"Da vergüenza España cuando estoy fuera"
A sus 33 años, la vida de David Bustamante ya da para una biografía. Se titula El sueño se hizo realidad.
Que superó las pruebas del cásting en la primera edición de Operación Triunfo lo saben hasta los gatos, pero para dibujar ese salto enorme de popularidad basta imaginarse que se fue a uno de esos macrocentros de Madrid a comprarse unas Nike y no le hicieron ni puñetero caso. A los quince días, entró en esa misma tienda a cantar en uno de aquellos pequeños conciertos que solían ofrecer fuera de la academia de O. T.. Y le recibió la mismísima directora."Gracias por venir. Dinos lo que puedas necesitar". Le hubieran cerrado el comercio para él solo."Dos semanas antes no me hacían ni caso. Pregunté a la directora si había venido alguien.Me daba vergüenza que no hubiera nadie en el concierto".Había 10.000 personas.
Ese instante definió todo lo que vino después: de obrero de la construcción a estrella de la canción en seis meses. Se puede llegar más lejos, pero no más rápido. Aunque hasta los mejores viajes tienen sus desventajas. La sombra del ascenso asomó cuando se fue a tomar un botellín al bar de los colegas, uno de esos con futbolín, y le miraron raro. Dejaron hasta de llamarle Tintín. "Me decían Bustamante. Fue muy difícil. Ahora ya le vuelven a llamar por su mote y su hija "puede jugar con los críos de los amigos", pero aún no se puede sentar a cenar porque lo calcinan a fotos. "No reniego de O. T. como no puedo renegar de mi madre". También se atreve a expresar su opinión sobre las nuevas maneras de hacer política en España: "Es positivo que haya más opciones políticas. Se han hecho las cosas muy mal. Espero que venga alguien nuevo. Soplan vientos de cambio. Necesitamos gente nueva que no esté viciada, gente que trabaje y que no pida a los ciudadanos que lo hagamos todo mientras se dedican a robar. Da vergüenza España cuando estoy fuera". Y sabe lidiar con las redes sociales: "Es donde la gente está más enfadada, pero nunca me han dicho nada malo. La gente es muy respetuosa. Confirmo la fuerza que tienen las abuelas en España cuando te cogen, te pellizcan, te aprietan el brazo... ¡Esas abuelas te placan! Algunas me han enseñado una foto mía que llevaban en la cartera con las de sus nietos.Estoy muy agradecido por eso. Me impresiona".
Si embargo, le parece "una pena" que se esté "perdiendo lo de tirar el sujetador". "Ese tanga que volaba era rock and roll. Las fans son cada vez más civilizadas", se lamenta.
Bustamante es un tipo de charla desbordada y generosa y todos los afluentes de la conversación terminan en un mismo río. Se llama Daniela y la lleva al colegio en coche, la peina (con coleta arriba, trenza ladeada...) juega con ella a pintar y pasan juntos la mañana. "Soy un padre activo y divertido, pero cuando digo no, es no". El resto lo llena el deporte. Se mata con el crossfit (un entrenamiento durísimo derivado de la formación de soldados de las fuerzas especiales), aprendió a hacer mortales en parcour (que consiste en saltar obstáculos en entornos urbanos) y ahora está "loco por el golf" (y por el sushi). Juega a diario y está más fuerte que el vinagre. Se hace 70 flexiones sin despeinarse.
Ejercicio que le sirve para compensar algunos sinsabores. "La industria no es tan bonita por dentro. Resulta muy fría, una cuestión de números, un mar de tiburones. Somos un producto", sostiene.