El año 2023 fue el más cálido desde que existen registros, según determina el último informe sobre el clima publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM). La temperatura media en la superficie terrestre aumentó en 1,45 grados centígrados respecto a la época preindustrial tomada como referencia (1850-1900), lo que nos acerca peligrosamente al límite de 1,5 grados centígrados de aumento al que se comprometieron los países firmantes del Acuerdo de París.

Pero durante el pasado año no solo se han alcanzado cotas históricas en las temperaturas, sino también en lo relativo a emisiones de gases de efecto invernadero, deshielo de los casquetes polares, aumento del nivel del mar y calentamiento de los océanos. De hecho, el informe señala que más del 90% de los océanos del planeta sufrieron olas de calor en 2023, con los perjuicios que esto conlleva para los ecosistemas marinos.

Por su parte, los glaciares han perdido alrededor de un millón de kilómetros cuadrados en comparación con el registro de 2022, una extensión correspondiente al tamaño de Francia y Alemania juntas. Esta pérdida es la más alta registrada en la historia, provocando que la superficie de hielo actual en la Antártida sea más baja que nunca. El informe de la OMM señala también una mayor incidencia de las catástrofes climáticas, que afecta principalmente a los países menos desarrollados y acentúa la desigualdad. De hecho, consideran que esta crisis ambiental es un factor agravante de la inseguridad alimentaria, que se ha duplicado desde 2019, llegando hasta los 333 millones de personas en 2023, según datos del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.

La sequía, las inundaciones, los ciclones tropicales y los incendios forestales fueron los principales desastres naturales que marcaron el 2023, que se ha convertido en el año con mayor gasto derivado de los destrozos ocasionados por dichas catástrofes. Según datos de la consultora y corredora de seguros Aon, el gasto a nivel mundial ascendió a 380 millones de dólares.

Nuevos máximos este año

Las perspectivas para el 2024 no son mucho mejores: la ONU advierte de que este año podrían volver a batirse los récords de temperaturas y registrarse nuevos máximos históricos, e insiste en la necesidad de tomar medidas para reducir la contaminación generada por los combustibles fósiles.

En relación con esto, el informe de la OMM apunta hacia las energías renovables como principal solución para revertir los efectos de la crisis climática y cumplir con los objetivos de descarbonización, calificándolas de ‘rayo de esperanza’. De hecho, en 2023 la capacidad de generación de energía renovable creció casi un 50% respecto al año anterior, con la energía solar en cabeza, seguida por la eólica.

El crecimiento en la producción de energías verdes, el más alto de las dos últimas décadas, aporta una perspectiva algo más optimista, pero los expertos destacan que sigue sin ser suficiente. El informe de la OMM vuelve a hacer patente la necesidad de adoptar medidas urgentes para reducir las emisiones y mitigar los efectos de un calentamiento global que, por ahora, sigue imparable. 

¿Y qué podemos hacer nosotros?

Aunque el fin de la crisis climática está en manos de los gobiernos y las grandes empresas, cada uno de nosotros podemos aportar nuestro granito de arena incorporando pequeñas rutinas a nuestro día a día.