Aragón

​Más de 12.000 aragoneses salen hacia otras autonomías cada año, con Cataluña a la cabeza

A la comunidad vecina llegan una media de unas 3.200 personas. El trabajo es el motivo de la mayoría de los movimientos.

Barcelona es uno de los destinos más habituales de los aragoneses que salen de la comunidad.
Reuters

El año en el que retorno de aragoneses residentes en el extranjero se incrementó por primera vez desde el comienzo de la crisis ha sido también el que ha repuntado -aunque levemente- la marcha de los ciudadanos de la Comunidad hacia otras autonomías.


En total, 12.463 residentes en la Comunidad hicieron la maleta para mudarse a un destino cercano. Una cifra que se ha mantenido estable durante los último años, aunque en 2014 repuntó en parte motivado por el aumento de las oportunidades de trabajo.


Por destinos, los aragoneses que salen de la Comunidad suelen hacerlo para acabar en tres de las autonomías que precisamente más población de origen aragonés tienen en su censo: Cataluña, Valencia y Madrid.


A la comunidad catalana han ido mudándose una media de 3.200 aragoneses cada año en el último lustro, por los 1.900 que parten hacia territorio valenciano (un gran porcentaje procedente de la provincia de Teruel) y los 1.800 que lo hacen hacia Madrid.


La reciprocidad entre estas comunidades es paralela, no obstante. Solo Madrid arroja un saldo migratorio negativo para Aragón con casi 500 residentes ganados a su favor cada año, mientras que Valencia y Cataluña oscilan en cifras similares a las del número de aragoneses que hace la maleta hacia sus ciudades.


El trabajo, el principal motivo de las migraciones interiores: vuelven mayores de 65 y se marchan entre 25 y 45 años


Si bien, la crisis ha cambiado la condición de la Comunidad aragonesa de receptora a emisora de forma clara en los últimos años. Mientras en 2008, en los comienzos de la recesión, Aragón recibía unas 820 personas más desde otras regiones españolas de las que partían desde aquí, en los últimos seis años el balance ha sido negativo. En concreto, el año pasado la Comunidad perdió 419 personas en movimientos interautonómicos, según los datos del INE.


Ello se debe, en parte, al descenso de la población extranjera, que antaño acaparaba más de la mitad de estas migraciones interiores, y a que sigue siendo la población joven en búsqueda de trabajo –los estudiantes no entran en este conteo ya que no suelen empadronarse en las ciudades de sus Universidades- las que presenta una mayor movilidad.


Como resultado, se muestra de forma evidente la convivencia de dos fenómenos muy claros: en primer lugar, el de personas mayores que ya en la jubilación deciden volver a Aragón (el año pasado Aragón ganó 92 personas entre 60 y 80 años procedentes de otras Comunidades) y la marcha de los jóvenes, que supuso una pérdida de 212 personas entre 25 y 44 años a favor de otras autonomías.


Y es que, como en otras épocas, es el trabajo el principal motivo que empuja a los aragoneses a dejar la Comunidad. En concreto, el año pasado el Ministerio de Empleo registró que uno de cada diez contratos firmados por residentes en Aragón se había rubricado para trabajar en otra autonomía.


Cataluña, Valencia y Madrid son también en este sentido los tres destinos que más trabajadores aragoneses reciben cada año. La comunidad catalana registró de hecho casi 16.000 de las 57.862 contrataciones de aragoneses en otras regiones que se dieron en toda España, seguida también de Valencia con 8.832 y de Madrid (7.688). Por el contrario, Aragón solo logró atraer 47.500 contratos procedentes de otras autonomías el año pasado, casi 10.000 menos de los que se marcharon.La experiencia de un zaragozano recién llegado a Barcelona


Javier Cano es un zaragozano de 26 años que desde hace dos meses vive en Barcelona. Tras trabajar para una empresa dedicada a hacer inventarios en la capital aragonesa, le ofrecieron continuar de forma más estable en la ciudad condal. En su caso, la decisión fue fácil porque su pareja, también de Zaragoza, se había trasladado unos meses antes a Barcelona después de conseguir una oferta de trabajo. “Es una opción que me surgió y que ha llegado en un momento propicio para mí. Seguramente no me habría mudado de no coincidir con mis circunstancias personales, porque tampoco se adapta a mi perfil profesional –es graduado en Filología hispánica-”, explica.


En el aire, tampoco evita comentar el clima que se ha encontrado en su empresa a pocas semanas de las elecciones de este domingo. “En mi empresa trabajamos en la mayoría de las ocasiones con compañías radicadas en Cataluña que son extranjeras, y el tema obviamente es recurrente entre los compañeros. Yo personalmente lo que he percibido es que, o bien hay posiciones muy enfrentadas, o bien hay cierto hastío por parte de mucha gente”, señala.