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Calendario de adviento | día 2 

Entre el belén viviente y un 'Mon Amour' con Papá Noel

Encontrar un chaleco de borreguito o unas alas de ángel en alguna ocasión se puede convertir en un auténtico calvario, aunque sea Navidad.

Los ángeles con alas doradas, mejor.
Los ángeles con alas doradas, mejor.
Krisis'21

Te llega una notificación del colegio. Asunto: "Actuación de Navidad de clase". No te ha dado tiempo a abrir el correo cuando en el grupo de WhatsApp ya hay 20 mensajes. Empiezas a leerlo con la incertidumbre de si es belén viviente, muestra de villancicos o bailes, que terminará siendo la canción 'Mon Amour' de Aitana -"Y es que me encantas tanto…"-, pero con gorrito de Papá Noel. Será éxito total si comienza con las bailarinas agachadas -ese pase de baile que en los festivales del colegio prometía que iba a se la repanocha-. 53 mensajes en el grupo de WhatsApp. El tradicional belén viviente ha vuelto y este año nos toca de pastor. 87 mensajes y siguen sumando.

En las clases siempre ha habido un perfil de niños: los niños pastores. Son esos alumnos que cada Navidad engrosan la gran platilla pastoril del belén viviente. Padres de este mundo, no se preocupen porque no sean Gaspar ni Baltasar, miren el lado bueno: con parte del traje de baturro y un chaleco de borreguillo ya lo tienen.

¿Qué pasa? Que en la plantilla de pastores ha habido recortes y cada vez hay menos porque pasan a ser miembros de la corte celestial. El ángel es el nuevo pastor. No hay nada más que pasear por algún bazar para ver la desesperación de padres para conseguir unas alas –recomendación: mejor las doradas de molde, que las de plumas blancas terminan calvas-. Y luego se remata el modelito con espumillón dorado en una diadema que hace las veces de corona.

Aquellos que se salvan del belén viviente puede ser que les toque el típico villancico –ya profundizaremos en este tema otro día-, que taladra los oídos hasta que, por fin, se celebra la esperada actuación. Capítulo aparte si es con las flautas. ¿Pero por qué no hacen una chocolatada en la intimidad?

En fin, al margen de todos estos líos, qué bien lo hacen los niños cuando salen al escenario. Los padres, los abuelos y demás familia se derriten cuando abre la manita para saludar desde arriba. Y luego esas fotos que les hacen en el patio, que años más tarde utilizarán en la graduación de la ESO o subirán a las redes sociales para que les comenten "qué pastorcico más mono". Pobre, este año iba de angelito. 

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