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8m. 'mujeres en el mundo rural' 

Adriana Galve, librera: "La igualdad se logra con la educación, ahí se sientan las bases de todo"

Esta andorrana de 34 años abrió hace seis 'El Reino del Revés', una librería diferente que actúa como pulmón cultural en su pueblo y en toda la comarca.

Adriana Galve, con su pequeño Lorca (4 meses), en 'El Reino del Revés'.
Adriana Galve, con su pequeño Lorca (4 meses), en 'El Reino del Revés'.
Jorge Escudero

‘El Reino del Revés’ es un proyecto de vida. Es una librería especializada en libros infantiles y juveniles, pero es mucho más. ‘El Reino del Revés’ es un pulmón cultural que, desde Andorra, bombea aire fresco a muchos kilómetros de distancia en una comarca en la que todo parece negro por el futuro cercano del carbón. Y, sobre todo, ‘El Reino del Revés’ es Adriana Galve. O al revés.

Adriana llama “librería rural” a su medio de vida. Así, sin complejos ni miedo a los calificativos. Es un espacio moderno, en el que no solo se venden libros, sino que se organizan exposiciones, cursos y actividades culturales para los vecinos de Andorra. “Surge ante las ganas de estar en el medio rural, con la idea de decir que aquí también se pueden hacer cosas interesantes”, cuenta Adriana.

Estos días, ella recibe a los compradores con su hijo Lorca, de solo cuatro meses, colgado de la mochila portabebés. Detrás, su pareja, José Miguel Martín, que se ha sumado recientemente a su aventura. Él es veterinario, pero dejó su trabajo y se empadronó en ‘El mundo al revés’ de Adriana, que estudió Magisterio. Dos treintañeros con estudios superiores emprendiendo en Andorra. “No es lo habitual, porque aquí no hay empleo especializado. O te lo creas, o te tienes que marchar. Hay que encontrar el nicho de negocio, pero no es fácil”, señala.

Esta andorrana de 34 años abrió hace seis 'El Reino del Revés', una librería diferente que actúa como pulmón cultural en su pueblo y en toda la comarca.
"Mi pareja ha dejado su trabajo para hacer esto en familia. Esto es corresponsabilidad"

En su caso, la conciliación y el reparto de tareas es total, con ella y su pareja distribuyéndose las faenas de la casa, la familia y el negocio. “Él ha dejado el trabajo para hacer esto en familia y apoyar el negocio. Esto es una corresponsabilidad”, valora Adriana.

Los inicios no fueron fáciles. ‘El Reino del Revés’ abrió en 2014 y, seis años después, puede decir que ha logrado salir adelante. Y eso que no tuvo ni la más mínima ayuda a pesar de que reunía el perfil perfecto para recibirlas: “Tenía menos de 30 años, mujer, en el medio rural… Todo con lo que a los políticos se les llena la boca. Pero no hubo ni una ayuda, y eso que lo pedí todo”, recuerda.

Pese a ello, la librería ha funcionado, tanto como negocio como dinamizador cultural de Andorra. La planta superior del local ahora ha sufrido un parón por el nacimiento de Lorca, pero en breve volverán a tener cabida cursos, talleres y actividades dirigidas a bebés, niños, jóvenes y adultos. Todas relacionadas con la literatura, el arte y el movimiento. Psicomotricidad en familia, experimentar con el arte, aprender a pintar… Son solo algunos de los ejemplos.

Adriana y José Miguel se saben un caso extraño entre su generación. “La mayoría de los de mi quinta están fuera, en Zaragoza, en Madrid, en Barcelona, en el extranjero...”. En Andorra, el futuro es incierto con el cierre de la térmica, pero Adriana cree que “hay que moverse” y “enfrentarse a la adversidad”. De momento, ellos van a empezar a vender por internet para que ‘El Reino del Revés’ pueda ampliar sus fronteras. “Hay que apostar por los pueblos y generar empleo aquí”, reclama.

"Con niños todo es más fácil, son más abiertos. Hay que despertarles el pensamiento crítico"

En su caso, trabajar en el medio rural hace que se cree “una clientela muy cercana”. “La gente sabe lo que tienes y los conoces. Igual te dicen que van a hacer un regalo para alguien, y como tú conoces a ese alguien es todo más fácil”, explica. El trato, no obstante, es el mismo con los desconocidos. Hace varios meses, un cliente ‘misterioso’ visitó la tienda. Resultó ser un evaluador del premio ‘Estrella Mudéjar del comercio’, que concede la Asociación Provincial del Comercio de Teruel. Debió salir encantado, ya que concedió 98,86 puntos sobre 100, lo que les permitió recibir el galardón.

A su juicio, el papel de la mujer en el mundo rural “ha cambiado” y ha evolucionado en paralelo al del resto de mujeres. Un camino en el que, señala Adriana, “queda mucho por hacer”. “Los políticos tienen que apostar por una igualdad real, y eso se hace también con la educación, porque ahí se sientan las bases de todo”, reclama. Desde su pequeño rincón de Andorra, ella se suma a ese esfuerzo, con una sección propia de coeducación dentro de la librería. “Y cuando trabajo con niños, trato de despertar en ellos el pensamiento crítico, que conozcan distintas realidades y que piensen. Con ellos todo es más fácil porque son más abiertos”, concluye.

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