Reducción de la capacidad de las plantas para producir oxígeno y filtrar el aire, lo que puede empeorar su calidad y aumentar la concentración de contaminantes; destrucción de los hábitats fluviales; falta de alimento y agua para los animales salvajes; mayor estrés para la vegetación; pérdida de humedales; aumento de la erosión o pérdida de calidad del suelo; incremento del riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua; o pérdida de producciones agrícolas y tierras para el ganado.

Estas son algunas de las graves y numerosas consecuencias que la sequía acarrea para el planeta. Un fenómeno que en España se vive de forma intensa desde hace dos años –dejando escenarios tan preocupantes como los mínimos históricos que registraron las reservas de agua de Aragón el pasado mes de octubre–, y que constituye uno de los grandes retos que ha de afrontar la sociedad actualmente en materia medioambiental.

Otro es el cambio climático, acerca del cual numerosos expertos piden a las instituciones medidas más eficaces para tratar de salir de una situación de emergencia en la que la descarbonización juega un papel decisivo, pues acciones cotidianas como comprar prendas de ropa, hornear una pizza, cargar el teléfono móvil o poner una lavadora dejan una estela de gases que se acumulan en la atmósfera y que influye directamente en el calentamiento global.

A este respecto, los profesionales dedicados a la materia ponen el foco en las renovables, pues la energía es un factor que contribuye directamente al cambio climático, representando alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Una transición energética que traiga consigo un modelo más limpio, basado en el uso de fuentes de origen verde es una de las soluciones que los especialistas han pedido que se ponga encima de la mesa.

Movilidad

Tal y como apunta la ONU, la mitad de la humanidad, 3.500 millones de personas, vive hoy en día en las ciudades y se prevé que esta cifra aumente hasta los 5.000 millones para el año 2030. Por este motivo, el conjunto de los núcleos de población, especialmente las grandes urbes, tendrán que redoblar su apuesta por medios de transporte más sostenibles que le resten protagonismo al tráfico para dárselo a los espacios peatonales. Un cambio que ya se ha iniciado pero al que le queda mucho recorrido, y que pasa por la elección de vehículos eléctricos, el giro hacia los combustibles alternativos, una mayor planificación urbana y una apuesta decidida por el tren y las bicicletas.

Te puede interesar

Un vínculo con el territorio que crea comunidad y mejora el entorno

España, en déficit ecológico tras agotar ya todos los recursos naturales para este año

De hecho, el aumento demográfico que se prevé para los próximos años traerá consigo una mayor generación de residuos, con el consiguiente impacto que esto tiene en el medioambiente. Para frenar este problema, se antoja fundamental incidir en la prevención, la reducción, el reciclado y la reutilización de los residuos, lo que se conoce como economía circular, un concepto que, no obstante, requiere cambios profundos en el modelo de consumo.