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Las diócesis aragonesas muestran con seis historias personales el servicio que la Iglesia católica presta a la sociedad

Amparo, Ana, Rosa, Nacho, Juan y Silvia dan voz al proyecto ‘Trabajamos por Aragón’.

Amparo, Ana, Rosa, Nacho, Juan y Silvia son los protagonistas de la campaña ‘Trabajamos por Aragón’, seis rostros desconocidos para el gran público que representan a los miles de creyentes que cada día se entregan en Aragón para mejorar la vida de los demás sin esperar nada a cambio. 

La campaña humaniza los números de una institución que, solo en Zaragoza, presta al año más de 460.000 servicios para mitigar la pobreza y pone a la disposición de la sociedad decenas de centros que atienden a mujeres víctimas de violencia, promueven el trabajo, la rehabilitación, asisten a inmigrantes, personas mayores, enfermas, etc. 

Para dar voz e imagen al trabajo se ha creado un especial multimedia en el que se ahonda en las historias de Amparo Ripoll, enfermera del programa ‘Chatillón’ de Teruel, que presta atención humanitaria a mujeres inmigrantes en situación de vulnerabilidad; Ana Gota, directora de la Casa Familiar de la Fundación Blanca de Huesca para personas vulnerables y dependientes; Rosa María Jiménez, voluntaria en el centro Foragal de acogida para mujeres que ejercen la prostitución en Zaragoza; Nacho Hernández, párroco en la Iglesia de Albarracín comprometido con la España Vacía; Juan San Martín, el organista titular de la Basílica del Pilar, y Silvia Peropadre, presidenta de la Junta Coordinadora de Cofradías de la Semana Santa de Barbastro.

Construir una sociedad más humana

Seis historias reales con nombre y apellidos cuya generosidad y entrega hacen que mejore la vida de los demás sin esperar nada a cambio. Y, sobre todo, fuera de los focos, tanto en la acción como en la contemplación, con la esperanza de construir una sociedad más humana y fraterna. Su labor, tal y como explican, es invisible a los ojos de la gente, pero necesaria para quienes reciben su ayuda.

La riqueza social que genera la Iglesia de Aragón solo se explica con la vida de los miles de cristianos anónimos que tratan de mejorar el mundo desde el Evangelio y sientan las bases de una sociedad más igualitaria. Los números de las seis diócesis aragonesas no dejan lugar a la interpretación: si la Iglesia cerrara un día, el sistema colapsaría.

Las historias de Amparo, Ana, Rosa, Nacho, Juan y Silvia son todas distintas, pero tienen en común valores inherentes a la Iglesia Católica como la solidaridad, la generosidad o la fraternidad. ‘De Aragón al Cielo’ gracias a estos seis protagonistas que trabajan por Huesca, Zaragoza y Teruel de la mano de la Iglesia Católica.