Hay biografías que de pronto descarrilan y la de la actriz española Anna Allen (Gerona, 1982) ha quedado marcada por un enorme accidente. Durante mucho tiempo será recordada como la que se inventó su paso por los Óscar, una gran arquitectura de la mentira que ha generado un escándalo cósmico en el mundo del espectáculo y que ha saltado, incluso, al periódico británico ‘Daily Mail’. Hasta el pasado 22 de febrero, Anna Allen era una actriz que había hecho de novia de Toni Alcántara en ‘Cuéntame’, pero ella quiso tener otra vida. Hizo públicas fotografías en las que posaba en la ceremonia de la Meca del cine. "Feliz de estar en la 86 edición de los Óscar", dijo (aunque en realidad era la 87) y hasta el ‘Hola’ le dio una entrevista. Acudía invitada por el equipo de la película de Ben Affleck e incluso había felicitado al presentador Neil Patrick Harris. Pero un periódico descubrió el pastel. Ni la había invitado Affleck ni esa noche había estado en Los Ángeles. Algunos la llaman ya la Pequeña Nicolasa. La foto en la que ella aparece posando en la entrada del Teatro Dolby es un ‘fake’ que se diseñó en un estudio de España.

Allen estaba vestida para la ocasión, pero sin ‘red carpet’. Al parecer, su representante había visitado varias firmas para que le prestaran ropa y complementos que estuvieran a la altura. Los zapatos eran de Rocío Pozo y el anillo y los pendientes con diamante en forma de pera, nada menos que de Suárez. "No teníamos por qué dudar", aseguran al diario desde la joyería. El vestido lo firmaba Vicky Martín Berrocal.

La profesión asiste perpleja al episodio. José Coronado, que compartió planos con Anna Allen en ‘Acusados’, se siente "muy sorprendido. Se ha metido en un buen lío, es que es muy malo inventarte cosas", ha dicho en la web ‘Vertele’.

Yen las redes sociales, suma y sigue. En ellas, los juicios se dividen entre los que critican las mentiras de la actriz y los que, echando mano del humor, alaban su "talento" con el Photoshop.

Pero también hay quienes alertan de un linchamiento contra la joven, quien ha cancelado todos sus perfiles en las redes sociales, incluidas Twitter e Instagram (escenario principal de su vida imaginaria), y ha eliminado todos los contenidos de su página web personal.