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J. A. Bolea: "Aragón debe estar por encima de ser de derechas, de centro o de izquierdas"

El primer presidente de la DGA analiza los hitos de la preautonomía, la difuminación del aragonesismo, el peso político de la Comunidad y la falta de recursos.

Juan Antonio Bolea Foradada, el primer presidente preautonómico de la DGA (abril de 1978-mayo de 1981), leyendo en su casa de Zaragoza.
Juan Antonio Bolea Foradada, el primer presidente preautonómico de la DGA (abril de 1978-mayo de 1981), leyendo en su casa de Zaragoza.
Guillermo Mestre

En abril de 1978, Aragón inició su andadura hacia el autogobierno. Fue un mes intenso, plagado de hitos que comenzaron el día 9 en la iglesia de San Pedro de los Francos de Calatayud. Juan Antonio Bolea Foradada (Ayerbe, 1930), diputado de UCD al Congreso por Zaragoza, fue elegido presidente provisional de la Diputación General de Aragón por la Asamblea de Parlamentarios. Tomó posesión junto al resto de los miembros de ese primer gobierno preautonómico el 22 de abril y al día siguiente, en Zaragoza, encabezaron la manifestación más importante de las que han tenido lugar en Aragón reclamando el Estatuto y la plena autonomía.

"Es difícil hacer comparaciones con la realidad actual, porque entonces todo eran expectativas y muchos interrogantes", narra el que también fue magistrado y jurista antes de dedicarse a la política. "No teníamos nada, ni sede, ni recursos ni personal, malas comunicaciones por carreteras con Madrid y Barcelona y todavía eran peores con Francia. Y ni siquiera se había aprobado la Constitución. Pero el aragonesismo era tan fuerte y tan intenso...".

Juan Antonio Bolea resalta que "Aragón fue, junto a Galicia y Valencia y a los pocos meses de que lo hicieran Cataluña y País Vasco, el tercer territorio en iniciar la vía hacia el autogobierno. No fue una casualidad ni una concesión de Madrid. Por eso fue tan duro e inexplicable que Aragón quedara excluida de la vía rápida hacia la autonomía".

Una decisión que abrió serias discrepancias en el seno de la UCD y del PSOE. De hecho, en abril de 1980 se produjo la primera crisis de gobierno, con los socialistas abandonando el Ejecutivo preautonómico. Y un año más tarde, Bolea, que entonces era senador por Zaragoza, dimitió de la presidencia de la DGA y abandonó el partido que había fundado Adolfo Suárez.

El expresidente pasó a militar en el PAR de Hipólito Gómez de las Roces, formación con la que volvió a ser senador por Zaragoza y diputado en las Cortes de Aragón desde 1983 hasta 1999, año en el que dejó la primera línea de la política.

Bolea, pese a ello, pone el énfasis en cómo se dieron los primeros pasos hacia el autogobierno. Y sostiene que en aquellos años primó el "aragonesismo, entendido como el interés general de la Comunidad por encima de los asuntos personales y de partido". "Ahora, el aragonesismo está difuminado y hay que impulsarlo en esa misma línea: primero, los intereses de los aragoneses y de Aragón y luego, la capacidad de hablar para alcanzar acuerdos y hacer frente común para que Madrid (el Gobierno central) cumpla con las inversiones y ejecute los presupuestos generales".

Juan Antonio Bolea es rotundo cuando habla de la Comunidad, de su pasado, presente y futuro: "Aragón debe estar por encima de ideologías, de ser de derechas, de centro o de izquierdas. Lo importante es marcar objetivos y prioridades y remar todos en la misma dirección".

Para el expresidente, "todos los partidos de las Cortes deberían cerrar filas, establecer un acuerdo sobre las prioridades de las inversiones del Estado y negociar con el Ejecutivo central antes de que lleve los presupuestos generales al Congreso y asegurar la ejecución de las partidas y proyectos que se van a incluir en las cuentas anuales, al margen del color de quién está ocupando la Moncloa".

En este sentido, es tajante: "Cuando Aragón va unido y los aragoneses caminan juntos, el Estado nota la presión del aragonesismo y asume reivindicaciones que no acepta cuando capta la división y las diferencias entre partidos e instituciones". Bolea aporta la experiencia en esa aseveración: "Aragón comenzó su andadura a buen ritmo porque fuimos el primer gobierno de coalición que hubo en España. Y todo se hizo por unanimidad. Esa fue la clave de entonces y debería seguir siendo la de ahora".

Tiene claro que los avances son muchos y significativos en todos los campos y ámbitos, pero el expresidente pone el dedo en la llaga cuando hace hincapié en que "Aragón ha prosperado notablemente, pero sigue teniendo problemas por la carencia de fondos y de aportaciones del Estado". "Necesitamos disponer de mayores recursos económicos –reclama– y un sistema de financiación que pondere más el territorio, cuya ubicación lo convierte en estratégico y fundamental para el conjunto de España".

Bolea apunta un dato relevante: "En el territorio ya debe ir implícito contemplar la despoblación, dispersión y envejecimiento bajo dos premisas. Una, lo que podíamos llamar los ‘usos singulares’, que son aquellos servicios dirigidos a las personas –educación, sanidad, asistencia social...–. Y otra, los que implican ‘usos universales’, como son las carreteras, el ferrocarril, las infraestructuras hidráulicas, los regadíos, las energías... Fue un error que Madrid no reconociera al territorio aragonés como base de un proyecto y de una estrategia de Estado".

En este sentido, Bolea Foradada destaca que hace ya cuarenta años, entre las primeras medidas que tomó la DGA que él presidía, Aragón reclamó la reapertura del Canfranc, la mejora de las comunicaciones con Francia, Madrid y Barcelona, los regadíos de Monegros I y II y de Bardenas, el hospital de Barbastro... Y logramos muchas de ellas, y alguna como el Canfranc sigue pendiente, y mira que fuimos a París, nos reunimos con España y Francia e impulsamos la Comunidad de Trabajo de los Pirineos con sede en Jaca...". Y ya pidieron a la Conferencia Episcopal que las parroquias aragonesas de la zona oriental dejaran de pertenecer a Lérida y pasarán a diócesis aragonesas junto con sus obras y bienes de valor artístico.

Aunque Juan A. Bolea ve con optimismo el futuro porque "gracias a todo lo que se ha realizado a lo largo de este tiempo, hoy el Canfranc está cerca de reabrirse. Creo, que en unos cinco años volverá a funcionar".

Es relevante explicar que en abril de 1978, la DGA partía totalmente de cero. Bolea enfatiza que tras la toma de posesión de los miembros que compusieron el Ejecutivo preautonómico, el día 22 en Huesca, se celebró el primer Consejo de Gobierno y se tomaron los dos primeros acuerdos: declarar que la bandera de Aragón es la constituida por las cuatro barras rojas horizontales sobre fondo amarillo, a la que se podrá incorporar, si se desea, el escudo de Aragón; y declarar Día de Aragón el 23 de abril, festividad de San Jorge.

Y tras ubicarse como pudieron gracias a que la DPZ les cedió dos despachos de la primera planta (presidente y vicepresidente) y varios espacios en el sótano, el 29 de abril ya eligieron las comisiones mixtas Aragón-Estado para negociar las primeras competencias, una vez que se habían transferidos algunas en materia de administración local, agricultura, actividades molestas e insalubres y pequeñas áreas de educación, sanidad, transporte y seguridad social, entre otras.

Para Bolea, la ‘joya’ de la corona en esa primera etapa fue Urbanismo, porque gracias a disponer de esa competencia el gobierno preautonómico pudo negociar directamente con la dirección de General Motors y actuar con decisión en el polígono industrial de Figueruelas. Bolea evita lanzar críticas o acusaciones contra aquellos que intentaron que el proyecto fracasara y los ataques recibidos por impulsar la planta de la GM, que supuso un salto cuantitativo y cualitativo en el desarrollo industrial y en el crecimiento de la Comunidad.

Bolea Foradada presidió tres gobiernos preautonómicos. Los dos primeros (1978-1980) fueron en coalición UCD-PSOE. Tras la ruptura con los socialistas, formó un ejecutivo solo con miembros de la UCD, pero las luchas internas y las discrepancias sobre la vía para la autonomía acabaron con su dimisión, el 9 de mayo de 1981. La Asamblea de Parlamentarios eligió como sucesor a Gaspar Castellano (UCD).

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