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La fiscal pide 9 años de cárcel a un hombre por violar a una menor

La Audiencia de Zaragoza juzga a un hombre por abusos sexuales a una adolescente en una vivienda de Zaragoza después de una celebración familiar en 2017 

El acusado ha negado esta mañana los abusos sexuales a la menor el 30 de agosto de 2017.
R. J. C.

Karem tenía 15 años cuando el 30 de agosto de 2017 recibieron a cenar en su casa de Zaragoza a un grupo de familiares ecuatorianos, entre los que iba un amigo, el acusado Luis Antonio J. A. Esa madrugada bailaron en la casa, que tenía cuatro habitaciones, pero la chica le dijo que no quería juntarse con el regetón

Hacia las ocho de la mañana, la abuela de la niña con la que dormía se marchó a trabajar y, según la víctima, el acusado aprovechó la situación y entró en su habitación. “Se metió en mi cama, se quitó los pantalones y luego los míos. Me penetró vaginalmente, aunque le dije yo no quería. Me giré hacia la ventana, no sé si eyaculó y le dije que se fuera. Me puse a llorar cuando él se fue”, ha contestado la joven este viernes detrás de una mampara al presidente de la sección tercera de la Audiencia de Zaragoza.

La víctima ha realizado un relato detallado de los abusos sexuales que supuestamente sufrió esa mañana en una vivienda de la avenida de San José de Zaragoza, pero este suceso no fue denunciado hasta un año después, en 2018, cuando se enteró su padre, separado de su madre y residente en Madrid. Cuando ocurrieron los hechos, la chica no se llevaba bien con su madre, Nanci, y al conocer los hechos tres semanas después tras ver su móvil y una comunicación con una amiga, optó por no denunciarlo.

La chica decidió trasmitírselo a dos amigas (Honesta y Daniela) de manera inmediata cuando recuperó el teléfono móvil que estaba en el salón de la casa, donde había dormido el acusado. “No dije nada a los del piso (había varios tíos, su abuela, su madre y su pareja). No me llevaba bien con mi madre”, reconoció Karem, quien relató que su madre le acusó de “mentirosa” al contárselo casi un mes después.

El acusado ha negado los hechos y los achacó a unos celos de la chica porque se llevaba bien con su madre, a la que llegó a prestarle dinero. Ha explicado que esa noche había dormido en un sofá del salón, pero no vio a la chica en la habitación donde dormía ni con quien. Ha agregado que estaban unas diez personas, la mayor parte familiares, salvo él. Después de cenar en la cocina, acudieron al salón y bebieron cerveza hasta las tres de la madrugada. Como era un día muy caluroso, Luis Antonio ha detallado que luego salió a la terraza para estar más fresco y descansar.

Por su parte, Nanci, la madre de la chica, ha declarado que cuando su hija se lo contó la creyó y le dio importancia, pero no optó por denunciar al supuesto violador. Al hacer un viaje a Sevilla, un año después de los hechos, pararon en Madrid a ver una familiar y resultaba que el acusado residía en la misma vivienda. La chica se enfadó mucho por el encuentro y tuvo un ataque de ansiedad. Al llegar a Zaragoza, donde reside su padre, se lo contó. Así lo ha relatado él.

Es incapaz de mentir en algo así, pero no puse una denuncia. Después de aquello, ella cambió su vida y tiene ayuda psicológica”, ha contado la madre de la chica. “Al contárselo a su padre, él puso una denuncia”. La madre ha reconocido que ya no vive con su hija, que ahora tiene 18 años.

La fiscal sostuvo la petición de nueve años de prisión al acusado por abusos sexuales, mientras que el abogado de la acusación particular, José Luis Lafarga, elevó la pena a once años. El defensor, José Luis Sánchez, solicitó la libre absolución del acusado, incidiendo en las contradicciones y detalló que a los dos meses de la denuncia quedó en libertad provisional.

Participaron en el juicio dos psicólogas del IMLA (Instituto de Medicina Legal de Aragón) que mostraron su excepticismo con el caso por el paso del tiempo trascurrido desde los hechos hasta la denuncia. Sobre todo, porque no apareció sintomatología después de la denuncia y estuvo un año normal. Al parecer, según una psicóloga, la motivación era retomar un novio que la cuidara y recuperara su relación. Una psicóloga explicó que su primera relación sexual fue con 13 años.

Mientras que otras dos psicólogas que pertenecen al centro Cavia, que fueron citadas por la acusación particular, incidieron en la versión de la víctima.