Dicen los vecinos que la plaza de Capdesaso "está muerta" los lunes, justo el día de descanso semanal de Marina Barberán y su marido, los encargados de llevar la tienda, el bar y las piscinas de este pueblo de Los Monegros. Sin embargo, a partir del martes, y especialmente durante el fin de semana, la plaza cobra vida, hay más trasiego de gente, se oye conversar en la terraza y los aromas a café, almuerzos y cenas envuelven el centro de la localidad.

Es un claro ejemplo de cómo repercute el Multiservicio Rural en el día a día de las pequeñas localidades de Aragón. También de lo importante que es que sus gestores sean trabajadores, solícitos y queridos por todos. "Le han dado la vida al pueblo", afirma rotunda Pilar Abenoza, una vecina de Capdesaso que dice estar "encantada" con ellos. Como ella no conduce, es el matrimonio el que se ocupa de traerle lo que pide hasta la misma puerta de casa. Y no es la única, pues tal y como cuentan Julia Campdepadros y Alexia Capuz, también vecinas del municipio, "a la gente mayor les traen de todo lo que necesitan". Por su parte, explican que lo que más papel les hace a ellas y a sus respectivas familias es el bar: "El fin de semana vamos muchísimo, es el centro social del pueblo y allí nos juntamos".

Entre semana también hay movimiento en Capdesaso. Los temporeros son clientes habituales de la tienda, así como los operarios que están trabajando en la remodelación del nuevo edificio municipal que se levanta en la plaza y que se prevé inaugurar el año que viene. En él se alojará el Multiservicio Rural y, desde fuera, las instalaciones prometen.

El valor de la vida rural

La vida de Marina ahora nada tiene que ver con la anterior en Barcelona, ciudad que considera un "caos", un constante "bullicio" y en la que los precios de la vivienda están por las nubes. "Mi hermana llevaba años viviendo por esta zona –relata–, de modo que vine a visitarla y me gustó todo esto. Justo un cliente suyo le comentó a mi marido que vendía una casa cerca de Sariñena y... fue todo muy rápido. En octubre lo estábamos hablando y en diciembre ya estábamos viviendo aquí en el pueblo", explica. Un año después, quienes llevaban el Multiservicio Rural lo dejaron y fue cuando la pareja se animó a cogerlo, lo que fue muy celebrado por los vecinos. El valor de la vida rural

No es de extrañar, pues este tipo de negocio son una eficaz medida contra la despoblación en el medio rural y, por ello, el Gobierno de Aragón apuesta por su implantación y respaldo en los pequeños municipios. Y es que Capdesaso también tuvo sus años de gloria. Pilar, "vecina de toda la vida" como ella misma dice, recuerda cuando eran más de 500 habitantes, cifra que choca con el actual centenar. Sin embargo, son varios los niños que viven en el pueblo todo el año, entre ellos los de Julia y Alexia, madres jóvenes que hablan de cuando en el pueblo no había tienda ni bar destacando, al mismo tiempo, lo importante que es su existencia.

Marina y su marido enseguida se dieron cuenta de que su negocio iba más allá de ser un medio para ganarse la vida. "En cuanto lo cogimos, empezó la pandemia, a los tres o cuatro días. – Y continúa– Nos encárgabamos de traerle todas las cosas a la gente que no podía salir y, a la vez, el pueblo también nos ayudó mucho". Ella también le ha puesto su propio sello al negocio con una atractiva carta de bocadillos y platos combinados, pues antes en el bar solo se despachaban bebidas: "Gustan mucho mis hamburguesas, a una le he puesto el nombre de Carrascal, como homenaje a una zona del entorno del pueblo", explica mientras sonríe.

Ella valora mucho la paz y tranquilidad que le brinda Capdesaso y confía en poder seguir presumiendo de ello muchos años más. Que sea así, Marina, mucha suerte.

"Es importante que el pueblo tenga tienda y bar"