Aragón

Jaime espera en casa ajena

El extremo, que desea seguir cedido en el Real Zaragoza, vive días extraños al ser enviado eventualmente por el Udinese, su club matriz, a la pretemporada del Granada.

Jaime Romero, sumergido ayer en la playa.
Pascu Mendez/Ideal Granada

Jaime Romero es, con total seguridad, el futbolista que está viviendo el verano más extraño de entre todos los que componen el espectro profesional español. El extremo zurdo pertenece al Udinese italiano, que no lo quiere en su pretemporada y negocia su cesión. El Real Zaragoza, donde el año pasado jugó con un notable nivel, desea que continúe un año más en sus filas, opción que el jugador contempla también como prioritaria en términos deportivos.


Y, sin embargo, a instancias de la escuadra de Udine que preside Gino Pozzo, Jaime lleva cuatro días en La Manga del Mar Menor (Murcia) trabajando en el ‘stage’ del Granada, club convenido con el Udinese, con el que comparte estructura societaria.


"Mi situación es atípica. Cuando me dijeron en Udine que tenía que hacer esto no lo entendí muy bien. No sé que hago realmente con el Granada, salvo ir trabajando poco a poco la condición física necesaria en esta época del verano. Con alguien tengo que ejercitarme", comentó ayer Jaime a HERALDO.


El futbolista es un elemento extraño en las filas granadinas, donde de ninguna manera va a continuar (ya militó año y medio en el club nazarí, etapa ya pasada y concluida). "Sandoval, el entrenador, me ha acogido bien. Pero no participo en ningún ejercicio con balón con el equipo. Estoy solo, con un preparador físico, y únicamente me junto con ellos en los tramos de carrera continua por la playa o el campo. No sé si, cuando coja un poco más de ritmo, entraré en los ejercicios de fútbol", explica en albaceteño con cierto aire de decepción.


En Granada, nadie ha anunciado oficialmente su incorporación eventual a la pretemporada del cuadro rojiblanco. Su llegada a la estadía de La Manga se supo solo cuando los periodistas desplazados allí identificaron repentinamente la figura de Jaime en su primer entrenamiento en la playa. Todo muy raro. Sin precedentes.

Pendiente del Real Zaragoza

Jaime Romero admite estar viviendo días de incertidumbre. Su posición es débil, ajeno a lo que su club matriz, el Udinese, acabe decidiendo sobre él. Y sabedor de que su figura, revalorizada tras la buena temporada cuajada en el Real Zaragoza en el anterior curso, forma parte de las negociaciones por otros futbolistas como elemento de trueque, presión o encaje de piezas para una transacción final.


"Supongo que el que está negociando en España sobre mi caso es Enrique Pina (el presidente del Granada y socio de Pozzo, dueño del Udinese). Pero no lo sé seguro. Mi padre ha hablado con Juan Carlos Cordero, que es su mano derecha. En Udine yo solo estuve cuatro días hace dos semanas. Fui a pasar las pruebas médicas y, como ya sabía de antemano, me comentaron que no iba a jugar allí. No hablé con nadie del club directamente", relata Jaime al respecto.


El jugador confirma que todas las partes conocen su predilección por seguir un año más en La Romareda. Pero no se fía de que, pese a ello, esta vaya a ser la desembocadura final de los tratos. "De la nueva cesión al Real Zaragoza no sé nada concreto. Nadie me dice nada. Yo, desde aquí, no puedo hacer más. Ellos ya saben que yo estoy en disposición de seguir de nuevo allí. Pero no depende de mí. Sé que se ha dicho que, si no se cierra todo positivamente en esta semana, ya no me esperarán más. Yo creo que no pasaría nada por aguantar un poco más. Pero ellos sabrán", subraya con resquemor, tal vez previendo que todo se puede venir al traste de dilatarse las conversaciones más allá del inicio de agosto.


"Yo entiendo que el Zaragoza pueda tener prisas. Pero yo no puedo hacer nada más que esperar lo que deciden en mi club. Yo no manejo los tiempos. Si deciden no esperarme, lo entenderé, pero me fastidiará. El mercado dura hasta el 31 de agosto. Si por mí fuera, no estaría aquí ahora", redunda para dejar constancia de sus preferencias y su manera de ver lo extraño de su situación actual como polizón en el Granada.


Jaime se teme que todo se está dilatando en el tiempo como consecuencia de que los clubes sobre los que gravita su futuro quieren introducir más piezas en la operación. Desde el prisma zaragocista, los casos de los futbolistas que han de salir del club (con Álamo a la cabeza) y, desde el Udinese, el deseo de fichar a Vallejo, el lamín que todos los equipos que dialogan este verano con el Zaragoza anhelan.


"A mí no me gusta que se me meta en medio de operaciones con otros nombres. Yo considero que mi situación es mía, personal, y no debo estar a expensas de lo que se decida con otros futbolistas. Yo quiero saber cuanto antes mi futuro, sin depender de si fulano viene cedido, o mengano se marcha a no sé donde. Es más, yo creo que si no fuera por estas cosas, lo mío ya se habría arreglado por completo", sugiere Jaime.


El zurdo de Albacete sabe que, desde hoy, va a continuar su esperpéntica pretemporada bajo la tutela del Granada, para el que es un elemento secundario y externo. Pero confía en que pronto se concrete su destino. A ser posible, de nuevo en Zaragoza. "Ranko Popovic me llamó hace unos días, la semana pasada. Esperaba ese telefonazo para comentarle lo que quiero, que ahora ya lo sabe. Ahora solo deseo que todo se solucione rápido. Mi situación, como es fácil de entender, no es la más cómoda ni la más usual en el mundo del fútbol. Estoy trabajando en casa ajena y eso no es bueno para nadie"