Aragón

Covid-19

Más de la mitad del ocio nocturno sigue cerrado de forma temporal tras su año más difícil

El sector estudia acampadas de cara a septiembre y ve "inviable" desarrollar su actividad en las condiciones actuales.

La mayor parte de los locales de la calle del Temple han vuelto a cerrar por las medidas anticovid
Oliver Duch

Más de la mitad de los locales de ocio nocturno siguen cerrados temporalmente tras su año más difícil. Desde que el Gobierno de Aragón prohibiese a principios de agosto de 2020 la apertura de pubs y discotecas en toda la Comunidad, los empresarios han vivido meses de inactividad, restricciones y cambios de horarios, un problema que se ha intensificado con la sexta ola. Los negocios pudieron abrir hasta las 3.00 a finales de junio, momento en que incluso se permitió usar las barras. Esto hizo que establecimientos que habían permanecido cerrados volviesen a levantar la persiana y reactivasen la contratación, una alegría que apenas duró una semana. Ahora, con los horarios limitados a las 0.30 y unos aforos restringidos al 50% en interiores, los empresarios denuncian que la situación es "insostenible".

Aunque esperan cobrar las ayudas del plan de rescate autonómico y del estatal hacia finales de año, muchos no tienen claro que vayan a aguantar hasta entonces. Es el caso de David Puertas. "Si no me dejan abrir no sé si tendré que cerrar los cuatro bares", explica. Se refiere al Espit Chupitos de la calle del Temple, al de María Lostal, a La Taberna del Espit y al Bocapan. Tras el primer recorte de horarios decidió seguir abriendo "por el personal". "Fueron semanas de mucha incertidumbre. Hacías pedidos pensando en que ibas a seguir abierto y cuando llegaban, todo había cambiado. Ahora estamos cerrados, no puedo hacer otra cosa. Los préstamos se acaban y las ayudas no llegan", lamenta.

El sector prepara ya nuevas movilizaciones de cara a septiembre. El presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Salas de Fiesta, Baile y Discotecas de Zaragoza, Alberto Campuzano, adelanta que se están estudiando acampadas frente a las principales instituciones de la Comunidad para hacer ver el malestar de los empresarios. "La situación actual es de cierre encubierto. Abrir en estas condiciones no tiene ninguna viabilidad", señala.

Confirma, en este sentido, que la mayor parte de los locales que abrieron al bajar al nivel 1 de alerta han vuelto a cerrar, y que aquellos que mantienen la actividad apenas levantan la persiana un día o dos. "La semana pasada volvimos a pedir entrevistas con Sanidad, Turismo y Presidencia, pero siguen sin recibirnos. También hemos presentado consultas en todos los departamentos y en Transparencia para que nos expliquen por qué estamos así", dice.

El colectivo critica, asimismo, que en otras comunidades "ya hayan cobrado" las ayudas y que en Aragón sigan pendientes más de cinco meses después de presentarse el último plan de rescate.

Salir del ERTE... para volver a entrar

La Hïde fue otra de las discotecas que reabrió a finales de junio. Duró tres fines de semana. "Al igualar los horarios con el resto de bares y restaurantes era imposible continuar. Habíamos sacado a la mitad de la plantilla del ERTE y tuvimos que volver a meterlos inmediatamente", explica Miguel Ángel Salinas, gerente del Grupo Canterbury.

Como muchos otros empresarios, pide "diálogo" a la Administración. "Queremos sentarnos y hablar del pasaporte covid, de la ventilación en interiores... Buscar fórmulas que permitan abrir con seguridad y no volver a dar pasos hacia atrás", añade.

Para quienes están abiertos, la situación es de "ruina total". La Cucaracha y el Manolo La Nuit, en la calle del Temple, abren cuatro horas de jueves a sábado, pero apenas dan para cubrir un 5% de los gastos. "No vemos futuro de ninguna clase. Visto todo en perspectiva, lo mejor habría sido cerrar al inicio de la pandemia. El músculo se nos está acabando desde hace tiempo", admite Juan José Hervías, uno de sus socios.