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entrevista

Alberto Sainz: "La dureza del trabajo es una magnífica escuela"

Alberto Sainz Gil (Ágreda, 1970) es presidente del Grupo Anagán y de la Fundación del mismo nombre, que ayuda a jóvenes con discapacidad.

Alberto Sainz, presidente de la Fundación Anagán.
Guillermo Mestre

La Fundación Anagán aparece para robustecer el tejido social aragonés. Su presidente es Alberto Sainz, empresario soriano afincado en Zaragoza.

Reitera que le sobran las razones. El lector querría conocerlas.

Una empresa debe devolver a la sociedad lo que la sociedad le ha aportado. Eso es lo que perseguimos con la Fundación Anagán: promover programas y actividades para ayudar a los niños y a los jóvenes con discapacidad o en riesgo de sufrir discriminaciones o/y exclusión social.

Los que son más felices son los que hacen más por los demás…

Consideramos en la fundación que hay que ayudar a las personas que tienen menos posibilidades. Lo hacemos para desarrollar diferentes programas deportivos, educativos y asistenciales.

La idea no es nueva, pero ha cuajado recientemente.

Comenzamos en enero de 2018, que es cuando se incorporó Óscar Mainer, que era pilar básico en el proyecto. Iba a ser el director de la fundación. Además, era patrono.

No puedo (ni quiero) quitármelo de la cabeza a Óscar Mainer.

Yo, tampoco. Era un ser humano excepcional, además de una mente privilegiada. Su pérdida ha sido muy sensible. Sin ninguna duda, allá donde ahora esté, estará feliz de que este proyecto haya salido adelante. Ese era su deseo.

¿El deporte aragonés valoró en su justa media a Óscar Mainer?

No pienso por los demás, sino por mí mismo. Desde luego, los valores humanos, deportivos y profesionales que Óscar reunía son muy difíciles de encontrar. Quienes tuvimos el privilegio de estar a su lado, lo sabemos perfectamente. Ahora, la fundación la dirigirá José Descartín, exjugador de baloncesto, entrenador y persona también de reconocida valía.

Se han volcado en la iniciativa…

Así es. Tanto Enrique Fuentes como Valentín Romero, que también son patronos, están muy implicados. Este año ya hemos alcanzado un presupuesto de 200.000 euros. Ya hemos hecho dos escuelas deportivas de baloncesto y natación. No vamos a parar de trabajar.

En el saludo inicial, cuando nos hemos dado la mano, ya aprecié la intensidad con que usted se toma las cosas…

Me gusta trabajar. Es la única forma que conozco de salir adelante. Esa es la enseñanza que recibí en mi casa desde que nací.

Hechos. Las cosas no se dicen, las cosas se hacen; y cuando se hacen, quedan dichas.

Exacto. Vivíamos en Ágreda de la agricultura y ganadería. Teníamos vacas de leche. Eso significa trabajar los 365 días del año, pues hay que ordeñarlas dos veces al día. Así tengo estas manos…

Tranquilo: las manos grandes son símbolo de bondad…

El esfuerzo de ordeñar vacas, la dureza del trabajo, fue una magnífica escuela. Después, si el colegio empezaba a las 9.30 en Ágreda, repartíamos la leche casa por casa. Todos teníamos que trabajar: mis padres, Ascensión y Rogelio; mis hermanos, Santiago, Antonio y Miguel. Y así salimos adelante.

¿Cuándo vino a Zaragoza?

Vine a estudiar en 1987. Estudié Graduado Social y también comencé Derecho. Recuerdo que vivía en un piso en la plaza de Roma con cuatro estudiantes del pueblo. Pronto comencé a trabajar. En segundo curso ya vendía seguros para Santa Lucía haciendo puerta fría. Estaba en Zaragoza, pero pronto abrimos una oficina en Jaca. En 1992 ya me puse a trabajar por mi cuenta con Sainz y Gil SL, que luego sería Anagán.

No le va mal…

No me quejo. Trabajamos mucho con la agricultura y la ganadería. La sede central está en Zaragoza. Tenemos 30 oficinas abiertas en toda España, con 85 personas en nómina más 350 comerciales.

También es directivo del Basket Zaragoza, antiguo Tecnyconta.

Fui directivo del CAI de balonmano. Cuando salí de allí, quería seguir aportando al deporte en Aragón. Por eso me incorporé al CAI Zaragoza, luego Tecnyconta, con Reynaldo Benito. De eso también me siento muy orgulloso.