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Los pueblos de Aragón duplican su población en verano al recibir a más de 635.000 visitantes

Algunos municipios multiplican por 10 su censo habitual con turistas y, sobre todo, familiares.

Las fiestas patronales son momento de reunión familiar en los pueblos aragoneses
Las fiestas patronales son momento de reunión familiar en los pueblos aragoneses
G. Mestre

El municipio zaragozano de Ibdes cuenta con una población de 435 habitantes, pero durante la próxima semana rozará los 2.000 gracias a los visitantes -la mayoría familiares y ex-residentes, pero también turistas- que como cada año se acercan a celebrar sus fiestas patronales. “Da gusto pasear por el pueblo estos días, está muy animado”, comenta su alcalde, Ramón Duce.


Su caso no es, ni mucho menos, una excepción. Cientos de localidades aragonesas asumen la llegada de miles de visitantes en estas fechas estivales, devolviéndoles un nivel de actividad perdido con la emigración interior y la despoblación.


Según la Encuesta de Infraestructuras y Equipamientos Locales elaborada por el Ministerio de Hacienda, los pueblos de la Comunidad (solo recoge aquellos con menos de 50.000 habitantes) cuentan con un censo de 606.187 residentes. Una cifra que se duplica estas fechas hasta alcanzar 1,2 millones de personas. Es la conocida como población estacional, que sirve para calcular los esfuerzos que tienen que hacer sus Ayuntamientos para evitar que se saturen los servicios básicos.


Hay que tener en cuenta que, aunque el conjunto de los pueblos aragoneses duplica su población, algunos llegan a multiplicar por diez el número de residentes habituales, sobre todo aquellos cercanos a algún punto de interés turístico. En Calcena, a los pies del Parque Natural del Moncayo, pasan de 60 vecinos en invierno a casi 600 en 'temporada alta'.


El resto, simplemente con la visita de familiares y la celebración de las fiestas patronales ya disparan su población. Los datos del último censo oficial (2011) reflejan que 104.085 aragoneses cuentan con una segunda residencia dentro de la propia Comunidad, a los que hay que sumar aquellos que se instalan en la casa de los abuelos o en algún alojamiento turístico.


Duce señala que “Ibdes llegó a tener 1.600 habitantes, y la mayoría de las viviendas se conservaN”, lo que explica la afluencia de visitantes en verano, junto a su proximidad a los balnearios de Jaraba y al Monasterio de Piedra. Este incremento supone una exigencia para el Ayuntamiento, que tiene que garantizar que servicios como el agua o la recogida de basuras se adapten a esta realidad temporal.


Sin embargo, a su juicio hay más ventajas que problemas. “Las piscinas son muy caras de mantener para un pueblo tan pequeño, pero con los usos y abonos de la gente que viene en verano, podemos sufragarla”, explica. También lo agradecen los bares y comercios, donde se disparan las ventas.

Verano “flojo” para las casas rurales

Además, para aquellos que no cuentan con una vivienda en el pueblo, la oferta de casas rurales en Aragón es una de las más importantes del país. Sin embargo, esta temporada estival no está siendo como se esperaba, según reconocen desde el sector.


El presidente de la Asociación Española de Turismo Rural de Aragón (Faratur), Jesús Marco, señala que el verano “está siendo más flojo de lo esperado”, con un nivel actual de ocupación del 60%, cuando las previsiones elevaban esa cifra hasta el 85%. “Ha habido mucha gente que a última hora se ha echado para atrás”, lamenta.


En cualquier caso, este tipo de instalaciones ayudan a la hora de recibir tal avalancha de visitantes en los pueblos aragoneses. “Hay muchas familias que no caben en la casa del pueblo, y reservan en un alojamiento rural, sobre todo durante las fiestas patronales”, comenta Marco. En cuanto a las zonas más demandadas, destaca el Pirineo, Moncayo y gran parte de la provincia de Teruel.

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