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Emprendedor por partida doble... sin haber llegado a los 30

El zaragozano Víctor Laborda, a sus 25 años, ya ha alumbrado dos proyectos empresariales. Actualmente vende gafas de sol personalizadas.

El zaragozano Víctor Laborda con sus gafas Boodlife.
El zaragozano Víctor Laborda con sus gafas Boodlife.
V. L.

Hombre con estudios universitarios entre los 35 y los 44 años. Este es, de acuerdo con un reciente estudio, el perfil del emprendedor medio en España. El zaragozano Víctor Laborda rompe la estadística. A sus 25 años este joven ya ha fundado dos empresas, la primera de ellas, una tienda de bicicletas con taller, cuando tan solo contaba con 23 años.


Aquella experiencia salió mal, pero Víctor no se desanimó y volvió a emprender. “Lo pasé mal y perdí dinero pero aprendí mucho”, dice el joven. Tras reponerse del revés sufrido, nació su segunda criatura, Boodlife, una empresa dedicada al diseño y comercialización de gafas de sol. No se trata de unas gafas cualquiera.


“Las patillas de las gafas son de madera”, cuenta Laborda, que explica que “cada gafa Boodlife es única” porque no hay dos vetas de madera iguales.


¿Qué lleva a un chico tan joven a emprender no solo una vez, si no dos? “Siempre he sido muy movido. Desde pequeño ya vendía y compraba productos de segunda mano”, explica Víctor. “La segunda empresa la puse en marcha porque, buscando el mismo producto que ahora vendo, me di cuenta de que yo podría cubrir la necesidad de otras personas”, señala.


Como Víctor, casi 8.000 jóvenes aragoneses menores de 30 años son autónomos. “Se requiere mucho trabajo y mucho esfuerzo. No hay horarios y, al principio, todo lo que tienes cuando emprendes son gastos”, indica el joven. Además, son muchos los emprendedores que compaginan el trabajo en su propia empresa con su formación. Por ejemplo, Víctor, a la par que es diseñador, responsable de márquetin y encargado del ensamblaje en Boodlife, se esfuerza por terminar sus estudios de Diseño Industrial.

Seis meses de vida... y ampliando negocio

La empresa comenzó a funcionar el pasado mes de junio. Menos de seis meses de vida que se saldan con un balance satisfactorio porque Víctor ya ha diseñado una ampliación de la línea de negocio: a principios de diciembre llegará una línea textil (camisetas, sudaderas y gorros) y otra de gafas de ventisca. Ambos productos estarán listos a principios de diciembre, a punto para la próxima temporada de esquí. Como sucede con las de sol, las gafas de ventisca también tendrán un guiño con la tierra: las bandas elásticas de las gafas tienen impresos mapas topográficos de los valles de Tena y Aragón y de la zona de Boltaña y Biescas.


Este joven zaragozano está muy satisfecho con su andadura empresarial. Los recelos que al principio tenía su familia se han convertido en un apoyo total a su actividad. Además de España, ya ha enviado pedidos a países cercanos como Italia e, incluso, a Australia. Su ilusión es poder seguir trabajando y llevar la esencia de Aragón hasta otros muchos lugares del mundo.

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