La psicología ayuda a los refugiados a superar los traumas: "Cuidar la salud mental de los desplazados no es algo secundario"

Las experiencias traumáticas vividas en el país de origen y durante el trayecto migratorio y la incertidumbre a su llegada afectan a su bienestar mental.

Marta Guarch-Rubio recoge una veintena de testimonios de refugiados en su libro 'Psicología de fronteras'
Marta Guarch-Rubio recoge una veintena de testimonios de refugiados en su libro 'Psicología de fronteras'
Retrato a la psicóloga Marta Gua

La psicología es fundamental para ayudar a los refugiados a superar tanto los traumas de la huida como los problemas de adaptación, muchas veces relacionados con una realidad que no cumple las expectativas y las dificultades sociales y jurídicas.

"Hay que focalizar la atención en cuidar la salud mental en general, no es algo secundario. Son personas que tienen una gran vulnerabilidad y predisposición para sufrir daños psicológicos por las experiencias acumuladas a lo largo de su proyecto migratorio", asegura Marta Guarch-Rubio, doctora en Psicología y docente de la Universidad San Jorge.

En su libro ‘Psicología de fronteras’ incluye una veintena de testimonios de personas desplazadas forzosamente que ha recogido en campos de refugiados de Argelia, Bosnia Herzegovina y Grecia, además de algunos de sus destinos como España e Irlanda.

A su parecer, uno de los problemas radica en que si no hay "servicios de salud mental dignos o democráticos incluso para la población local", difícilmente se va a atender esta necesidad "en los colectivos más minoritarios o vulnerables".

Insiste en que la "capacidad de resiliencia" de muchas de estas personas no es excusa para no atender su salud mental. "Esa fortaleza hay que aprovecharla para generar estrategias de integración y políticas de convivencia. No hay que focalizar tanto en el control de fronteras, sino en políticas de integración y darles oportunidades para que contribuyan a la sociedad de forma activa tanto a nivel demográfico como económico", dice.

Una de las vivencias que recoge en su libro es la de Leyla, nombre ficticio, una joven de 19 años que abandonó Alepo (Siria) a causa de la guerra y a la que entrevistó ya en Irlanda. A su padre lo "hicieron desaparecer" tras manifestarse en la revolución árabe y ella acudía todos los días a un edificio gubernamental a mirar si en los álbumes de personas fallecidas y torturadas estaba su fotografía. Tras su paso junto a su madre por un campo de refugiados en el Líbano, "donde estuvieron trabajando en condiciones infrahumanas" llegaron a Irlanda.

Superar el duelo migratorio

Jorge López, responsable del servicio de atención psicológica de Accem en la zona norte de España, es uno de los 25 psicólogos con los que cuenta esta entidad, una de las que gestiona el programa de refugiados del Ministerio de Inclusión, en Aragón, País Vasco, Asturias y Galicia.

Muchos han sufrido historias traumáticas en sus países de origeny a ellas se suman las que se producen durante el trayecto. "En 2023, siete de cada 10 personas migrantes que llegaron por vías inseguras a España lo hicieron a través de la denominada ruta atlántica", constata López. Es la que une las costas de África occidental con Canarias.

Aunque en el día a día se encuentran con "impresionantes ejemplos de resiliencia" y "gran capacidad de adaptación", López cuenta que son compañeros de viaje habituales el trastorno por estrés agudo (se prolonga durante menos de un mes), el trastorno de estrés postraumático (los síntomas persisten más) y episodios de ansiedad, angustia, pesadillas...

Es bastante común el duelo migratorio, "no una patología en sí, sino un proceso emocional complejo". Otra reacción psicológica es el "trastorno adaptativo" que puede surgir ante un "exceso de preocupaciones, la incertidumbre sobre el futuro" con "factores precipitantes" como que las solicitudes de asilo se quedan estancadas en el tiempo y no pueden reconstruir sus proyectos de vida.

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