Usted fundó Aldea Asesores con 26 años. ¿Cómo fueron sus comienzos y que le llevó a abrir una empresa siendo tan joven? 
Mi padre se dedicó durante más de 40 años a la albañilería trabajando como autónomo. Los tres hermanos compatibilizábamos los estudios ayudándole con tareas físicas como descargar sacos de cemento (entonces pesaban 50 kilos, hoy bastante menos), etc. Todo aquello nos sirvió de acicate para estudiar. Al finalizar la carrera, desarrollé varios trabajos como empleado en seguridad, hostelería… pero influido por la vena autónoma de mi padre decidí abrir el despacho. 

Esos primeros tiempos del negocio, ¿cómo los calificaría?
Resultaron duros, porque en 1993 después de la Expo de Sevilla y de los Juegos Olímpicos de Barcelona, España se sumió en una crisis económica y financiera formidable. De hecho, multitud de empresas quebraron con un aumento espectacular del desempleo. Pero el ímpetu e ilusión de la juventud podían con todo…

¿Podría explicar, a grandes rasgos, cuáles son las actividades principales que llevan a cabo habitualmente en Aldea Asesores? 
Prestamos un asesoramiento integral a las empresas en los ámbitos fiscal, laboral, contable y jurídico. Asimismo, acompañamos en toda tramitación legal a los familiares que han sufrido la pérdida de un ser querido en unos momentos complicados. Buscamos la solución fiscal idónea para liquidar la menor cuota tributaria posible siempre dentro de la legalidad. También nos encargamos de la adjudicación de saldos bancarios e inscribimos los inmuebles en los registros de la propiedad.

¿Cuántas personas forman el equipo profesional de su asesoría y qué sectores cubren? 
Nuestro equipo está compuesto por cinco personas. Jesús se ocupa de la asesoría laboral, mientras que Alejandro trata directamente con los autónomos. Por su parte, Lorena lleva todo lo que atañe a las cuestiones financieras de las empresas y Rubén se encarga de la parte informática. Yo mismo llevo la asesoría jurídica y la coordinación en general del despacho.

¿Qué formación priorizan ustedes para su equipo? 
Creo que la formación es importante, pero aún lo es más el interés por estar al día de todas novedades legales y de los nuevos criterios que se imponen desde la Administración.

Su empresa cumplió el año pasado tres décadas. ¿En qué ha cambiado su labor a lo largo de todo este tiempo? 
Se ha producido un cambio vertiginoso. Hemos pasado del papel para todo a prácticamente papel cero. También ha habido una transformación en cuanto a las gestiones con las administraciones públicas: antes eran presenciales y ahora tanto los impuestos, como los recursos y las alegaciones se llevan a cabo por vía telemática. Por ejemplo, en 1993, cuando abrimos nuestra asesoría, era necesaria la presentación física de los impuestos en la Agencia Tributaria en las entidades bancarias. Y las demandas se presentaban físicamente en el Juzgado. Hoy en día absolutamente todo se registra por internet.

¿Cree que puede tener cabida la inteligencia artificial en el ámbito de su despacho? 
La inteligencia artificial (IA) ha venido para quedarse, pero en nuestro sector todavía es imprescindible el trato humano. Cuando una empresa recibe una notificación de Hacienda, prefiere encontrarse cara a cara con su abogado y que este le ofrezca la solución idónea. En idéntica situación se encuentra quien hereda de un familiar. La IA sí resulta muy útil para consultar la jurisprudencia y los criterios de la Agencia Tributaria, pero todavía no puede sustituir el razonamiento humano.

¿Hay alguna tendencia en su sector que quisiera destacar? 
Destacaría el asesoramiento fiscal: no deja de evolucionar. Además la administración tributaria cambia sin previo aviso sus criterios de aplicación y es conveniente conocerlos.

¿Qué cuestiones les hace especiales respecto a otros despachos y otras asesorías? 
Nos diferenciamos en el trato personal y directo con el cliente, además de que abarcamos todas las áreas posibles de la empresa. En el ámbito de las herencias, destacamos por la empatía con los familiares y la búsqueda de la mejor decisión fiscal.

Muchos autónomos y pequeñas empresas aseguran que el dinero mejor gastado es el de no tener que ocuparse de realizar ellos mismos sus impuestos. ¿Considera usted que cada vez es más complicada para el empresario la presentación tributaria y hacerlo, además, de modo telemático? 
Las empresas ya dedican bastante tiempo a su quehacer diario, atender a sus propios clientes, dar instrucciones a trabajadores… Por ese motivo, desean delegar estas funciones legales y fiscales a su asesoría de confianza. El gasto invertido en su asesor se recompensa con creces con la optimización fiscal y el ahorro del bien más preciado que poseemos: el tiempo.

Ustedes tienen el lema: ‘Ocúpese de su empresa mientras nosotros nos ocupamos de todo lo relacionado con hacienda, inspecciones de trabajo, Seguridad Social y resto de administraciones’. ¿Es un alivio para el empresario descansar en ustedes? ¿Cómo les ayudan a crecer a sus clientes? 
Les ayudamos ahorrándoles tiempo y dinero para que se desempeñen completamente en su empresa. Si el asunto encomendado no resulta de nuestra competencia, derivamos al cliente a uno de nuestros colaboradores de acreditada experiencia.

El territorio de Aragón, ¿cree que tiene alguna particularidad respecto a otras Comunidades Autónomas en el ámbito de su trabajo? 
Aragón goza de una estabilidad política y económica a nivel autonómico y municipal que constituye un polo de atracción y apoyo para las empresas. Nos hemos constituido en una comunidad enormemente atractiva para las organizaciones basada en impuestos competitivos, apoyo administrativo y acompañamiento al emprendedor. 

¿Perciben ese atractivo aragonés en su asesoría? 
Por supuesto, y de hecho cada vez más se acercan clientes de provincias limítrofes que desean iniciar su actividad empresarial en Aragón.

¿Cómo vislumbra el futuro de las asesorías? 
Auguro un futuro inmediato de éxito y muchísimo trabajo.