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Los cíborgs, personas con ‘órganos’ tecnológicos: "Siento que me faltan unas aletas en la cabeza"

El fotógrafo catalán Manel De Aguas es uno de los ciudadanos que llevan dispositivos electrónicos en el cuerpo. Según un informe de Línea Directa, el 20% de los españoles estarían dispuestos a llevar un chip en su organismo para sustituir al 'smartphone'.

Manel De Aguas lleva atada a su cabeza una instalación con la que percibe los cambios en la presión atmosférica.
Manel de Aguas lleva atada a su cabeza una instalación con la que percibe los cambios en la presión atmosférica.
Archivo M. De Aguas

El fotógrafo Manel De Aguas ha viajado esta semana a Japón con el propósito de poder implantarse en el cráneo unas aletas que ha diseñado y que sustituirán a "la instalación" (un chip con placas solares) que lleva atada detrás de la cabeza las 24 horas al día. Este 'órgano' tecnológico, como lo llama este joven catalán, le permite percibir los cambios en la presión atmosférica a través de pulsaciones a diferentes velocidades; mientras que con las nuevas aletas podrá ‘conectarse’ aún más "con el tiempo". Aunque en España le han denegado hacerse dicho implante, el deseo de tenerlo es mayor que cualquier riesgo que pueda correr. "No tengo miedo; es lo que quiero. Siento que me faltan unas aletas en la cabeza. Me falta una parte del cuerpo", comentaba pocos días antes de emprender rumbo al país del sol naciente, donde se va a poner en contacto con centros de modificaciones corporales extremas.

De Aguas es un ciudadano cíborg: un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos, según la definición de la Real Academia Española. Y no es el único en España. Sus socios de Cyborg Foundation -creada en Barcelona en 2010 con el fin de ayudar a los humanos a convertirse en cíborgs- también llevan 'órganos' tecnológicos. Por ejemplo, Neil Harbisson (con una alteración congénita que reduce su visión a una escala de grises) se implantó una antena que le permite percibir colores visibles e invisibles a través de vibraciones audibles en su cráneo, así como recibir colores del espacio, imágenes, vídeos, música o llamadas telefónicas directamente en su cabeza a través de una conexión a internet. La joven Moon Ribas lleva implantes en sus pies para sentir terremotos en cualquier parte del planeta por medio de vibraciones en tiempo real. "O Pau Prats tiene en el brazo como un tipo de piel que le permite percibir los niveles de ultravioleta", explica De Aguas. "En la fundación hay ingenieros electrónicos, diseñadores de producto, filósofos, gente del campo del arte... Nos interesa percibir cosas que nuestra biología no puede. Creamos órganos que teóricamente ningún humano tiene y que están inspirados en la naturaleza: en los tiburones (que captan los campos electromagnéticos), en los insectos (que tienen receptores para la humedad)... Es una exploración artística de la identidad y también una conexión con la naturaleza", indica.

Y es que para el fotógrafo catalán ser cíborg es una identidad y lo que está haciendo con su cuerpo, su "metamorfosis artificial" (que está retratando). "Cíborg es alguien que ha añadido tecnología a su cuerpo que también interfiere en la mente. Hay gente que tiene marcapasos u otras tecnologías por salud y no se consideran cíborg", asegura.

Como un tatuaje en la mente

La relación de Manel con el mundo cíborg se remonta a 2016 cuando estudiaba fotografía y entró en contacto con Cyborg Foundation. Allí le ayudaron a crear el primer prototipo de su 'órgano' para estar más conectado a la lluvia. "Desde siempre he tenido como una conexión espiritual con la lluvia. A través de pulsaciones continuas en la cabeza, percibo si la presión está alta o baja. Me permite estar más conectado al tiempo y eso ya me realiza. Esto es como un tatuaje, pero también en la mente", sostiene. Al mismo tiempo, habla de realidad revelada. "Yo no me invento la presión atmosférica que siento; es la presión que hay. Por eso no lo llamamos realidad virtual ni aumentada. Estamos revelando una realidad que ya existe pero que nuestro cuerpo biológico antes no nos dejaba percibir tal y como lo percibimos ahora a través de estos nuevos órganos".

Suecia y los implantes electrónicos

Muy distinto es lo que ocurre en países como Suecia, donde más de 4.000 personas llevan algún tipo de implante electrónico en sus organismos para entrar en la oficina o en casa, validar un billete de tren o pagar en supermercados, entre otras tareas cotidianas. Hace unos días, la aseguradora Línea Directa publicaba en nuestro país el informe 'Y después de los Smartphone, ¿qué? Ciudadano Cyborg' en el que se ponía de relieve que el 20% de los españoles estarían dispuestos a implantarse un chip en el cuerpo para sustituir las funciones del 'teléfono inteligente'. Almacenar miles de datos (46%), tener una cámara de visión integrada (31%) y contar con un GPS (27%)  son "las funcionalidades preferidas" para instalarlas.

No obstante, esta opinión varía por comunidades autónomas. Los habitantes de La Rioja (28%), Andalucía (26%) y Canarias (24%) son los más abiertos a convertirse en cíborgs. Y en Navarra (10%), Asturias (14%) y Aragón (16%), la gran mayoría lo considerarían "una barbaridad". Según el estudio, las principales desventajas de llevar un chip serían: posibles problemas de salud al tener un cuerpo extraño en el organismo (59%), ceder datos a terceros de su vida personal (57%) y no poder desconectar digitalmente (53%). Y estar siempre localizables (31%) y no tener que llevar dispositivos físicos encima (30%), las ventajas.

Además, las objeciones a tener que ceder datos a terceros se reduce si se obtienen ventajas económicas. "Casi un tercio de los españoles (32%) dejaría que las empresas monitorizaran sus hábitos de vida a través de un chip integrado en su cuerpo a cambio de obtener importantes descuentos en sus productos y servicios", señala el informe.

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