"Una de las primeras medidas de la desescalada debería ser permitir salir a los niños"
La presidenta de la Asociación Aragonesa de Pediatría de Atención Primaria, Teresa Cenarro, afirma que los menores están demostrando una "capacidad de adaptación" envidiable al confinamiento y no cree que esta situación les vaya a dejar traumas en el futuro.
¿Les va pasar factura a los niños un confinamiento por el coronavirus que ya se alarga más de un mes? La presidenta de la Asociación de Pediatría de Atención Primaria de Aragón, Teresa Cenarro, defiende que la mayoría de los menores están demostrando desde el primer momento "una capacidad de adaptación envidiable" a una situación extraordinaria, aunque siempre hay excepciones en el caso de pequeños o chavales que sufren alguna patología particular o que viven en un entorno familiar difícil. El mayor tiempo que comparten con los padres en el hogar, aunque el teletrabajo también reste sus horas, cree que lo han recibido como "un gran regalo" que contribuye a su bienestar.
Cenarro habla desde su experiencia en el centro de salud José Ramón Muñoz Fernández de Zaragoza, donde pasa consulta, en el 90% de los casos telefónica. Esta semana atiende a cada día a una veintena de personas tras una primera recta de la cuarenta en la que las familias apenas llamaban. "Tanto los compañeros del centro como en otros foros y grupos de pediatria la idea generalizada es que los niños en general están demostrando que tienen una gran fortaleza", resume.
En su día a día profesional y en su entorno no ha percibido que las medidas de confinamiento empiecen a tener efectos negativos preocupantes sobre la salud de los pequeños. Alguna madre sí que le ha comentado que estos tienen más problemas para quedarse dormidos, algo que atribuye a "que están menos cansados y agotados" que cuando van al colegio y no necesariamente a somatizaciones del estrés o miedos patológicos.
¿Estar encerrados en casa puede agravar la obesidad infantil? En el caso de niños con problemas de sobrepeso, derivados principalmente de malos hábitos alimenticios, está claro que es "más peligroso" estar encerrado todo el día casa. Los padres tienen que intentar que sigan las pautas que les marcan los profesionales y que hagan cuanto más ejercicio mejor. En general, las familias también pueden aprovechar para trabajar con los niños pautas más saludables como "dedicar un rato a un desayuno tranquilo y hacerles partícipes de la elaboración de la comida".
A partir del año o año y medio los niños pueden llevar mascarilla
Sanidad ha pedido a la Asociación Española de Pediatría que cree un grupo de trabajo para valorar los condicionantes para el desconfinamiento de los niños y que garantice una salida seguro de estos a la calle. Cenarro, que también es una de las vicepresidentas de la entidad nacional, ve con buenos ojos la iniciativa. siempre que la situación sanitaria lo permita. "Muchos de los pediatras pensamos que una de las primeras medidas de la desescalada debería ser permitir salir a los niños, pero siempre que eso no suponga pérdida de seguridad y siempre debe hacerse según las indicaciones de los expertos .Si se indica que toda la población debe usar mascarilla también los niños, según edad, deberán llevarla", dice.
Los expertos no hablan de fechas, pero sí de que todo apunta a que cuando los pequeños deberán deberán llevar mascarilla. A partir del año o año y medio las pueden utilizar. Los más pequeños considera que si van en sus sillas o carro sería "suficiente, ya que es muy fácil controlarlos para mantener la distancia de seguridad". Con el ejemplo de Italia, entiende que cuando se permita serán salidas de un niño acompañado por un adulto para asegurar que cumpla las medidas de seguridad, en el entorno próximo de su domicilio y sin poder jugar en los parques o con el mobiliario urbano. ¿Y el uso de balones, bicicletas o patinestes en una calle vacía? Estas son dudas que tendrá que resolver con claridad el documento que está preparando el grupo de trabajo del Ministerio de Sanidad.
En su consulta Cenarro sigue atendiendo la revisiones que coinciden con vacunas, a recién nacidos, bebés prematuros e infecciones acompañadas de fiebre y tos que "necesariamente" hay que ver. Durante el confinamiento han descendido procesos habituales en esta época como las anginas, la gastroenteritis, el síndrome mano-pie-boca o la conocida popularmente como 'enfermedad de la bofetada', porque presenta un característico enrojecimiento de las mejillas. De esta última precisamente se están viendo algunos casos ya que "tiene un periodo de incubación más largo y los niños se contagiaron antes de declararse el estado de alarma". También han bajado las atenciones por pequeños accidentes, que normalmente tienen lugar en las escuelas, parques y prácticas deportivas, que han dejado paso a contratiempos más caseros.
