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Covid-19

Las discotecas critican los aforos de la nueva normalidad y piden equipararse a cafés, bares y restaurantes

La hostelería insta a hablar "de distancias" y no de porcentajes y el comercio, a aplazar las rebajas.

Preparativos en la pista de baile para la reapertura de la discoteca Latin Palace, ayer
Preparativos en la pista de baile para la reapertura de la discoteca Latin Palace, ayer
F. I.

Los empresarios de salas de fiesta, baile y discotecas acogieron ayer "con malestar" la orden que regulará la nueva normalidad en Aragón. Ampliar el aforo del 33% al 50% es "insuficiente"; sobre todo, dicen, con la pista ocupada por mesas y cuando otras comunidades como Cataluña van a ser "más flexibles". "Así siguen sin salir los números. Al 75% podríamos empezar a equilibrar ingresos y gastos, y solo al 100% empezaríamos a ganar dinero", aseguró Fernando Izcara, presidente de la asociación provincial. El sector no entiende que cafés, bares y restaurantes sí puedan abrir a tres cuartas partes de su capacidad, ya que "se ha hecho un importante esfuerzo para reforzar la higiene y la seguridad". Tampoco que se tenga que pagar "el 100% de los impuestos y los alquileres" pese a haber permanecido "tres meses cerrados".

Según cálculos de la asociación, alrededor del 75% de los locales abrirán este fin de semana, un 25% más que los que lo hicieron con el salto a la fase 3. El Latin Palace, regentado por Izcara, se preparaba ayer para levantar la persiana por la noche, pero habrá salas, según avanzó, que no reabrirán hasta septiembre. "En nuestro caso, se ha optado por dividir la zona de baile y poner mesas altas con sillas. Se han colocado carteles, flechas en el suelo, dispensadores de gel desinfectante... También habrá una persona que se dedicará a controlar los baños y se venderán mascarillas a precio de coste para quienes no lleven", explicó ayer.

Hasta ahora, la gente "ha respondido". El problema, subrayó, es que con la restricción de aforos "muchas personas no podían entrar y tenían que darse media vuelta". "Vamos a seguir reclamando mayores porcentajes. Esperamos que en una o dos semanas cambie la situación", añadió.

La hostelería habría preferido que se hablase de distancias y no de aforos y se siguiese el modelo catalán, que establece que los grupos deben estar a metro y medio de distancia sin entrar en porcentajes. El problema ahora, no obstante, "no es de aforos, sino de falta de demanda". "Está todavía muy restringida. Los primeros días hubo cierta efervescencia, pero se ha normalizado. El consumo en terrazas roza ya los niveles habituales, pero todo el tema de restaurantes está muy bajo. Los gastronómicos y los especializados en banquetes están a cero", aseguró Luis Vaquer, presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Aragón. La principal restricción, una vez levantadas las ‘barreras’ entre comunidades, es "el miedo". "También influye la situación económica provocada por la pandemia", comentó.

Esto, sin embargo, no quiere decir que el sector esté conforme con pasar del 66% de la fase 3 al 75% de la nueva normalidad. "Si nos encontramos ante un escenario en el que necesitemos más aforo, lo solicitaremos", aclaró.

A la espera del Boletín

La Asociación de Empresarios de Cafés y Bares de Zaragoza está a la espera de que se publique el Boletín Oficial de Aragón (BOA), ya que tras los detalles avanzados por el presidente de Aragón, Javier Lambán, y la consejera de Sanidad, Sira Repollés, "quedan muchas cuestiones pendientes". Entre ellas, destacó José María Marteles, presidente del colectivo, está todo lo referente a la instalación de veladores o a la "efectividad temporal" de las medidas que se aprueben. 

El pequeño comercio, por su parte, agradece la "hasta cierto punto arriesgada" ampliación al 75% tras semanas de ventas "al ralentí". "Esperamos un incremento progresivo de la confianza del consumidor", afirmó José Antonio Pueyo, presidente de la Federación de Empresarios del Comercio y Servicios de Zaragoza (ECOS). A la crisis del coronavirus se ha unido un inicio de junio atípico que ha lastrado la venta de vestidos, calzado y complementos de verano, motivo de más, según la Federación, para exigir a los poderes públicos "que regulen las rebajas y las pospongan hasta septiembre".

El problema, agregó, es que se parte de un momento económico-financiero "desastroso", y que las ayudas públicas o son insuficientes o, directamente, no han llegado al sector. La principal incógnita tanto para hosteleros como para comerciantes es cómo responderán los ciudadanos ahora que se va a levantar el estado de alarma 98 días después.

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