no solo de las de beber, sino ornamentales y ‘moja chicos’, esos puntos de agua lúdicos y accesibles a cualquiera", se habla mucho de plazas, de árboles, y se dan trucos como tender la ropa dentro de casa o fregarla temprano para que ayude a refrescar

"Vemos que la gestión de los horarios a los que salir de casa es algo que los jóvenes tienen menos interiorizado, mientras la gente mayor tiene un saber increíble y, por otro lado, quienes se perciben como vulnerables a veces priorizan la seguridad, deciden no abrir ventanas y están con unas temperaturas en casa inhumanas". Está en preparación una tabla de horarios de espacios acogedores que pueden funcionar como un refugio frente al calor.

Financiado por la European Climate Foundation, este es un proyecto comunitario piloto para el que eligieron "un típico barrio obrero de gente trabajadora, con un urbanismo no muy nuevo y casas construidas ya hace bastantes años, con todo lo que ello conlleva frente al calor". Sus referentes son iniciativas como ‘Barrios por el clima’, de Córdoba o ‘Redes por el clima’, de Madrid

Los estudios dicen que las temperaturas extremas no nos afectan a todos por igual y que entran en juego multitud de factores, pero la mera conversación "nos hace ser conscientes de la vulnerabilidad de otras personas, como familias enteras de cinco personas que comparten no un piso pequeño, sino una habitación, como nos contaba una trabajadora social –recuerda Leza–, en las viviendas más económicas del barrio, que suelen ser bajos o áticos, que son los pisos más cálidos; esta es una realidad que a ella le preocupaba enormemente, porque es una situación que va en aumento, cuando la vivienda es un elemento durísimo, muy peligroso con calor extremo".

Dónde están los vulnerables

Desde hace más de una década, el grupo de investigación Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales de la Universidad de Zaragoza rastrea el territorio mirando al termómetro. "Conocemos cómo funciona cada barrio en función de la temperatura. En el centro de Zaragoza, la temperatura media anual es 1,5ºC superior a la del resto de la ciudad", señala Miguel Ángel Saz. "Hace 15 años que sabemos cuáles son la zonas más cálidas de la ciudad; el centro, Delicias, Oliver, las Fuentes, son zonas con temperaturas bastante más elevadas que la periferia o las urbanizaciones menos densas y con más zonas verdes que superficies de cemento o asfalto". Sin embargo, "por su distinto nivel socioeconómico y la calidad de sus edificios, la población de dos zonas con la misma anomalía térmica, por ejemplo la plaza de San Pablo y la plaza de los Sitios, no presentan la misma vulnerabilidad". 

Falta analizar la componente social y económica de estos espacios. Ahora, participan en el proyecto Oladapt, donde arquitectos, geógrafos e ingenieros analizan la vulnerabilidad frente a las olas de calor en Bilbao, Madrid y Cáceres. Su intención es replicar este proyecto nacional para el caso de Zaragoza. 

"Si, al analizar la vulnerabilidad, tuviéramos en cuenta la edad, la renta, el tipo de edificación, si hay zonas verdes en el entorno o no..., tendríamos una cartografía clara de dónde hay mayores riesgos. Sería una buena base para gestionar episodios de calor", considera. Pero se topan con un problema: por ahora, "no es posible mezclar esta información con datos de salud, pues viene codificada en distritos censales, una escala demasiado grosera para trabajar, necesitamos la escala de manzana". La gestión del calor en la ciudad "tiene que descender a la escala de calles, de entorno urbano, de edificios. Si tenemos una idea de las zonas más sensibles, podremos priorizar las acciones para añadir confort térmico, que no son intervenciones baratas".

Son muchas las variables en juego: económicas, aspectos arquitectónicos, si hay doble ventilación, si el entorno es amable o no... "Tener cerca un refugio climático no es lo mismo cuando la casa no tiene ascensor", apunta Saz, que comenta que, si bien antes se hablaba siempre de la pobreza energética en relación con el frío, entre la población que no tiene posibilidad de calentar sus casas, "ahora se habla también de pobreza energética en verano, cuando no se puede mantener la temperatura interior en niveles saludables, teniendo en cuenta además que es más caro enfriar que calentar". Esto, combinado con el grado de hacinamiento, algo que estudió la investigadora María Zúñiga en relación a la pandemia, hace que "el número de personas por metro cuadrado en un domicilio en una ola de calor sea un dato relevante". Por eso sería tan interesante combinar la información arquitectónica con otras variables, "para saber dónde están en la ciudad, a escala de manzana, esas personas con mayor riesgo".

Alertas

A las personas más vulnerables están siempre atentos desde los centros de salud. Un sistema de alertas hace que los profesionales de atención primaria estén prevenidos ante posibles repercusiones del calor que se avecina en sus pacientes. Desde este año, las alertas por calor vendrán marcadas por las temperaturas máximas a las que empieza a subir la mortalidad ya no por provincias, sino en cada zona isoclimática o zona de meteosalud (en Aragón saltará a los 29,8ºC en el Pirineo oscense, pero no hará hasta los 37ºC en la Ribera del Ebro zaragozana). En ellas se basarán las alertas sanitarias, que son diferentes a la temperatura que marca la definición meteorológica de ola de calor. A los ciudadanos preocupados por su salud les basta con estar pendientes de las alertas de meteosalud, más precisas.

El verano pasado, el Ministerio de Sanidad notificó a Aragón 111 alertas previstas (estimación de que se supere el umbral de temperatura durante tres días seguidos) y hubo 66 alertas observadas. En la Comunidad, entre el 1 de junio y el 15 de septiembre de 2023, se registraron 147 muertes atribuibles a altas temperaturas. La mayoría, a finales de agosto. Solo en dos de ellas la edad de las personas fallecidas no llegaba a los 65 años.

Cerca del paciente

Desde un nivel asistencial tan próximo como la atención primaria, se conoce al paciente y a la persona que hay detrás de cada ficha, sus condiciones sociales e incluso de vivienda. Esto llevó a Ángel Antoñanzas, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y coordinador del centro de salud Delicias Sur, a preguntarse "si podemos hacer algo más por nuestros pacientes" y contribuir a mitigar los efectos de las altas temperaturas en las personas vulnerables. "Realmente –asegura–, no hay una sistemática de actuación y de intervención sobre personas que pueden ser más vulnerables al riesgo de exposición a temperaturas elevadas y por eso se nos ocurrió la idea de plantear una propuesta de metodología para detectar en primer lugar a estas personas y luego intervenir". 

Así, junto a Alma Antoñanzas Serrano y Mar Antoñanzas Serrano, ha presentado un método de detección de esas personas más vulnerables al calor –publicado en la revista ‘Formación Médica Continuada (FMC)’–que tiene en cuenta "aspectos como la edad, las enfermedades que pueden tener, el número de fármacos que están tomando, si viven solos o no, el apoyo familiar que tienen alrededor, las propias condiciones de la vivienda, si disponen o no de climatización, la exposición al calor relacionada con el trabajo manual al aire libre...". 

La puntuación resultante señala quiénes son esas personas especialmente vulnerables ante las altas temperaturas "y podemos hacer una marca, una señal en la historia clínica del paciente para, cuando venga una ola de calor, tenerlo presente y poder hacer las recomendaciones oportunas". 

En su opinión, "la prevención de los riesgos de la exposición al calor debería incluirse en las actividades preventivas habituales de la atención primaria de igual modo que llevamos a cabo desde hace décadas programas de prevención orientados a las enfermedades cardiovasculares, disminución del consumo de tabaco o alcohol o prevención del cáncer".

Población de riesgo

  • Personas mayores de 65 años Menores de 5 años, sobre todo bebés
  • Embarazadas
  • Con autonomía limitada
  • Personas con enfermedades previas (cardiovasculares, respiratorias, renales, neurológicas) o con un consumo excesivo de alcohol
  • Personas que realizan trabajos que requieren mucho esfuerzo físico

¿Cómo evitar los efectos del calor?

  • Bebe agua o líquidos sin esperar a tener sed. Evita el alcohol, café, té y bebidas azucaradas.
  • Evita exposiciones prolongadas a altas temperaturas.
  • Si realizas actividades físicas, hazlo en las horas de menos calor: antes de las 12.00 y después de las 17.00.
  • Elige comidas ligeras, platos fríos, ensaladas y frutas. No abuses de la sal ni de grasas.
  • Utiliza ropa ligera, colores claros y protección solar, gorra y gafas de sol.
  • Ventila tu hogar en las horas de menos calor y durante el día mantenlo fresco con las persianas bajadas.

Recomendaciones para personas mayores

  • Mantener frescos los espacios, (persianas, cortinas y toldos) y ventilar en las horas de menos calor.
  • Protegerse del sol. Salir a primeras horas de la mañana y al atardecer. En el exterior, usar gorra o sombrero y protección solar.
  • Ofrecer agua aunque no tengan sed. Les cuesta más identificar que tienen sed. Evitar café, té y bebidas azucaradas. Vigilar su piel para saber si están deshidratados.
  • Consultar al profesional sanitario. Si observas síntomas como temperatura elevada, dolor de cabeza, vómitos, piel deshidratada, pérdida de consciencia.
  • Comer sano y llevar ropa holgada. Consumir ensaladas, verduras y frutas. Evitar comidas copiosas. Usar ropa ligera, holgada y que transpire

Qué hacer en caso de...

  • Calambres
  • Irritación y quemaduras de la piel
  • Agotamiento
  • Temperatura elevada
  • Fuerte sudoración/sed
  • Busca refugio a la sombra, en lugares frescos o climatizados
  • Refréscate cuando lo necesites 
  • Toma agua fresca

Qué hacer en caso de...

  • Insolación
  • Golpe de calor
  • Dolor de cabeza
  • Vómitos
  • Pérdida de consciencia
  • Contacta con tu profesional sanitario/a
  • Llama a los teléfonos de Emergencias: 061 / 112
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