Aragón

Las entidades sociales denuncian un aumento de la violencia contra las prostitutas

Los clientes son menos y tienen menos dinero así que se exponen a más riesgos para obtener dinero.

Las entidades sociales denuncian un aumento de la violencia contra las prostitutas
HERALDO

Las cosas se han puesto aún más feas para las personas que practican la prostitución en la calle y especialmente para las mujeres. La crisis, que también ha afectado al bolsillo de sus clientes, ha obligado a ajustar tarifas y a aceptar trabajos de riesgo que antes podían plantearse rechazar.


Muchas de ellas tienen una deuda que pagar o una familia a la que mantener y las asociaciones han detectado que la desesperación y la disminución de la demanda les lleva a afrontar riesgos mayores. Si llevan dos o tres días sin conseguir un cliente, acceden incluso a ofrecer servicios sin preservativo y se exponen a enfermedades y embarazos no deseados con tal de conseguir el dinero que necesitan.


La prostitución de bajo nivel no pasa por su mejor momento y ejercer en un club obliga a pagar un porcentaje a su propietario por lo que el oficio está volviendo a la calle. Algunas entidades han detectado una vuelta del sector a las calles con más 'tradición' de prostitución en Aragón, como la calle de Ramón y Cajal en Zaragoza. Allí, se exponen solas a la violencia de clientes insatisfechos y con poco dinero en el bolsillo. 


"Nos han llegado mujeres a las que el cliente les ha obligado a devolverles el dinero a punta de navaja tras un servicio y también casos en los que la mujer acaba siendo violada porque al final el cliente no se conforma con lo que habían pactado y la obliga a más", detalla Marta Jiménez, responsable del centro de acogida Fogaral, en Zaragoza. Sandra Mazziotti, responsable del programa O'Cambalache de Cruz Blanca confirma el aumento de la violencia en el sector: "No sé si es por la crisis o por el aumento del machismo pero en esta época las mujeres son más maltratadas".

Trata de mujeres

Fogaral lleva casi treinta años ayudando a prostitutas y en estos últimos años sus trabajadores han detectado además un aumento de la demanda de sus servicios. Si en 2009 atendían a una media de entre 60 y 70 mujeres mensuales, ahora atienden a más de cien todos los meses. El 82% extranjeras y el 44% del total procedentes de Nigeria o de Guinea Ecuatorial.


Las mujeres llegan a este centro de Cáritas por iniciativa propia, así que todas las que acceden a su programa de apoyo han salido ya del círculo de la trata. Sin embargo, la mayoría la ha sufrido en algún momento. "Tenemos dos casos de mujeres que la Policía ha visto como víctimas de trata. De las demás, muchas estuvieron en ella durante años pero ya pagaron su deuda", especifica la responsable del programa.


En lo que va de año, la Policía Nacional ha recibido 386 denuncias por trata y rescatado a más de 600 mujeres. Según explican en Fogaral, es frecuente que las nigerianas (27% de las mujeres a las que han atendido) lleguen a España pensando que trabajarán como peluqueras o cuidadoras. Desde Cruz Blanca en Huesca aportan que a las dominicanas o colombianas las atraen más fácil con contratos como bailarinas en clubes "y ellas aceptan porque el concepto de club en su país difiere mucho del que tenemos en España". Al final todas se encuentran con que el trabajo consiste en prostituirse y con que tienen que devolver entre 35.000 y 40.000 euros a quien las trajo.


"Hay muchísima más trata de mujeres de lo que la población se imagina y muchas no saben que son víctimas. Se creen que tienen una deuda cuando en realidad están siendo explotadas" recalca Sandra Mazziotti desde el programa de apoyo O'Cambalache.

Cuando acaba la trata

¿Pero que pasa cuando saldan la deuda? En muchas ocasiones siguen ejerciendo la prostitución porque han pasado 6, 7 o incluso 8 años en el país y no hablan ni una palabra de español, no tienen relaciones personales fuera de ese círculo y desconocen por completo la sociedad en la que viven.


Es ahí cuando interviene Fogaral, un programa realista que reconoce que dejar la prostitución es muy lento y difícil por la falta de recursos: "Hemos visto a muy pocas que la hayan dejado de verdad y no hayan vuelto. Las puedo contar con los dedos de una mano".


Así que el objetivo de Fogaral no es hacer que dejen ese mundo, sino poner recursos a su alcance para que puedan ir haciendo pequeños cambios en su vida: "Clases de español, cursos para mejorar las habilidades cognitivas y sociales, talleres básicos de cocina y clases teóricas sobre su entorno. "Es fundamental que conozcan los derechos y deberes de los ciudadanos en esta sociedad y que conozcan Zaragoza y todos los recursos que están a su alcance: los centros municipales, los centros de salud...". Por supuesto no faltan las clases de cuidado personal y sexualidad en los que colabora Médicos del Mundo.

Apoyo de burdel en burdel

O'Cambalache también tiene entre sus principales funciones concienciar en materia de salud a las personas que ejercen la prostitución. Cada quince días sus mediadoras hacen una búsqueda de nuevos focos de prostitución a través de anuncios de periódico e internet para después ir puerta por puerta. Solo en 2014 sus unidades móviles repartidas por todo el territorio aragonés contactaron con casi 1.400 personas y realizaron 520 test de detección rápida de VIH en clubes, pisos y puntos de carretera donde se ejerce la prostitución.


Ese mismo año acompañaron a 952 personas en procesos de inserción y formación laboral donde se persigue la alfabetización y la obtención de certificados de profesionalidad, y acogieron en su red de viviendas a once mujeres que necesitaban alojamiento para alejarse de la prostitución o que eran víctimas de trata.