Aragón

Crisis en Afganistán

Las oenegés confían en la "rápida" adaptación de los 106 afganos acogidos en Aragón

El "choque cultural" y los problemas con el idioma serán los principales retos de los próximos meses.

Fernando Pérez Valle y Beatriz Larraz, en la sede de Cruz Roja, en Zaragoza.
José Miguel Marco

Las organizaciones humanitarias que acogen a los 106 refugiados afganos que han sido trasladados a Aragón confían en su “rápida” adaptación. Será un proceso que “requerirá tiempo”, ya que antes habrá que superar barreras tan importantes como la del idioma o el “choque cultural” que supone cambiar de ciudad y de vida.

Las oenegés seguirán el itinerario de 18 meses marcado por el programa de protección internacional, que va desde la acogida hasta la preparación a la autonomía. De acuerdo con la referente autonómica de dicho plan en Cruz Roja, Beatriz Larraz, “en estos casos se prepara un programa personalizado de intervención”, ya que, aunque pueden presentar características similares, “cada persona vive las cosas de una manera”. Uno de los primeros objetivos será que conozcan sus derechos y deberes, así como que estén al tanto de todos los servicios que les ofrece la ciudad. “También es importante que empiecen cuanto antes a formarse para integrarse en la sociedad”, apuntó.

Durante estos primeros meses, las organizaciones cubrirán todas sus necesidades básicas y urgentes, desde su manutención hasta su alojamiento y el suministro de productos de limpieza e higiene. Se encargarán, asimismo, de prestarles asistencia jurídica, realizar todas las gestiones administrativas necesarias -como el empadronamiento, la tarjeta sanitaria o la solicitud de ayudas asociadas a actividades educativas- y de ofrecerles asesoramiento sociolaboral a fin de que tengan una “mayores herramientas”. “Son personas que no conocen las normas de aquí ni saben cómo está el mercado laboral. Nuestra labor consiste en explicarles sus opciones y todas aquellas dificultades que se van a encontrar”, agregó.

Otra de las claves de estos 18 meses es la atención emocional. “Tardan tiempo en superar el impacto inicial. Suelen venir con muchos miedos e inseguridades, están acostumbrados a otra forma de vida”, afirmó Larraz. Pese a tratarse de colaboradores del Gobierno central, no tienen un nivel alto de castellano. Lo importante, no obstante, es que “tienden a aprender muy rápido”. “Y si no, se ayudan entre ellos”, señaló.

En el caso de los 41 menores de edad, se procederá a su escolarización “en el colegio más cercano a su nuevo lugar de residencia”. Su adaptación, aseguran desde las oenegés aragonesas, suele ser “más sencilla” que la de sus progenitores, ya que, a menudo, no soportan la misma carga emocional y suelen aprender pronto el idioma.

El acompañamiento es total durante el proceso, y solo cuando acceden a un empleo se va reduciendo su asignación “según sus propios ingresos”. Otro de los aspectos en los que se les ayudará será a buscar vivienda. Para las organizaciones, estos 18 meses también suponen un reto. “Ojalá el itinerario durase más tiempo, pero tenemos los meses que tenemos y sobre eso tenemos que actuar”, explicó la responsable de Cruz Roja. Una vez finalizada la intervención, el equipo de profesionales que les hayan apoyado realizarán una evaluación siguiendo los propios objetivos fijados en el itinerario.