Más allá del Pilar

Zaragoza es mucho más que la Plaza del Pilar, la Seo y el Teatro romano. Es cierto que estas atracciones son las que más llaman la atención de los turistas, pero ahondando un poco más se pueden descubrir pequeñas escondidas en las calles de la capital. Algunas que, quizás, ni siquiera los propios zaragozanos conocen.

¿Alguien ha oído hablar del museo de la Torre Nueva? Quizás los clientes habituales del bar Montal, sí. Ubicado en la plaza San Felipe, en el corazón del Casco Viejo, este establecimiento es un referente de calidad gastronómica. Pues bien, en el bajo de este edificio está ubicado el Museo de la Torre Nueva, donde se puede ver una gran colección de grabados y fotografías de uno de los símbolos de la ciudad, que se desmanteló a finales del siglo XIX por peligro de derrumbe.

Patios, callejones y baños

Callejón de Lucas.

José Miguel Marco

El pasaje y centro comercial Puerta Cinegia esconde una pequeña joya: un patio gótico del siglo XV que, con el crecimiento de la ciudad y la construcción de este centro en 2004, acabó integrado en él. Para visitarlo, hay que entrar dentro de Puerta Cinegia, coger el ascensor acristalado y subir a la segunda planta.

El callejón de Lucas es la única calle cubierta que hay en Zaragoza. Se encuentra el barrio del Arrabal, cerca del puente de Piedra, y data del siglo XVIII. Entrando en este callejón techado se sale a un pequeño patio con casas de ladrillo que mantienen la arquitectura típica de la ciudad en aquella época. Para encontrarlo, hay que pasar por la calle Sobrarbe y llegar a la calle Horno, que desemboca en este pintoresco callejón.

Por último, quizás una de las construcciones históricas más desconocidas de Zaragoza sean los baños judíos del XIII ubicados en el Coso. Han permanecido escondidos al público durante años porque se encuentran en el sótano de un edificio privado, en el portal 126-132.