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Heraldo del Campo

Mejora genética en el ovino para que resista la sequía

Investigadores del CITA presentan en Cartagena dos comunicaciones sobre los resultados de un proyecto que tiene como objetivo selecionar animales tolerantes al estrés hídrico

Las investigaciones del CITA tienen como fin la selección de ovejas adaptadas al calor y la falta de agua. CIta
Las investigaciones del CITA tienen como fin la selección de ovejas adaptadas al calor y la falta de agua. 
CIta

La ciudad de Cartagena (Murcia) es este año el epicentro de la mejora genética animal. Allí se celebra los próximos días 6 y 7 de junio la XXI reunión nacional de esta especialidad que reúne cada dos años a investigadores de toda España para exponer los avances conseguidos (o en estudio) en esta materia. Y hasta allí viajarán Sara Pérez y Jorge Hugo Calvo, investigadores del departamento de Ciencia Animal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón. Ambos participarán en el encuentro con dos comunicaciones orales que se enmarcan en un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y que tiene como objetivo final seleccionar aquellas ovejas de las distintas razas de ovino de carne, en especial de la rasa aragonesa, que están más preparadas genéticamente para resistir el estrés térmico (aumento de temperatura) y el hídrico (falta de agua), para utilizarlas como reproductoras en las explotaciones ganaderas.

La primera comunicación, detalla Calvo (investigador Araid-CITA) expondrá los primeros pasos dados en un estudio más amplio con el que se quiere asociar variables bioclimáticas a regiones del genoma de 22 razas ovinas distribuidas por toda la Península y las islas (Canarias y Baleares) con el fin de encontrar marcadores que "se puedan utilizar para futuros reproductores más adaptados a las olas de calor o la sequía", explica Calvo.

Pero para llegar hasta ahí primero "hay que estudiar la estructura de todas estas razas, analizar su biodiversidad, cuánto se parecen y cuántos orígenes tienen". Un trabajo, que centrará la participación del CITA en la reunión anual de Cartagena, fruto de la colaboración de más de 10 centros de investigación y universidades que han aportado datos e información para realizar dicho estudio en 22 razas autóctonas.

El siguiente paso, que los investigadores comenzarán a abordar próximamente, será analizar cuáles son las regiones del genoma de estos animales que están asociadas a diferentes características bioclimáticas. "Estudiamos distintas razas porque, aunque todas vienen de un tronco común, si unas determinadas razas llevan siglos explotando en Andalucía, habrán seleccionado regiones del genoma para tener una mayor resistencia al calor, pero razas de Aragón, como por ejemplo la ansotana o la churra tensina que se explotan principalmente en el Pirineo, justamente tendrán zonas del genoma que están más asociadas a bajas temperaturas", detalla el investigador Araid.

Para este estudio se van a utilizar variables bioclimáticas de los últimos 15 años, pero también se van a realizar predicciones para determinar, explica Calvo, cuáles serían la regiones del genoma de las ovejas que se adaptarían mejor si cambiarán las condiciones climáticas, si continúan subiendo las temperaturas o los periodos de sequía son más largos.

En Cartagena, los investigadores aragoneses expondrán una segunda comunicación que se centra en la raza predominante en la Comunidad que lleva por titulo ‘Estudios de asociación del genoma completo (GWAS) con biomarcadores sanguíneos y de lana para identificar genes de tolerancia al estrés hídrico y térmico en ovejas de raza rasa aragonesa’.

"Estudiamos diferentes biomarcadores o metabolitos que están asociados con el estrés hídrico y el estrés por calor de la rasa aragonesa, es decir su adaptación a las altas temperaturas y la falta de agua, con el objetivo de localizar genes o marcadores que puedan ser asociados a esa resistencia y utilizarlos luego para una selección asistida", explica Jorge Hugo Calvo.

Una "prioridad"

Para los investigadores del CITA, es una "prioridad" comprender los procesos biológicos que tienen lugar como respuesta al estrés, biótico (por enfermedades) o abiótico (calor o falta de agua), en animales en pastoreo o en régimen semiextensivo. Con ese conocimiento se pueden desarrollar "estrategias para mitigar los efectos de una climatología cada vez más extrema", explican desde el centro aragonés.

Y es que, como señalan los expertos, el cambio climático es una amenaza real para la producción animal debido a su impacto sobre la calidad y producción de alimentos (forrajes y granos), y la disponibilidad de agua. Unos impactos que se reflejan, destaca Calvo, "en una disminución de las producciones animales y en la calidad de sus productos, pero también en un posible incremento de la incidencia de enfermedades en las regiones semiáridas".

Además, los efectos del cambio climático provocan estrés en los animales que puede afectar al sistema inmune, modificar factores de virulencia de los agentes infecciosos y los mecanismos de transmisión, favoreciendo mayor incidencia de enfermedades.

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