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Cecilia Llusco, cholita escaladora de Bolivia: "La próxima cima es el Everest, no nos rendimos"

Es una de las cinco mujeres indígenas aimaras que en 2019 ascendieron al Aconcagua con su vestimenta tradicional, sus coloridas polleras. Su inspiradora historia la recoge un documental.

Cecili Llusco, una de las conocidas como cholitas escaladoras de Bolivia durante su estancia en Zaragoza
Cecilia Llusco, una de las conocidas como cholitas escaladoras de Bolivia durante su estancia en Zaragoza
José Miguel Marco | Cecilia Llusco, una de las Choli

¿De dónde viene su pasión por la montaña?

Desde que era muy pequeña me gustaba la montaña porque trabajaba con mi padre, uno de los primeros guías de ‘trekking’ de mi pueblo. Con 8 años llegué por primera vez a los pies del Huayna Potosí, de más de 6.000 metros, y soñaba con escalar la montaña. A los 13 años ya subí de porteadora hasta el campamento base cargando como 25 kilos en el aguayo (pieza rectangular de tela de colores).

¿Qué les llevó a poner en marcha el grupo de las cholitas escaladoras de Bolivia?

Todas amamos la montaña y la mayoría trabajábamos con el turismo. Con mi compañera Lidia decidimos que podíamos crear un grupo porque nos sentíamos discriminadas, queríamos demostrar que las mujeres indígenas aimaras con pollera podemos hacer lo mismo que los varones y escalar las montañas con nuestra vestimenta tradicional. Les decíamos a los guías hombres que queríamos subir y se reían diciendo que no íbamos a poder con la pollera. Mi amiga Lidia iba de cocinera con su esposo guía y la miraban diferente. Había que romper esa barrera y nos agrupamos 11. El 17 de diciembre de 2015 fue nuestra primera cumbre en el Huayna Potosí.

"Les decíamos a los guías hombres que queríamos subir y se reían diciendo que no íbamos a poder con la pollera. Había que romper esa barrera"

Han hecho callar muchas bocas.

Con lo que hemos conseguido se quedan con la boca abierta. Hemos escalado la montaña más alta de Bolivia, el Sajama de 6.542 metros, y para subir el Aconcagua ya salimos del país. Desde entonces ha cambiado bastante para nosotras y nos dicen que somos fuertes y valientes. Hemos aprendido que no hay que ponerse límites.

¿No es incómodo escalar con falda?

No es siempre cómoda, pero estamos acostumbradas. Estamos muy atentas para que no se enganche la tela en el crampón, pero sabemos cómo darle la forma. También nos ayuda a cubrirnos del frío.

¿Cuál es su próximo reto?

Hay muchas montañas que nos esperan, pero nuestro sueño siempre ha sido el Everest, pero ya es otro nivel, porque tiene nieve y exige otra preparación. Cada una nos estamos ya preparando. Yo, por ejemplo, entreno en lugares técnicos, con escaleras en grietas y aprendiendo a manejar muy bien la línea de vida y el yumar. Cuando tengamos tiempo nos juntaremos.

¿Para cuándo la expedición?

Queríamos que fuera este 2024, pero no va a poner ser por falta de financiación. Ojalá Dios mediante sea en 2025 y podamos ir cuatro o cinco. Nuestra próxima cita es el Everest, no nos rendiremos.

La pollera, el aguayo y el sombrero definen a las cholas.
La pollera, el aguayo y el sombrero definen a las cholas.
José Miguel Marco | Cecilia Llusco, una de las Choli

Vino a Zaragoza en una gira por 11 ciudades españolas, promovida por Entreculturas, Alboan y Oxfam Intermón, para compartir su historia y ver la película del ascenso al Aconcagua. ¿Qué fue lo mejor y lo peor de esa aventura?

Fue increíble vivir las cinco casi un mes durante el rodaje. Yo al final no hice cumbre y fue un poco difícil tomar la decisión de retornar porque no me encontraba bien y tenía un problema de salud. No podía perjudicarlas. La vuelta fue un poco complicada. Me desesperé y pensé que nunca volvería porque la montaña me había rechazado. Pero luego aprendí que la montaña siempre estará allí y el año pasado regresé con un proyecto de mujeres del mundo, éramos 14 de diferentes países, e hice cumbre.

También les gusta jugar al fútbol en las alturas. ¿Y esa afición?

Desde chiquitita me gustó jugar al fútbol. Con cinco año agarraba el balón y si no lo fabricaba con trapos amarrados con una soga. Hasta que mi padre me regaló uno. Cuando tenía 8 años con una amiga nos fuimos a la cancha y aunque los chicos nos gritaban para que nos fuéramos, metimos goles y nos invitaron a volver.

¿Hubo partido en el Aconcagua?

En la cumbre no pudo ser, pero Jaime, el director de la película, trajo un balón al campamento base.

"Seguiré hasta donde me dé la fuerza. En la montaña me siento yo misma y libre del todo tocando el cielo"

¿Sus hijos siguen su s pasos?

Tengo una hija de 20 años y un hijo de 18. Ella ha aprendido desde muy pequeña porque su padre se la llevó a la montaña con 3 años. Le costuré una chompa y una pequeña pollera porque entonces no se vendían. Quería ser como yo, pero creo que ahora ya es mejor escaladora.

Ha cumplido otro de sus sueños, viajar y conocer otros países.

Siempre quise subirme a un avión. De cada sitio me llevo una lección a mi país. De España me gusta el tema del reciclado, la limpieza de las calles y los árboles en las ciudades. En España he podido dormir como en las películas, solo con una sábana (risas).

¿Hasta cuándo seguirá con su falda multicolor como bandera por las cumbres?

Hasta donde me dé la fuerza. En la montaña me siendo yo misma y libre del todo tocando el cielo.

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