Llegada cierta edad, la jubilación es una de las cuestiones que más preocupa en lo que a economía personal se refiere, ya que es importante que en el momento en el que se dejen de generar ingresos, exista un colchón financiero para mantenerse sin preocupaciones. Desde Ibercaja recuerdan que para poder cobrar la pensión pública por jubilación en España, es necesario estar afiliado a la Seguridad Social, haber cotizado, al menos, 15 años, y cumplir con la edad mínima legal de jubilación, que actualmente, dependiendo de los años cotizados, se sitúa en los 65 años o 65 años y 10 meses pero que, tal y como se establece en la ley general de la Seguridad Social, aumentará progresivamente hasta los 67 años en los próximos años.

Si no se cumplen estas condiciones -y salvo contadas excepciones- no se podrá cobrar el 100% de la base reguladora de prestación por parte del Estado, pero sí se podrá cobrar otra prestación de un importe inferior.

Qué pensión me corresponde

Cumplidos estos requisitos, la pensión por jubilación de cada persona varía en función de varios factores, como son los años totales cotizados, el salario medio de los últimos años... Si se han cotizado los 15 años mínimos, pero en ese tiempo el salario ha sido más bien bajo, el Estado establece una pensión mínima para todo aquel que cumpla los citados requisitos pueda acceder a su jubilación. Las cantidades, a fecha de 2020, son las siguientes: 683,50 euros si no se tiene cónyuges al cargo, 843,40 euros con cónyuges al cargo y 648,70€ con cónyuge no a cargo.

Si no se han alcanzado los 15 años de cotización, se podrá cobrar la pensión de jubilación no contributiva, cuya cuantía será bastante menor.

¿Cómo puedo aumentar mis ingresos?

Para poder complementar la cantidad percibida por el Estado, y vivir sin preocupaciones económicas los años venideros, existen varios productos de ahorro a largo plazo que se pueden contratar mientras se está trabajando, para poder ir haciendo aportaciones periódicas que, llegado el momento del rescate, además hayan generado rentabilidad. Aunque dependiendo de la situación de cada persona es más recomendable un producto u otro, y lo más recomendable es dejarse asesorar por los expertos bancarios, los métodos de ahorro más comunes son: